29/04/2024

Áurea, rapsodia para clarinete de Pacho Flores con Juan Ferrer

 Ferrol / A Coruña - 29/04/2024

Concierto con la Orquesta Sinfónica de Galicia dirigida por Christian Vásquez y contando con Juan Ferrer, como solista para la obra en estreno por encargo de la orquesta, a medias con la de la O. de Extremadura y la de la Región de Murcia.  Áurea, capricho concertante para clarinete y orquesta de Pacho Flores, amalgama de inspiraciones recreadas a través del instrumento en tres posibilidades, La, Si b y el requinto, en esa búsqueda de recreación de ambientes sonoros, obra que tendría como detalle de aclimatación en el comienzo,  la Fuga criolla para orquesta de cuerdas de Juan Bautista Plaza.

La  Sinfonía nº  2, en Do m. Op. 17, (Pequeña Rusia), de P.I. Tchaikovski, sería un real exotismo frente a un repertorio tan latino por excelencia. Juan Ferrer miembro de la OSG, tuvo como maestros a Larry Passin, Andrew Marriner, Alan Damiens, Walter Boeykens, Anthony Gigliotti, Guy Deplus o Jehuda Gilad. Pronto colaboró con orquestas españolas tras seguir cursos de ampliación en la University of South California, con los maestros Mitchell Lurie y Michelle Zuckovsky y desde 1994, es miembro de nuestra orquesta, como principal clarinetista, habiendo disfrutado de batutas como  Lorin Maazel, Osmo Vanska, D.  Slobodeniouk, G. Rozdesvenski, James Conlon, Sir Neville Marriner o Peter Maag, al tiempo que colaboraba en iniciativas con el Trío Untía, el Grupo Instrumental Siglo XX, el quinteto de solistas de la OSG, mientras contribuía a estrenos de obas de Fernando Buide, Octavio Vázquez, Salvador Brottons, Vladimir Rosiinski, Karolis Biveinis o Juan Durán. Obras para clarinete fueron llevadas a cabo en una serie de academias internacionales con resultados como el registro para clarinete y piano con el pianista Daniel del Pino. Tras una interpretación desbordante y entregada, guardó para el bis un detalle apacible de Michele Magnani, tras unas palabras de agradecimiento tanto para los aficionados de la orquesta como para sus compañeros de atriles.

Christian Vásquez, un valor fijo por el programa elegido en este director venezolano educado en el Sistema de Abreu, quien sabría orientar su carrera como director y violinista, destacando la importancia de las atenciones enfocadas a la pedagogía, ya desde la agrupaciones de base, tema que comprobamos en el día a día por la frecuencia beneficiosa que recibimos con regularidad, y sus primeros oficios los rindió en la Escuela de San Juan de Aragua, preparando una etapa de notables resultados con Gustavo Dudamel, en la O.F. de Los Ángeles.  

Juan Bautista Plaza (1898/1965), aportó la fuga criolla, breve entrante para orquesta de cuerda para ponerse a tono, mientras encaraba poemas sinfónicos como  Vigilia o el Picacho abrupto, de la misma época en la que se decantaba por un incipiente nacionalismo, marcado por elementos vernáculos, auspiciados por Antonio Calcaño y su hermano Miguel Ángel; Moisés Moleiro o V. Emilio Sojo. Vendrán la Sonatina venezolana  con escritura gozosa; el Contrapunto tuyero, en los cincuenta, con perceptibles disonancias; esta Fuga criolla, para orquesta de cuerdas (1931), que se acerca sin disimulo a los modelos barrocos en una fidelidad sin renuncia en cuanto a la severidad de su forma y que arrastrará la leyenda de confirmarse como un Himno a la alegría curiosamente en tiempo de joropo, bailable de esencia tradicional venezolano (homenaje al Kantor de Leipzig), en devota complacencia. Hacia 1950, repetirá con la Fuga romántica, cuyo título original era Fuga y canción venezolana.

