30/08/2024

La Bohème de Giacomo Puccini, en el LXXII Festival de Amigos de la Ópera, de A Coruña

 Palacio de la Ópera, A Coruña

Producción lírica del LXXII Festival de Amigos de la Ópera de A Coruña, recuperando un título tan emblemático como La Bohème, de Giacomo Puccini- días 8 y 10, a las 19´00 h-, con un cuadro de solistas en el que intervendrán los tenores Celso Albelo- Rodolfo-, Pablo Carballido- Parpignol-, los barítonos Massimo Cavallietti- Marcello-, Matteo Peirone- Benoit/ Alidolo- Jacobo Rubianes- Sargento- Manuel Mas-Schaunard- y Alfonso Castro-Durganiera-; las sopranos Mirén Urbieta Sierra-Mimi-, y Helena Abad-Musetta-y el bajo Simón Orfila, en el rol de Colline. J. M. Pérez- Sierra dirigirá a la OSG, contando el Coro Gaos, de Fernando Briones y una puesta escénica de Danilo Coppola, a los que se añade en Coro infantil Cantanbile, en una producción firmada por Luglio Musicale Trapanese.

La Bohème, ópera en la que destacan por sus calidades interpretativas las voces solistas bregadas en las exigencias del estilo verista, sigue en la distancia el relato de Henri Murger Scenes de la vie de bohème, a la que dará trato conveniente para el libreto Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, quien sabrán ingeniárselas para situarnos en el medio social de Luis Felipe de Orleans, un vuelco de tendencias que afectará a las artes escénicas de manera primordial promoviendo el surgimiento del verismo. Los años de penurias puccinianas ayudaron a esa entrega ya desde el momento en el que Leoncavallo le estimule a probar con una experiencia que reverberaba en su memoria juvenil. Murger (1822/61), hijo de un emigrante alsaciano, fue el autor de aquel folletín que continuarían la estela en boga y que aparecería por entregas en el diario Le Corsaire y que cuajará en ese relato. Detalles y aspectos de apunte autobiográfico, entremezclados con otros personajes cotidianos. Un analista posterior: Alexandre Schanne- Schnard- terminaría por identificar a algunos de aquellos personajes.

La Bohème, que remontaba a 1892, partía de Ruggiero Leoncavallo- autor de óperas y libretos-, quien pondría en manos de Puccini la posibilidad de escribir el libreto de una ópera de la que desconocía su procedencia, aunque en realidad estaba enfrascado en la escritura de Manon Lescaut, y la intención de responder a la propuesta parecía comenzar a cobrar forma. En resumen y por disparidad de pretensiones, todo acabaría con el enfrentamiento entre ambos. Tendremos a la postre dos Bohème. Una de Leoncavallo para el Teatro La Fenice veneciano, un año después que la de Puccini, aunque la del primero comienza sus andanzas en el Café Momus- que en la de Puccini se ofrece en el Segundo acto, observando en conjunto situaciones más ásperas y diálogos más tensos, con una implicación acentuada en las exigencias veristas.

Será para Puccini la preferencia sobre las pequeñas cosas de vidas comunes, modestas en cuanto a la descripción de las alegrías, las penalidades en común; el ardiente chasquido de las llamas en el fuego, el goteo de los carámbanos en el cuadro invernal del Acto III o el rayo de sol que ilumina cándidamente el rostro de la moribunda Mimì. Asunto que no solo pasa sobre el escenario sino que también deja sus destellos sonoros en la partitura de Puccini, que fijará su atención en puntuales momentos pintorescos tal cual la aparición del vendedor de juguetes en medio del gentío, en la feria de Nochenueva y la escena habitual en la que nos encontramos con la lechera, en la aduana a comienzos de ese Acto III. Una serie de cuadri o retablos  que describen la pretensión pucciniana , perfilando la verosimilitud de los detalles. En el transcurso de La Bohème, quedaremos solazados con esos momentos musicales que lo dicen todo de esta ópera irresistible. Esos que se van descubriendo a través de los cuatro actos, de irresistible atractivo para las galas líricas en beneficio de los grandes divos.

