13/10/2024

Javier Perianes, director y solista en una doble dimensión

 Palacio de la Ópera, A Coruña. 11 de octubre

Auditorio de Vilagarcía de Arousa, 10 de octubre

Concierto de la OSG con una nueva visita de Javier Perianes, como director y solista en  con un programa que se avenía a sus dominios dentro de un monográfico beethoveniano que nos dejaba el Primer concierto para piano y orquesta, en Do M.Op. 15 y el Tercero, en Do m. Op. 37. Personal experiencia de la que nos dejó en programaciones recientes, en las que emparejaba como solista y director a Beethoven con Mozart o Liszt. De años atrás, nos queda otra de sus participaciones con esta orquesta, interpretando el Cuarto concierto, en Sol M., Op. 58, con Dima Slobodeniouk Perianes probó con la West- Eastern Divan, de Barenboim en la serie Barenboim con Beethoven, para una grabación en DVD de las sonatas pianísticas, acompañándole en sus clases magistrales con diferentes intérpretes. De largo venía esa relación con el maestro argentino, ya desde el momento en que Alfonso Aijón, medió para que fuese posible ese encuentro, dejando como resultado una mutua consideración. Más recientemente, Perianes ofreció una integral de los conciertos para piano,  con Juanjo Mena y la London Philharmonic O., en los años de formación, sus maestros quisieron que estuviese siempre atento al gusto por el sonido, cómo tratarlo y cómo percutir la cuerda con criterio y sensibilidad, recibiendo el elogio de Barenboim, para los detalles más precisos pensando en su caso en el cuidado de la técnica y a los personales descubrimientos. Ese trabajo sobre el sonido, radica en una visualización de lo que se pretende obtener, un proceso largo que será causa de replanteamientos continuos que afectarán también al repertorio de los grandes españoles, que van de Falla, Mompou o Blasco de Nebra.

El Concierto para piano y orquesta nº 1, en Do M. Op. 15, no alcanza la cumbre de sus obras maestras sirviendo como introducción a los primeros conciertos del autor, en lo relativo a salto cualitativo. Fue compuesto después del Op. 19, pero al ser el primero de los dos, recibió un número más bajo. Extraordinario pianista, había sobresalido en las escuelas privadas y en las veladas íntimas, soliendo escribir las partes del solista antes que el resto de la obra. Este concierto sería presentado en  Praga en su primera redacción, esperando a la vienesa en segunda versión (1800). Para Jan Swaford, el carácter solista es más singular que el escrito en Si b, arrancando en el Allegro con brio,  expuesto el piano con una melodía de amplio aliento lírico, tras el militar tutti orquestal de apertura. Beethoven dio al solista el carácter, de digamos, un jovial teniente de un regimiento, sentimental pero enérgico y dueño de sí mismo. El segundo movimiento Largo, en La b M-inusual en una obra en Do M.- es atmosférico, introspectivo y gradualmente apasionado. El Rondó: Allegro scherzando, muestra al solista como si fuese un muchacho bullicioso, con su agitada danza que nos desafía a que adivinemos el compás. El tema del Rondó aparece por última vez en la tonalidad más errónea posible, Si M., para ser finalmente devuelto de nuevo a un correcto Do M., el estilo de este finale, viene a ser una versión de la danza juguetona, generalmente más plácida, conocida como Englische, que poco después recuperará su interés. Según el autor, una buena política de un músico, exige guardar para sí los conciertos propios durante unos cuantos años. Originalmente, la obra había sido dedicada a la princesa Barbara Keglevich Odescalchi. Partimos de los dos primeros conciertos, todavía deudores de la estética del Clasicismo. Fueron aspectos que Perianes  resaltó con seguro criterio de orientación desde su protagonismo en el piano a la  proyección orquestal propiamente dicha.