El apreciado Pacho Flores, trompetista de lujo por recursos y dominio técnico, presentó en estreno  Áurea. Rapsodia  Concertante para clarinete y orquesta, artista que nos dejó impagables veladas y trabajos en colaboración llevados al disco con la RFG, obras como Cantos y revueltas, acompañándose por el cuatro venezolano de Leo Rondón, en una velada dirigida por su amigo Manuel Hernández-Silva, con obras de Ginastera (Suite de Estancia); otra suite de Silvestre Revueltas- Redes Suite, en arreglo de E. Kleiber o la  Quinta bachiana brasileira de Heitor Villa-Lobos.   Pacho Flores, autor de aquella Cantos y revueltas, para trompeta y orquesta, partía del legado de cantos de trabajos ancestrales, siempre teñidos de cantos melismáticos tomados de los pastores españoles y tonadas, bien tratadas por su colega Leo Rondón. Nos encontraríamos un joropo- baile por parejas-; un fandango gaditano; piezas que los mulatos conocerían como de guataca, que tendrá adaptaciones para arpa rústica de bambú o bandola; cargados de florituras y ornamentaciones entre giros virtuosos. Influencias que cuajarán el los joropos con larga herencia procedente del clave y con familiaridad no tan lejana con el fandango, esencia de perfumes e impregnaciones inevitables de aquellos bailables populares. Un modelo de confluencia hacia una ansiada modernidad que sugiere la cercanía de los estilos jazzísticos y derivados.

Recuerdos de Pacho Flores  como el disfrutado con la RFG, entonces con Paul Daniel eligiendo el Concierto para trompeta de Christian Lindberg;  las Danzas latinas para trompeta y orquesta, de Efrain Orcher; el Concierto de otoño para trompeta y orquesta, de Arturo Sandoval, aquellos Cantos y revueltas, de tan contagioso impacto, en  este artista de excelente entendimiento con la firma STOMVI, que le apoyó en esta cascada de iniciativas en cuanto a la renovación de recursos expresivos plasmados en obras como el Concierto para trompeta (Akbank Bundka, en el que utilizará un total de ocho instrumentos. Para completar, la visita al Festival de Santander, presentando un programa de gran versatilidad en esta idea. Su presencia en la sala, fue un motivo de regocijo y agradecimiento por parte de los intérpretes y del público asistente.

Tchaikovski,  con la Sinfonía nº 2, en Do m. Op. 17 (Pequeña Rusia), estrenada en Moscú  por Nikolai Rubinstein en 1873, para repetir en San Petersburgo en 1881,  por Zicke. Obra de tintes calurosos en respuesta a la anterior, y que revisará en 1879. El Andante sostenuto-Allegro comodo,  nos presentó su evolución gracias a un apunte de la trompa que sugería una vieja tonada dentro de un carácter de dumka de perfiles eslavos, hacia una presencia de cuerdas ascendentes en respuesta a un Allegro ampliado por el conjunto orquestal, con la aparición de un detalle del clarinete que promovía  variaciones contrapuntísticas que demostraban  técnicas de admirable compostura.  

El Andantino marciale quasi moderato, procedente de la ópera La Ondina, que el propio autor acabaría destruyendo, resulta  una forma de Rondó de sonata, una marcha orquestada y poco densa, desde un diálogo de clarinetes y fagot, que le concede ese aire misterioso, acercándose a una melodía propuesta por las cuerdas en una parte central de canto ruso hacia una reexposición plagada de variaciones.

 El  Scherzo-Allegro  molto vivace- que también conoció una revisión en 1879, observa la dependencia del Romanticismo de vieja escuela, entre síncopas y acentos repentinos  propuestos por los distintos timbres (flautas, clarinetes, fagotes o flautín). 

El   Moderato assai-Allegro vivo, tiempo que se acerca a esas raíces nacionales de tintes coloristas entre motivos contrastados y graciosos que sugieren otras obras del Grupo de Los Cinco, entre danzas enérgicas y entusiastas. Tiempo que al igual que el resto, tendrá su revisión e 1879, con un importante corte de compases  en el final.