De ellos quedamos prendidos. El aria de Rodolfo Che gélida manina, queja y lamento ante una situación poco grata; la consecuente de Mimì, la bordadora de flores, en Mi chiamano Mimi, voz lírica y excelsa o el dúo entre ambos Oh, soave fanciulla, en un éxtasis de arromamiento.  En el Acto II, la presencia del coro Aranci, datteri!, en pleno barrio Latino parisino, frente al Café Momus, para dejar paso a otro momento de gran aliento, el vals-aria Quando men vo soletta per la via , con Musetta a la que secundan Alcindoro,Marcello, Mimì, Marcello, Schaunart, Colline y el coro en su conjunto. Para mayor participación de personajes en escena, la entrada del Acto III: Ohé, là guardie.. Aprite, con el coro y Musetta a su aire, y que en lo musical propiamente dicho, el autor se concede ciertas libertades en lo relativo al uso de tonalidades vagamente exóticas, que contribuyen a una recreación ingeniosa y precursora. También el  dúo Mimì è una civetta- Rodolfo y Marcell, con Mimì, en segundo plano y su aria D´ onde lieta uscii…culminado en un nuevo dúo que se convertirá en cuarteto: Dunque é propio finita- Rodolfo, Mimì, a los que se incorporan Marcello y Musetta. Llegará el Acto IV, comenzando con el dúo entre Marcello y Rodolfo In un coupé? a expensas de la entrada de Colline, con su aria de queja Vecchia zimarra, acercándonos al final con el dúo de Mimì y Rodolfo Sono andati…y el triste final con los protagonistas Rodolfo, Marcello, Schaunard, Colline y Musetta: Dorme, Riposa…Mimì se nos va en un hálito de ensoñación y pena. La Bohème es más que una especie de cristalización y dominio de determinados procedimientos conocidos anteriormente, resaltando en  en especial determinados giros melódicos que son ya herencia de nuestra música.

Ramón García Balado

28/08/2024

La Grande Chapelle, de Alberto Recasens: Francisco Guerrero y su tiempo en Espazos Sonoros

 Teatro Colón, A Coruña

 

Espazos Sonoros comienza su  andadura en el Teatro Colón, de A Coruña- día 1, a las 20´00h.- con  una preparación para la escucha, una hora antes, con Albert Recasens y Guillermo Fernández Rodríguez- Escalona, y un programa dedicado al entorno de Francisco Guerrero, añadiendo pasajes recitados de Tirso de Molina, Gutiérrez de Cetina o Francisco de Aldana, entre piezas de Miguel de Fuenllana, Alonso Mudarra y algún anónimo. Integran La Grande Chapelle las sopranos Irene Mas Salom y Raquel Mendes; los tenores Vicent Lièvre-Picard y Fernando Guimarâes; el bajo Gabriele Lombardi, junto al actor Luís Iglesias y la vihuelista Belisana Ruiz. Albert Recasens, el director, fundó el grupo en 2007, estrenando espectáculos barrocos como La Paz universal- Calderón de la Barca-; Compendio sucinto de la revolución española- Ramón Garay-, Fortunas de Andrómeda  y Perseo- Calderón y J. Hidalgo- o Briseida- Rodríguez de Hita-, escuchada en 2007, en el Teatro Principal de Santiago. En la agenda del grupo, compositores como los mentados además de J. Lidón, C. Patiño, S. Durón o J. de Nebra, de los que dejaron memoria en  sellos especializados.

El madrigal musical es punto de confluencia con las sutilezas del mundo sentimental y que gozará de importante arraigo en nuestros barrocos, como conciencia de identidad reconocible, por su acercamiento a las poéticas a las que recurre, siendo Guerrero un compositor atento a los detallismos de los afectos, aspecto que sabría destacar Juan Vásques, prestando siempre atención a las demandas comunicativas de los propios textos, dentro de una reflexión moral. Especialistas dirán que su obra no alcanza el poder emotivo de Morales (una generación mayor) o de T. Luís de Victoria (veinte años más joven). Su música carece del áspero vigor del primero y de la concisa precisión del segundo. Robert Stevenson, el decano de la musicología hispanista, ofrecería información de datos cuidadosamente investigados en su análisis del New Grove Dictionary of Music and Musiciens (1980), que condensa un extenso trabajo y del que aprovechamos la publicación a nuestro alcanza publicada por Alianza Editorial. Queda dispersa en  la memoria la semblanza biográfica escrita por Pacheco. Dudas sobre su personalidad en lo relativo a un sacerdote dulce y  devoto, de nombre bélico. Uno de los tres pilares españoles más importantes del XVI, al que se trató injustamente, siendo maestro indiscutible de los géneros catedralicios. Modelo serán sus Magnificat que se divulgaron ampliamente junto a otros de Aguilera de Heredia, Francisco López y Capillas. Creó un paradigma que cristalizaba la forma y los métodos salmódicos desarrollados por Morales y Constanzo Festa, en Roma. En sus ciclos, tanto Palestrina como Victoria, fueron  por igual herederos de su eminente figura. Una consideración tratada con agudeza, recuerda que el conjunto de su obra tuvo el infortunio de ser más una música sobre la que escribir que una que poder escuchar en vivo.