El Concierto nº 3, para piano y orquesta, en Do m. Op. 37, respondió a un momento en el que acuciaban los problemas de sordera, que no le impedirán ofrecer galas benéficas en abril de 1808, en la que tocaría como solista este concierto, la obertura Coriolano y la Cuarta sinfonía, preparando la asistencia del estreno del Triple concierto, compuesto cuatro años antes y publicado en particellas, el año anterior. Este Tercer concierto para piano, se sitúa en la línea divisoria entre el viejo estilo y el nuevo camino, confiriendo a la obra un carácter central y un broche en los planos materiales y estilísticos. Única obra para solista escrita en una tonalidad menor, cuya primera ejecución se ofreció en el Theater an der Wien, propiedad del polémico Schikaneder, el empresario que lo construyó. Aquel concierto añadía su Segunda Sinfonía Op. 36, con el propio autor al piano, todavía con la partitura incompleta, según uno de sus alumnos presentes. Tanto el Allegro con brio, como el Rondó: Allegro final, suponen una vista al pasado en la que afloran manierismos vieneses. Un Allegro con brio, que se apoya en la tradicional forma –sonata, que se mete en la piel de una fisionomía castrense y un dramatismo retórico típico de los viejos conciertos del género hasta el detalle de haber sido definido con la expresión jocosa: Concierto militar dramatizado. Entre los dos temas, uno enfático y otro cantábile, no aparece la dialéctica constructiva de otras páginas. La obra levantaría  el vuelo en el Larghetto estático, un fragmento dotado de una seductora fascinación, una rareza en Beethoven a modo de escena vocal de gran aliento que subyuga al oyente, por su aire de reflexión íntima y solemne, sobre un tema propuesto varias veces, una forma de particular refinamiento y preciosismo. El Rondó: Allegro supuso estilísticamente esa página agradable y fresca, con muestras de impulsos zíngaros y posiblemente pintorescos. Este concierto, responde a los sufrimientos que comenzaban a agobiarle de manera ostensible y a plena conciencia. La búsqueda de un contacto equilibrado y positivo con aquella sociedad con la que parecía encontrarse a gusto, era voz de alarma de lo resultaría en definitiva una  situación de exclusión. Obra dedicada a rey Luis Fernando de Prusia, también compositor de talento y admirador suyo.

Ramón García Balado  

Javier Perianes/ Orquesta Sinfónica de Galicia

Obras de Beethoven

Auditorio de Vilagarcía de Arousa

Palacio de la Ópera, A Coruña

09/10/2024

Rameau, pièces de clavecín en concerts, por La Reverencia de Andrés Alberto Gómez, en el VI Ateneo Barroco

 Teatro Principal, Santiago de Compostela

 

La Reverencia  de Andrés Alberto Gómez renueva sus fidelidades incondicionales con Jean-Philipe Rameau, tras los cuartetos de la cita pasada, en el VI Ateneo Barroco, esta vez con un programa bajo el reclamo de Rameau, pièces de clavecín, en concerts. A elocuente xeometría do son, en el Teatro Principal-día 12, a las 20´00 h.-, integrando La Reverencia Pavel Amilcar-violín-, José Fernández Vera- flauta travesera-, la chelista Sara Ruíz, quien también dejó su impronta en un programa dedicado a la viola da gamba, centrado en el tricentenario de Karl Friederich Abel (1727/89), en la Igrexa da Universidade, y Andrés Alberto Gómez, clavecinista y director. Fundamental y como referencia en cuanto al grupo, es ese interés profundo por la obra  de Rameau, en un trabajo de investigación que les  lleva hasta lo más profundo del conocimiento y dominio de su legado, siempre en el ámbito de los tratamientos historicistas, presentándose desde su creación en certámenes que encuadran en esas exigencias desde el Festival de Daroca, al de Música Antigua de Cagliari, el Festival de Santander, Pórtico do Paraíso, FEMÁS, de Sevilla, y como grupo grabaron De Oculta Philosophia (2013), un filme documental dirigido por Daniel Villamediana. Cuentan en la actualidad con un sello propio  Vánitas, con el que dan  a conocer sus proyectos.

Andrés Alberto Gómez, tuvo como maestros en clave a Salvo Romeo y Patricio Pizarro- Conservatorio París-, ampliando con Jan Willen Jansen, Tony Millán, Yves Rechsteiner o Hughette Dreyfuss, concluyendo su formación en La Haya, con Jacques Ogg y también en la ESMUC, con Beatrice Martin. Profesionalmente colaboró con Les Arts Florissants (William Christie) , Canto Coronato, Armonia del Parnas, la Orquesta del Conservatorio de La Haya, Paul Dombrecht, Paul McCreesh, Tasto Solo, La Fura del Baus y Divina Mysteria. Las Variaciones Golberg de J. S. Bach, escuchadas en el VI Ateneo Barroco, por Diego Ares hace unos días, también suscitaron su atención, por las que recibirían galardones de consideración.