Ramón García Balado

 

Juan Ferrer

Orquesta Sinfónica de Galicia / Christian  Vásquez

Obras de J.Bautista Plaza, Pacho Flores y P.I. Tchaikovski

Auditorio de Ferrol

Palacio de la Ópera, A Coruña

Comentario en RITMO, edición digital

 

26/04/2024

Beethoven: Sinfonía nº 5, en Do m. Op. 67, por la Orquesta de la EAEM

Auditorio de Galicia

Concierto de alumnos de la EAEM, dirigida por Sebastian Zinka, en el Auditorio de Galicia- día 27, a las 20´00h.-, y que para fecha tan especial, eligen una obra tan emblemática como la Sinfonía nº 5, en Do m. Op. 67, sobre la que han caído aluviones de opiniones  y que para la ocasión, aprovecharemos el estudio profundo de Jan Swafford, buscando un resumen lo más condensado posible. La Tercera sinfonía, en Mi b M. una tonalidad que para el autor iba asociada a las piezas de contenido heroico y humanista, propio de la Ilustración, la Quinta en Do m., es impulsiva, ominosa y fatídica. Fue concebida y esbozada al principio por el mismo arrebato creativo que dio origen a la Heroica, aunque transcurre en un mundo muy diferente, poseyendo al mismo tiempo su narración dramática, solo que esta vez no dio nombre a la historia. Está más unificada en su narración y en su material que cualquier otra. La esencia de esa unidad, será transmitida por el tamborileo de cuatro notas, un ritmo primario. Ritmo que saturará el primer movimiento y regresará con diferentes apariciones hasta el final. La esencia de la narración residirá en cómo es transformado ese motivo. Anton Schindler, amanuense de Beethoven, contaría al mundo que éste dijo del trueno inicial de la sinfonía: Así llama el destino a la puerta. El autor estaba terriblemente familiarizado con esa llamada, pero Schindler era un mentiroso compulsivo y no hay forma de saber si Beethoven dijo esas palabras. Al mismo tiempo, Schindler era un músico serio. La novedad final es una inmensa coda de igual duración que la exposición y el desarrollo, como había hecho en la Waldstein  y en la Appassionata. Beethoven logra esta vez la hazaña de llevar la enorme tensión a un punto más alto; la música se convierte en una absorbente carrera. El clímax, con las cuerdas y los vientos de nuevo llamándose unos a otros, es una arrolladora escala descendente. La coda genera tal cantidad de energía que los breves acordes finales no acaban de resolver la tensión.      

Tras la tempestad y su clímax, el Andante con moto llega súbitamente in media res, con su cantarín tema en los chelos como un oasis de consuelo. El autor rotuló el primer esbozo del tema principal como Andante quasi minueto. A pesar de su dulce encanto, la  frase del chelo posee una transfiguración extrañamente angulosa, en parte porque está construida en varios aspectos sobre una forma concreta. Un tiempo coherente en su forma aunque singular: alterna dobles variaciones, primero sobre el tema del chelo con su dulce estribillo y luego un segundo tema estalla en un estridente Do M. Una fanfarria será transformada en el primer fogonazo final. La neblina de la retransición del primer tiempo, aparece de nuevo y tras las parejas de variaciones, la música se envuelve en una bruma, como si hubiera perdido el hilo del pensamiento. La última variación adquiere una forma de extraña marcha de las maderas en staccato, expresión a medio camino ente lo paródico y lo ominoso, que presagian el Scherzo. Allegro trío.

Un movimiento en Do m., por métrica, tempo y forma, pero su tono apenas se ajusta al habitual carácter lúdico;  está impregnado de la beethoveniana atmósfera de Do m., con una murmurante frase de los bajos, luego una llamada de las trompas a las que contestan los vientos con un tema severamente agresivo. Se produce un momento de farsa cuando los contrabajos se lanzan a una frase fulgurante. Además de producir un interludio cómico en la narración expresiva, puede haber aquí una broma para iniciados: Beethoven, tomándose la revancha de las críticas perennes acerca de las dificultades de sus partes de contrabajo. El trío también prefigura ideas melódicas importantes del Allegro Final, por lo que viene a ser una profecía del triunfo del Do M. Las ambigüedades entran de puntillas. El no Scherzo en Do m, regresa alterado con el tema del bajo convertido en una parodia en staccato. La  música cae en una misteriosa textura de cuerdas y vibrantes timbales. Su antecedente es el Caos de Haydn, que prepara el surgimiento de la luz.