Robert Stevenson en su tratado La música en las Catedrales españolas del Siglo de Oro, concede un capítulo que se aviene a este programa- Francisco Guerrero e o seu tempo. Música e poesía do Renacemento  español- bajo el epígrafe Canciones y villanescas espirituales (1589). Si las misas, motetes y magníficat son iguales pero no superiores a los de Morales y Victoria, en cuanto a calidad y consistencia, sus sesenta y una canciones españolas  (33, a cinco, 20 a cuatro y ocho a 3), publicadas en Venecia en 1589, ponen de manifiesto que supera a cualquier compositor peninsular del siglo XVI, a la hora de poner música a la poesía en lengua vernácula. El propio título destaca por su originalidad. El término canciones significaba por supuesto canciones, en un sentido genérico. Pero el término villanescas apareció por vez primera en la Península en las tablaturas para vihuela de Pisador  (Salamanca, 1552) y de Fuenllana (Sevilla, 1554). En estas impresiones el término venía aplicado exclusivamente a ejemplos de origen italiano. Pisador había puesto en tablatura diez Canzoni villanesche, de Vincenzo Fontana y de Willaert. Fuenllana había puesto en tablatura tres: una de Giovane Domenico da Nola; una de Fontana y otra de un compositor no identificado. Dado que se supone que Guerrero tenía conocimiento por los menos de alguno de esos ejemplos, es raro que no deparara en las cualidades musicales de esa forma italiana ligera y alegre. Cuando Esteban Daza publicó El Parnaso (Valladolid, 1576), el término villanesca había caído en desuso en Italia (siendo sustituido por el de villanela,  a partir de 1570 y había venido para arraigarse), siendo usado para definir la canción española netamente madrigalesca, preferentemente a cuatro. En la edición de Daza (1576), aparecen en tablatura ocho canciones a varias voces- tres, de Rodrigo de Ceballos; dos de Francisco Guerrero y una de Juan Navarro, además de otra anónima. Ejemplos que muestran las limitaciones sumamente cuidadas y trabajadas que alternan con delicadeza un tratamiento serio, evitando en toda regla las burlas molestas. Característica es la falta de estribillos en el verso. Es  evidente que el término  gozaba ya de aceptación en la Península en 1576, y también lo es para quien emprende el estudio de las Canciones y villanescas espirituales, de Francisco Guerrero, que el músico entendía el término en 1589, el término villanesca, en la genuina aceptación española que le diera Daza, pese a publicar su colección en Venecia. Ya el término villanesca se veía desprovisto de todas sus asociaciones italianas, antes de 1600, definiciones constatables en el Tesoro de la lengua castellana (Madrid, 1611), de Covarrubias y en A most copius Spanish dictionaire (Londres, 1617), de John Minschen. Decía Cobarrubias: Las vilanescas son aquellas canciones que suelen entonar la gente del campo en sus momentos de ocio, pero los cortesanos las han mejorado habiendo compuesto chanzonetas alegres del mismo estilo.