J.P. Rameau, en este selecto ramillete de referencia, son un modelo de los estilos cultivados en la Francia dieciochesca, teniendo artistas que actualmente tientan el interés tanto de  virtuosos como de aficionados, nombres como Mondonville (1734), Elisabeth Jacquet de La Guerre (1707), Louis Gabriel Guillemain (1745), Luc Marchand (1748), Jean Foucquet (1752), Jacques Duphly (1756) o el más divulgado Michelle Corrette. Un conjunto de obras condensadas en cinco conciertos para violín, viola da gamba y clave, en un estilo de trío sonata a la italiana y que pueden interpretarse también en cuarteto, añadiendo la flauta travesera, requiriendo intérpretes de contrastados recursos y soltura de ejecución. La elección de Rameau por el violín, respondía a la preponderancia heredada por la escuela italiana, procedente preferentemente de A. Corelli y A. Vivaldi, en un diálogo resulto frente a la viola da gamba, de tradición francesa, recibida de Marin Marais y Antoine Forqueray, mientras que el clave, ocupa los detalles de moderador y unificador.

Pièces de clavecín en cinco conciertos,  editadas en París en 1741. Pièces de clavecín en concerts, avec un violon o une flûte, et une viole o un deuxieme violon, precedidas a modo de introducción por cuatro advertencias destinadas a los intérpretes (Avis aux concertants. Avis pour le clavecín. Avis pour la flûte, substitutée au violon et Avis pour la viole. Tres piezas del Primer concierto, en Do m. ofrece  La Coulicam, sobre la que se especuló mucho sobre su título, siendo Michel Bennet se explicará por  razones de moda, muy en la línea de P. du Cercau, que se inspira en el persa Thamas Kuli Khan. La Livri (rondo grazzioso), transcrita para clave por el autor, puede hallarse en la tragedia lírica Zoroastro, en una dedicatoria al conde de Livri, uno de sus benefactores. Un rondó-couplet en forma de aria, expresada por el violín (o la flauta), trazada por corcheas del clave.  Le Vézinet (Allegremente sin prisa), es una evocación del pueblo cercano a París, una composición llena de franqueza y encanto, en donde el clave disfruta de notable autonomía, con respuestas virtuosísticas de las cuerdas.

El segundo concierto, en Sol M., con cuatro piezas, comienza con La Laborde (con decisión), un homenaje a Jean Benjamin de La Borde, infante prodigio y compositor, alumno suyo y miembro de la O.C. de Luís XV, personaje al que la historia reservará un tétrico futuro en la guillotina en 1794. Fue autor de un tratado sobre la Música moderna y antigua (1780).  La Boucon (aria graciosa), fue dedicada la clavecinista Anne Jeanne Boucon, mecenas y gran aficionada a la música y esposa de Mondonville. Una página ensoñadora y dulce, parecida a una sarabande. L´ Agançante (La provocativa), en la que hizo una versión para clave solo, orquestándola después en Zoroastro. Destacan los tres instrumentos en paridad de trato y la alegría manifiesta de la flauta.  Minuet I-II (Sol M y m.), ambas ensoñadoras y expresivas, siendo la segunda orquestada en Las Fiestas de Polimnia.

El Tercer concierto, En La M. en tres piezas, parte de La Lapolinière  (con decisión), página  especialmente bella en un homenaje ofrecido a su preceptor desde 1733, una pieza de virtuosismo de ritmo resuelto y fantástico, punteado por acordes simultáneos y calderones. Los diseños y pequeños motivos, en imitación, se encabalgan sin cesar.  La Timide, primer rondó gracioso, en dos muestras, tendrán transcripciones para clave solo, presentándose como fragmentos tiernos y expresivos. El segundo rondó se caracteriza por la escritura en terceras del clave, al que responden las cuerdas por afinidad, secundados por dos couplets.  Tambourin I y II, conservan la alegría y la desenvoltura de una danza provenzal y la segunda animará al autor a incorporarla a Dardanus, aunque ya figurase en Castor y Pollux.