Desde ese tranquilo caos irrumpe el fogonazo de Do M. del Finale, cuya esencia radica en los metales. Su estilo recuerda la forma sencilla y directa de la música revolucionaria francesa y se semeja al grito de la libertad  y liberación. Para intensificar el peso y flexibilidad de los metales, Beethoven añade trombones a las trompas y trompetas, casi por primera vez en una sinfonía. Su gutural estrépito otorga al Finale Allegro no solamente peso, sino una coloración particular. Para ampliar hacia el agudo los límites de la orquesta, añade una flauta piccolo. Llamaremos a este Finale una triunfante recomposición del Primer movimiento, sin el fatídico monorritmo, pero con el mismo tipo de implacable intensidad (aunque ahora de jubilosa intensidad). Los materiales del primer y del último movimiento son los mismos. El motivo rítmico primario está al principio envuelto en escalas que se proyectan hacia arriba. El motivo principal del movimiento es una figura ascendente de tres notas, profetizado en el tema de los metales del segundo movimiento. La Quinta cuenta la historia de una victoria personal y de un heroísmo interior, pintado con gruesas pinceladas sobre un épico lienzo.

Ramón García Balado   

24/04/2024

Concierto de cámara de la CAEO: Mendelssohn y Kaija Saariaho

 Sala Mozart, Auditorio de Galicia

Concierto el pasado miércoles de las actividades de la EAEM a cargo de alumnos de las aulas de la violinista Ildikó Oltai y del  contrabajista Carlos Méndez, quien también ocupó plaza como intérprete entre ellos, destacando la colaboración de Eriko Ishimoto en acompañamiento de piano y  celesta. Un reparto en programa por épocas y estilos con una atención preferente a quien a sido una de las compositoras de mayor atractivo del curso, la finlandesa Kaija Saariaho, de la que escuchamos obras como Ciel d´Hiver; D´om le vrai sense, un concierto para clarinete del que fue protagonista Kari Kriiku, del que era dedicatario y en el que alumnos de la EAEM, reforzaron la plantilla de la RFG, sesión en la que también, se ofreció  Variaciones op. 42, de Erich W. Korngold y la Segunda Sinfonía de Kurt Weill. Alumnos de la EAEM, suelen acompañarnos en los conciertos de temporada, como el vistoso ofrecido por el intérprete de sheng, Wu Wei, con la obra de encargo The Colour Yellow for Sheng and orchestra, de Huang Ruo, encargo de la RFG y la Euskadiko Orkestra, y el estreno igualmente de  Oiartzun gorriak (Ecos rojizos) de Itziar Viloria. La EAEM, tendrá pendiente para la clausura de temporada, el concierto que dirigirá Baldur Brönnimann, con la violinista Rosanne Philippens, para ofrecernos el Concierto para  violín en Re M. Op. 35, de Erich W.Korngold; Atlas eclípticas, de John Cage y la Sinfonía en 3 movimientos de Igor Stravinski.

F.Mendelssohn, el clásico-romántico, fue objeto de atención por una obra de sus años jóvenes, el Octeto para cuatro violines, dos violas y dos chelos, en Mi b M. op. 20, obra nacida en un período apacible por su estancia en el Palacio Recksech, y que lograría reunir a dotados melómanos del momento. Obra acorde para este programa desde la frescura y elegancia del Allegro moderato ma con fuoco, a pesar de que no se conoce cualquier ejecución pública de esta obra camerística antes de su presentación del dirigido por Baillot, en el Conservatorio parisino en la primavera de 1832. El diálogo entre los distintos instrumentos a lo largo de este tiempo, nos abocaba a un breve desarrollo que se completaría en un crescendo camino de una reexposición sencilla y una coda ostentosa. El Andante, según el patrón, pretendía recrear una balada medieval, tentación del autor por acercarse a esos estilismos ancestrales, dentro de una ambientación melancólica a partir de un aire de siciliana. El Scherzo ( Allegro leggierisimo, para redondear una ambientación propicia, remite a  la poética de Goethe en el Fausto, en los últimos pasajes de La noche de Walpurgis, que el compositor recuperará para una obra posterior. Un Scherzo mágico sobre un extenso desarrollo que tentará a Mendelssohn, para una orquestación que incluirá en la Sinfonía en Do m. Op. 11, que estrenará en Londres, desplazando al minuetto. El Presto, un ejercicio novedoso y una recreación casi jocosa, parece acercarnos al mundo mozartiano, nada extraño vistas las afinidades presumibles entre ambos compositores. El juego de contrapuntos quedará como una gratificante resolución colectiva, en una obra perfecta para estos programas de aportación colectiva, que en su momento llegó a escucharse tanto en recinto sacro como en la mítica Gewandhaus, de Leipzig.  