Ramón García Balado

Concierto de Marta Meneses y la O.S. de RTVE, en Valença do Minho: Amigos de la Ópera de Santiago

 Cortinas de Sâo Francico, Valença do Minho 


Visita a Valença do Minho (Cortiñas de Sâo Francisco), en una iniciativa de Amigos de la Ópera de Santiago- día 6, a las 20´00 h-,, para disfrutar de la actuación de la pianista Marta Meneses y de la O.S. de RTVE, en su gira estival, para escuchar obras de dos compositores portugueses Joly Braga Santos y Fernando López Graça, completando programa con Andrés Gaos y J. C. Arriaga, en un especial conmemorativo de la Revoluçao dos cravos (Revolución de los claveles) que dio al traste con la dictadura portuguesa hace 50 años.  Marta Meneses estuvo en el ciclo del Museo das Belas Artes de A Coruña, participando en el ciclo Arrededor de Picasso e as súas cidades- Músicas para unha época- y es una pianista formada en la Escola Superior de Lisboa con Miguel Henriques y Jorge Moyano, ampliando en el Royal College of Music, con Dmtri Alexeev y en los Estados Unidos con Arnaldo Cohen. Fue dirigida por maestros como Nuno Coelho, Jaime Martín, Pedro Amaral, Jan Wierba o Karel Mark Chichon, con primeras orquestas del ámbito internacional.

Andrés Gaos (1874/1959), con una obra emblemática Impresión nocturna, una consideración al 150 aniversario de su nacimiento.  Obra para orquesta de arcos, era para Julio Andrade Malde el resultado de lo que será un trabajo en su origen en dos ediciones. Una de X.M. Carreira y otra de Joam Trilho; la primera fue la tratada por la OSG y que tuvo registros más frecuentes, siendo la del segundo la ofrecida por la Joven Orchestra de Galicia, hasta su desaparición y que también recibe atenciones de la RFG.  Gaos apreciaba la obra hasta el extremo de que su hijo Gaos Guillochón, recordaba la insistencia de que fuese interpretada en su velatorio. En el estreno parisino estuvieron presentes Gregorio Marañón y J. Ortega y Gasset. Guillochón, reflejará en breves palabras las características más acusadas de la obra y su efecto sobre el oyente: Permanente cromatismo y armonía extremadamente densa y compleja…Envuelve al oyente en un fluctuante ondular melancólico y lo extasía en una dulce tristeza que enternece casi hasta el llanto. Ramiro Cartelle, colega y confidente, resulta una obra de amplio e intenso contenido emocional, a lo Rachmaninoff. Armonía compleja y de amplia distribución, frecuente en Gaos. Esta especie de conmovedor tiempo lento, es una de sus mejores obras, en el que aparecen afinidades con el Adagio para cuerdas, de Samuel Barber o la Noche transfigurada de Arnold Schönberg.

J. C. Arriaga (1806/26), con esa Sinfonía en Re, lo poco que nos queda junto a la serie de los cuartetos de cuerda, y que junto a la obertura de Los esclavos felices, conserva el interés de los aficionados por su aire mozartiano. Una corta vida truncada cuando se esperaba del vasco un futuro alentador vista la elegancia y la frescura de estas composiciones de juventud. La Sinfonía en Re, en cuatro movimientos recibiría una atención para su recuperación gracias a la voluntad de una asociación de entusiastas, quienes ofrecerían en el Teatro Gayarre, el 27 de enero de 1888, una sesión en la que se ofreció esta Sinfonía en Re, con la citada obertura de Los esclavos felices, compromiso que serviría para costear la publicación de sus cuartetos de cuerda una lápida en su casa natal.  El concierto comentado, había estado dirigido por Federico García, añadiendo otros detalles como una escena de Erminia, cantada por la soprano Lydia Kirsebom o el duetto All´ Aurora, interpretado por Enrique Rasche y Aniceto Videa.

Motivo en consideración son los compositores portugueses Fernando López- Graça y Joly Braga Santos. López- Graça (1906/94), en el 30 aniversario de su muerte, con el Concertino  para piano, cuerda, metales y percusión. Músico que en sus comienzos probó como pianista de cine y teatro en su natal villa de Tomar, recibiendo pronto los beneficios de la docencia de José Viana da Mota, con el que siempre mantendrá una excelente relación. Los años convulsos de la dictadura portuguesa, limitarán su carrera profesional, auspiciando permanentemente un profundo compromiso social pero que artísticamente quedará reflejado en un estilo que le acercará a un neo-nacionalismo, con aspectos en común que se acercan tanto a Manuel de Falla como a Béla Bartók y otros compositores en esas tendencias. Era el suyo un lenguaje enraizado en el folklore de su país y en el patrimonio histórico, dejándonos obras representativas: la Suite rústica, para orquesta sobre melodías tradicionales portuguesas; Os cinco velhos romances portugueses; las Nove cançôes Populares Portuguesas y las Melodías Rústicas Portuguesas, para piano. Gran trascendencia tendrá el Requiem pelas víctimas do fascismo em Portugal (1979), un compendio de las inquietudes del músico, en la que se observan tonalidades errantes, motivos melódicos intricados y un claro interés por llevar al máximo las capacidades tímbricas del conjunto instrumental.