 El Cuarto concierto, en Si b M., se reparte en tres piezas. La Pantomime (Loure viva), danza francesa de talante moderado, iniciado con una anacrusa. La loure se expresa a través de su ritmo ternario y pesante, pieza osada en estilo de siciliana, logrando en ella una de las páginas más poéticas de los conciertos, acentuada por la ráfaga de seisillos y septillos, entremezclados con el clave. L´Indiscrète (rondó vivament) en dos partes, recibirá su transcripción para clave solo.  El estribillo del rondó con dos couplets es un momento gracioso gracias a las cuerdas que corren sobre ligeros quintillos en arpegios de semicorcheas del clave. La Rameau (con decisión), el autor homenajea a su compañera Marie –Louise Mangot, aceptando su dotes como intérprete aunque aceptando sus dudas. Pieza brillante y una exaltación vital por excelencia,  escrita en estilo italiano, desde un tema ascendente en arpegios descompuestos

El Quinto concierto, en Re m, completa la serie con tres piezas, La  Forqueray, fácil comprender esta pieza, una fuga en forma de epitalamio dedicada el célebre violista Jean Baptiste Forqueray con motivo de sus esponsales, en marzo de 1741, con una dama que era excelente clavecinista, una página importante en forma de fuga estricta a la francesa sobre un mismo sujeto por saltos de octavas. Destacan tanto el clave como el violín y la viola y su desarrollo resulta denso. La Copis (con decisión), repartido en tres motivos, en dedicatoria a François Copis, hermano de la bailarina Camargo y primer violín de la Opéra. Recibió orquestación en forma de aria para El tiempo de la gloria, opéra-ballet, con libreto de Voltaire y que tendrá nuevo trato en la Suite en Re  del Deuxiéme libre de piéces de clavecín, Les soupirs y L´Entretien des Muses. Les Marais, evidentemente dedicada a Marin Marais, uno de los grandes popes de la viola da gamba, muerto en 1728. El conjunto de conciertos resultan más apreciados que la versión en sexteto- o conciertos en sexteto-, falsamente atribuidos a nuestro Jean Philippe Rameau

Ramón García Balado

06/10/2024

Diego Ares: Variaciones Goldberg de J. S. Bach en el VI Ateneo Barroco

 Teatro Principal, Santiago de Compostela

 

Concierto en el VI Ateneo Barroco, en el Teatro Principal con el clavecinista Diego Ares- día 8, a las 20´00-, quien se decide por las Variaciones Goldberg BWV 988, de J. Sebastian Bach, intérprete merecedor de tres Diapason d´Or y que tuvo como maestros a Pilar Cancio, Richard Egarr, Genoveva Gálvez y Carmen Schibli, tras estudiar piano con Aleksandras Jurgelionise  y Aldona Dvarionaitée. Ofreció recitales en certámenes como la Roque d´Anthéron, la Abbaye de Royamont, Quincena Musical Donostiarra, Música Antigua de Utrech, Festival de Santander, Bach de Tokyo, Músiq´3 (Bruxelas), Música de Cámara de Ginebra, y colaboraciones con la O.S. de Bretaña, la O.C. de Granada, la O. Sociedad Bach (Países Bajos) o la Bética de Cámara. Compaginó su carrera en el espacio camerístico con Laura Adriani, Hille Pert, Josexu Obregón, Rachel Podger, Ignacio Prego, Shunske Sato, Lina Turn Bonet o Maurice Stegere. Grabó registros para Columna Musica (dos conciertos de J.S. Bach); Harmonia Mundi (obras de A. Soler y D. Scarlatti); Ibs Classical (integral de Sebastián Albero)- pendiente de publicación-  y Mirare (Sonatas para clave y viola da gamba de J.S. Bach, con Margaux Blanchard), además de colaborar en el proyecto Allofbach  y en la  grabación de City Light Symphony O., sobre  John Williams, tocando  la parte para clave de las Aventuras de Tintín (sello Prospero)

Las variaciones Goldberg, de J. S. Bach: Johann Gottlieb Goldberg, cuyo nombre ha quedado ligado de forma tan duradera con las 30 variaciones gracias al relato de Forkel, nació en Danzig en 1727. Cuando Bach  obtuvo el título al que aspiró durante tanto tiempo, Goldberg no había cumplido todavía los diez años y, probablemente no había entrado todavía al servicio de Keyserlingk. Si son ciertas las sospechas de que el inicio de trabajo de composición de las Variaciones Goldberg, se han de situar entre 1733/6, el ciclo no tuvo originariamente nada que ver con la persona de Goldberg. Puesto que Bach concluyó la obra en 1741, se ha de suponer que tras la obtención del título, en 1736, abandonó en un primer momento su trabajo y lo retomó luego en  1740 o 1741, para concluirlo felizmente cinco años después de haber conseguido el título en la corte de Dresde. Esta última fase del trabajo de Bach en las Variaciones, parece coincidir con las fechas en que, según Spitta, comenzaron los viajes a Leipzig, del conde Keyserlingk y su clavecinista Goldberg. No hay por qué  dudar de que Goldberg era capaz de interpretar estas piezas y de que las tocó en repetidas ocasiones.