Un centenario es el que completa la sesión, el el Joly Braga Santos  (1924/88), con el Concierto para cuerdas en Re M. Op. 17, alumno que fue de L. de Freitas Branco, tanto en el Conservatorio como en privado, se estrenó con la Obertura Sinfónica nº 1, que llamará la atención del Gabinete de Estudios Musicales, preparando su obra de relumbrón, el  Primer cuarteto de cuerdas. Las primeras Sinfonías guardan afinidades con Jan Sibelius o R.Vaughan Williams, pero importante será su etapa de encuentro con Scherchen, Luigi Nono y Bruno Maderna, que ampliará también con Mortari y Galliera. Merope, su primera ópera, recurre a un texto de Almeida Garrett, período en el que  compone  obras como Esbozos sinfónicos; el Doble concierto para violín y chelo; la Sinfonietta para cuerdas, más o menos en el espacio de una década.  El sincretismo entre recursos antiguos y modernos será una seña de identidad, logrando un lenguaje más depurado que empleará de forma libre un gran colorido instrumental. Por lo que nos atañe, recordaremos trabajos como los nostálgicos Cantares gallegos (1983), sobre la poética de Rosalía de Castro, en interpretación de la soprano María Orán y Jesús Amigo. En los meses finales de su vida, dejó inconclusa una ópera basada en el Noveno Canto de Os Luisiades, con fecha prevista de estreno hacia 1994, en Lisboa.

Ramón García Balado

21/08/2024

La O. Sinfónica de Galicia con el chelista Santiago Cañón-Valencia, en la clausura de dos certámenes

 Catedral Basílica da Asunción, Mondoñedo

Auditorio Reveriano Soutullo, Ponteareas

Dos conciertos para cerrar en fechas sucesivas dos festivales consolidados, el Bal  y Gay da Mariña lucense y el Groba de Ponteareas, el primero- día 23, a las 21 h-, en la Catedral Basílica da Asunción de Mondoñedo y el segundo al día siguiente a la misma hora en el Auditorio Reveriano Soutullo de Ponteareas, con dos obras de Rogelio Groba: Intres porriñenses y la para incluir también las Variaciones sobre un tema rococó, de Piotr I. Tchaikovski, bajo la dirección de José Miguel Pérez Sierra, contando como solista para la obra del ruso con el colombiano Santiago Cañón- Valencia, merecedor del XVI Premio del Concurso Int. Tchaikovski, de 2019, mientras recibía el Starker- Foundation y el Internacional Carlos Prieto de convocatorias precedentes, confirmando por concursos como el Sphinx, el Pau Casals, el Cassadó y el Johansen. Fueron sus maestros Henryk Zarzyki en Colombia; James Tennant, Andrés Díaz o Wolfgang E. Schmidt, en la Kronberg Akademie, de Alemania. En el ámbito contemporáneo, destaca por obras de encargo como Stringmaster (Carlos Izcaray), un compromiso con la Albany S.O.; el Segundo concierto para chelo de Ginastera, con la Nacional de Colombia; la Rapsodia los Cuatro elementos, de Jorge Pinzón, para el Festival de Cartagena el Concerto para chelo de Gulda, con la Auckland C.O., de Nueva Zelanda, su reciente trabajo Ascenso, presentado con la O.Nacional de Colombia (2024), conmemora el centenario de Janos Starker y que se presentó en gira tras recibir registro en cd por Sono Luminus. Pérez-Sierra había iniciado su andadura en el Festival Pesaro (Italia), dedicado a la figura de Rossini, dirigiendo Il viaggio a Rheims, ópera/ oratorio que recibió una gran aceptación en dos convocatorias del añorado Festival  Mozart, de A Coruña,  dirigido por el maestro Alberto Zedda, para continuar por teatros como el Massimo (Palermo); San Carlo (Napoles); Chigiana (Siena), mientras era asistente del maestro Zedda. Con la OSG debutó en 2005, tras su triunfos en el Teatro Real madrileño y el Palau de les Arts de Valencia.

Tchaikovski,  con las Variaciones sobre un tema rococó, para chelo y orquesta Op. 33, en la serie de ocho piezas desde el Tempo delle Thema a la Coda. Allegro moderato con anima. Composición estrenada en el otoño de 1877, en Moscú, por Fitzenhagen, bajo la atenta mirada de Nikolai Rubinstein y que descubre el talante del autor hacia esa debilidad creativa sobre la seducción irresistible del espíritu galante, heredado de las influencias del XVIII, concediéndole en lo primordial una importancia de segundo orden que redundará en el acabado de su resultado final, permitiendo al chelista Fitzenhagen, que realizase a capricho los cambios que estimase convenientes, para el conjunto de las variaciones. Una primera edición esperará hasta la presentada en el grupo de obras completas, pero con todo, en la actualidad resulta notorio que bastantes intérpretes recurran en confianza a la de Fitzenhagen. Tras una serie de compases de la orquesta, nos encontramos con un pasaje del solista de una graciosa sencillez tal cual reclama el espíritu de la obra definido por una seductora desenvoltura, comenzando la cascada de variaciones que resultarán de un ostensible virtuosismo, sobresaliendo la segunda por el cuidado de su cadenza, remarcada en su escalada hacia las siguientes en las que la quinta-Andante grazioso-, se posiciona por la pujanza de cerrados detalles staccato. La séptima Andante sostenuto, se balancea en un estilo de vals lento y elegíaco preparando la Coda. Allegro moderato con anima. Para Fitzenhagen, el Andante sostenuto ocupa el lugar de la tercera-Andante-, además de otras licencias que llegaron a tildar esta obra de un exceso de virtuosismo, siendo el intérprete quien se reserve la última palabra.

Rogelio Groba desde Intres porrinénses- Granítico; Antonio Palacios Na  feira, obra de claras connotaciones localistas y la Sinfonía  Rococó, una neoclasicismo sobre el que supo manejarse con dominio de estilo. Groba participó en la puesta de largo de la OSG, colaborando con su obra Ultreia, encargo del Consorcio para la Promoción de la Música con la pretensión de que sirviese de pórtico a aquel concierto inaugural, para el que trabajaría sobre células temáticas que ayudarían a situarnos en el medio de las Cantigas de Afonso X O Rei Sabio. Canto de  Ultreia de los peregrinos conformaría lo que será la Gran Cantata Xacobea, en la  que fueron solistas María Orán, Mabel Perelstein, Antonio Ordóñez, Alfonso Echevarria y Jorge Chaminé, con la London S. O., dirigida por el maestro Rogelio Groba. Groba, en Diabolus in musica, conversación con Manrique Fernández, admite sentirse deudor de la música europea que de la gallega anterior a él. Lo aprendido fuera de Galicia y fuera de nuestro país, le marcó ya desde una perspectiva estética  aprendiendo nuevos conceptos y nuevas actitudes que le ayudaron en su trabajo y que después aplicaría en su tierra. La referencia, en todo caso, no vendría tanto de autores gallegos anteriores a él, como a la música etnográfica sobre la que trabajó bastante. Podremos hablar como el primer compositor nacionalista de una concepción más global que para mayor precisión, podremos calificar como neo- nacionalista. Los compositores actuales proceden de un ambiente de tipo urbanita, sin ese contacto directo con la naturaleza, ni con la tradición que el músico vivió, les impide percibir el mundo de otra manera. Groba, el compositor neo- nacionalista en primer término, bastantes de los músicos actuales pasaron por sus aulas pero es evidente que es difícil enseñar a componer, lo que pudo hacer como profesor es que sus alumnos adquiriesen ciertas técnicas que les serían útiles en sus trabajos. Afortunadamente cada nuevo compositor tiene su propia personalidad  musical, muy diferente a la suya y acepta que todos los enfoques merecen su espacio dentro de lo que consideramos como música gallega.

Ramón García Balado

Comienzo de curso en el CMUS, con la actuación de Isabel Rei Samartim, Carmen Ferreiro y Miguel Vizoso

  Conservatorio Profesional de Música de Santiago de Compostela Heitor Villa-Lobos   Actividad de apertura del curso en el CMUS, con un con...