Heinz Hermann Niemöller, aboga a favor de la composición de las Variaciones en dos fases. La primera anterior a 1736, estuvo fuertemente determinada por las aspiraciones de Bach, al título en la corte. Las Variaciones según movimientos de suite y de carácter cortesano y, en particular, las polonesas virtuosísticas del grupo intermedio, muestran que el destinatario secreto de esta composición fue el principio el príncipe elector de Sajonia, quien en este momento hubo de luchar por su reconocimiento como rey de Polonia. Cuando Bach obtuvo por fin el título en la corte, tras un esfuerzo de tres años, desapareció el motivo para continuar con el proyecto. La inclusión posterior de las Variaciones- firma, se ha de entender pensando en que Bach, cambiaba la dedicatoria para dirigirla ahora al conde Keyserlingk, en agradecimiento por su ayuda en la consecución del título. Las trasposiciones realizadas en los dos grupos de variaciones marginales 1-3 y 28-30, debieron de ocurrir en la segunda fase de trabajo de composición.

Si se contempla la sucesión de las Variaciones Goldberg, lo primero que llama la atención es la correspondencia simétrica de las dos variaciones- firma, números 1 y 30. Inmediatamente se aprecian con claridad que las variaciones del primer grupo, están tratadas como movimientos de suite independientes. Ralph Kirpatrick y Hermann Keller, destacaron los rasgos comunes a las variaciones que por lo general preceden a un canon, se trata casi siempre de composiciones a dos voces de movimiento muy rápido y de carácter virtuosistico, con entrecruzamientos frecuente de las voces y superposición de manos. En las variaciones números 23, 26 y 28, recurre Bach a una tercera y cuarta voz. La variación nº 28, estilística y rítmicamente, es una polonesa y la nº 29, puede interpretarse a modo de polonesa virtuosística; ambas variaciones constituyen una grandiosa réplica a la variación nº 30, el Quodlibet, y a la repetición del aria temática al final del ciclo. Al titular esta variación con el nombre de Quodlibet, en las interpretaciones musicales repentizadas que se realizaban en las reuniones familiares de los Bach, cuya característica consistía en un entresijo lleno de gracejo, de melodías y textos, en parte espirituales y en parte profanas. La mayoría de los investigadores han constatado la inclusión de la variación 30, el Quodlibet, en lugar del canon a la décima que se echa en falta, además, existe la posibilidad de que también la variación nº 1, se haya añadido posteriormente. La respuesta la encontramos en la página en donde aparece el título de la obra, en ella, Bach se intitula compositor de corte del rey de Polonia y príncipe elector de Sajonia, por tanto, Bach firma su composición con las variaciones primera y última, al trasponer en forma musical su doble título en la corte. La variación 1 (polonesa), representa a Polonia; el Quodlibet, con sus dos aires populares de Turingia- Sajonia, a Sajonia.

Ramón García Balado

Paseos compostelanos con la Banda Municipal

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Primer tramo trimestral de temporada otoñal con la Banda Municipal dirigida por Casiano Mouriño Maquieira en el Auditorio de Galicia- día 6, a las 12´00-, Dende Fonseca ao Burgo das Nacións, en colaboración con ExperimentalDanza que dirige Carlota Pérez, para un programa en el que destaca la actriz Adriana Paulos, coreógrafa, bailarina e historiadora del arte, quien conseguirá conciliar el mundo de la neurociencias en sus distintas percepciones en su traslación a las temáticas musicales en un difícil entramado de asociación. Aspectos que los oyentes podrán recomponer dentro de lo posible en un ejercicio de complejo malabarismo. En compañía, un elenco de colaboradores que integran ExperimentalDanza. Tendremos pues en agenda, compositores que estuvieron en la agenda de la propia Banda Municipal con cierta frecuencia, en su mayoría profesionales que destacan por su amplio catálogo dedicado a los trabajos para banda; clásicos como pueden ser Samuel Barber, el ruso Dmtri Shostakovich o George Bizet.

Alfred Reed a  modo de entrante que servirá para entrar en materia con ¡Viva Música!, compositor americano con un amplio catálogo de obras, compatibles con sus labores como director de orquesta y coros, que le llevarán a Europa y Latinoamérica. También realizó una importante carrera como docente, en lugares como la Juilliard School neoyorquina, en la que se había formado en su juventud, con Vittorio Gamini, preparando un esperanzador futuro como dotado arreglista, aspecto del que dejará constancia a lo largo de su vida. Fue director de la Baylor Symphony Orchestra, que le supondría los máximos galardones. Su obra de importancia entonces había sido  la Rhapsodie for viola and Orchestra, del año 1956,  galardonada con el Luria Prize. Fue miembro de Beta Tau Chapter of Phi Alpha Sinfonia, ampliando los oficios docentes en la University of Miami, en donde colaboraría con el compositor Cliford William, durante una década hasta mediados de los setenta.

La segunda escena de esta secuencia o pasaje que se explicará sobre la marcha, se apoya en el mundo de los bolerazos de Osvaldo Farrés (1902/85), un cambio de perspectivas que añade nuevas enjundias. Compositor cubano de todos conocido, gracias a ese estilo de enorme aceptación popular gracias a esos boleros y que todavía encandilan a los entusiastas de las músicas latinas. Farrés se hizo célebre por sus trabajos de divulgación en radio en aquellos años, como animado locutor y entrevistador, en las que mantuvo charlas con Nat King-Cole, Sara Montiel, Maurice Chevalier o Esther Williams. Su primer éxito notable lo había logrado con Acércate más, interpretado por Toña la Negra, pero su auténtica especialidad artísticas serán la cantidad sobresaliente de  guajiras-son. Una vida la suya, revuelta en lo social que le obligaría a un inevitable exilio, tras las distintas dictaduras de los gobiernos cubanos.

La siguiente escena en sus complejidades científicas en ese medio de las neuronas, quedarán confiado al tratamiento musical de Samuel Barber, en su grato Adagio for strings Op. 11, excelente pieza que como pocas divulgará la figura de este compositor nacido en Pennsilvania y que haría gran carrera en todos los géneros llegando hasta el operístico con Antonio y Cleopatra o Vanessa. Una pieza encantadora e irresistible dentro del género camerístico que, con fortuna, escuchamos con frecuencia y que en sus posibles traslaciones, no dejará de atrae nuestra atención. Su estancia en Roma tuvo algo que ver en la composición de esta pieza  y que en otro tratamiento recibirían el aprecio del maestro Arturo Toscanini. Su tema fundamental es sencillo y austero.

Nueva escena esta vez bajo la impronta de un músico de otras latitudes, el mundo del pop-rock, de Robert Smith, un músico que comenzó a darse a conocer con una de sus primeras bandas The Cure, sus devotos estarán atentos a su trayectoria durante años, siempre pendientes de nuevas agrupaciones rupturistas en esas tendencias que le llevarán a otros grupos como The Glove. Paolo Sorrentino le tuvo en cuenta para incluirle en su trabajo Cheyenne y Tim Barton, para Eduardo Manostijeras. Su técnica como guitarrista supondría un aspecto renovador. En la escena siguiente, en esta misma línea, John Mackey, con Sheltering Sky, músico que recibirá influencias de F. Tichelli y Percey Garinger, una composición que recibiría influencias del folklore y las músicas tradicionales que en este caso, redundará en la recreación de una ambientación que nos sumergen en una situación de una nebulosa diferenciadora fomentada por el tratamiento armónico e instrumental

La escena Tiran, lanzan roupas, se coloca en la Segunda suite de jazz, de Dmitri Shostakovich, otra de esas piezas tan frecuentes en las programaciones de conciertos. La suite de compositor ruso, poco tiene que ver con el jazz y con la inmensidad de su mundo sinfónico, del que en temporadas recientes, la OSG, nos fue ofreciendo lo más granado de sus sinfonías bajo la dirección de Dima Slobodeniouk y así hasta llegar a As neuronas falan do cerebro, página musical arropada por otra suite, en este caso con el minuetto de la segunda suite de L´Arlesiana, de George Bizet, tomada a partir de un melodrama de Alfonso Daudet, y destinado al Teatro de Vaudeville parisino, con éxito notable. Para cerrar, un nuevo apunte con The Divine Comedy Paradiso, de Robert Smith.

Ramón García Balado

 

 

Da Praza da Música a Rosalía de Castro con la Banda Municipal, en el Teatro Principal

  Teatro Principal, Santiago de Compostela Concierto de la Banda Municipal dirigida por Casiano Mouriño Maquieira en colaboración con Cant...