Kaija Saariaho, en una obra de sus últimos meses de vida, Semafore, compromiso para el Carnegie Hall y el Santa Fe Camera Festival, con motivo de su quincuagésimo aniversario. Obra que alcanza aproximadamente un cuarto de hora pero de notables exigencias para los intérpretes, detalle que descubrimos en composiciones camerísticas como Maa; Du cristal…à la fumé, destinada al Kronos Quartett; los Jardines privados; New Gates; Solar o Champs d´action. Sus propias palabras servirían para entendernos con Semafore, quien responderá a la pregunta sobre la importancia de temas evocadores, la distancia  y la comunicación. Cuando uno ha vivido   mucho tiempo lejos de su propia cultura, siempre hay un regusto de nostalgia y al llegar a nuevos lugares como un extraño, uno se acostumbra a mirar las cosas desde fuera. En términos de sonido, dedica tiempo sobrado al cuidado de construir ciertas texturas y colores específicos, tal cual si tuviera de antemano una idea o una impresión de sonidos. Siempre tuvo ideas precisas de esos sonidos aspirando a que los oyentes les escuchen como un elemento de investigación fascinante. Una impresión que por las obras seguidas esta temporada, no viene más que a confirmarse y para delectación, esta obra elegida por alumnos de la EAEM. Obra perfilada tras la composición de Vista, y que por su planteamiento pone en duda algunos detalles técnicos de su acostumbrado quehacer, el caso de las octavas distante del habitual en otras obras, las intensidades o las tensiones armónicas y las dinámicas. Una música que sabrá alterarse por los cambios de carácter y regularidad métrica. Semafore, remite al finés Ernst Mether-Borgström, autor de un conjunto de obras artísticas que la tentó desde su juventud en cuanto a sus pinturas en las que recrea ese mundo cotidiano de la urbe como una jungla.

Ramón García Balado

 

23/04/2024

Compostela canta a Revoluçao dos cravos: Praza de Música en Compostela

 Auditorio de Galicia, Parque Música en Compostela


Fecha conmemorativa- día 25, de abril, 18´30 h.-, en un acto de participación coral colectiva, rememorando aquellos días de mayo de  1972 y con la  presencia de Zeca Afonso, en ese  espacio que actualmente ocupa el Auditorio de Galicia, en el que  ofreció la primera interpretación de Grândola vila morena, y de la que se mantiene memoria por la placa que conserva la importancia de aquel evento. Poco antes había grabado aquella cançao testimonial en su registro Cantigas do Maio, con ayuda de José Mario Branco, en cuanto a los arreglos musicales. Fechas entonces en las que participará en el VII Festival Int. da Cançao Popular, con su pieza A morte saliú a rúa, dedicada al escultor Dias Coelho, asesinado por la PIDE, e incluida en su trabajo Eu vou ser como a toupeira. En 1973, en el  lII Congreso da Oposiçao Democrática (Aveiro), ofrecería canciones del período de reclusión sufrido en la Prisión de Caixas y que dejarán como resultado el trabajo Venham mais cinco.   Al año siguiente,  Zeca había participado el 29 de marzo en el Encontro da Cançao Portuguesa, en el Coliseo de Lisboa, en el que la censura le permite cantar solo dos cançoes:  Milho Verde y Grândola vila morena, todo un despotopósito,  antes de llegar de visita a nuestra ciudad para un concierto en el que incluirá precisamente la presentación del himno-manifiesto. Zeca siempre estuvo a medio camino entre nuestra tierra y las escapadas inevitables de su país por los permanentes sobresaltos que le ocasionaba la PIDE-la policía salazarista de entonces-de infausto recuerdo.

Zeca, en años primerizos, probó como cantante de fados de Coimbra (1964)- un registro de 1956, con ese título sería un primer testimonio- , colaborando con la Sociedade Musical Fraternidade de Operária  Grandolense, mientras se dedicaba a la docencia en la Universidade de Coimbra, tras presentar una tesis dedicada a J.P. Sartre, teniendo la posibilidad de conocer al guitarrista Carlos Paredes- músico del grupo de Amalia Rodrígues- y también destacado compositor. José Saramago, pudo asistir a uno de aquellos conciertos en los que se interpretó Grândola vila morena, en un encuentro que supondría el aprecio entre ambos, recorriendo las colectividades del sur.  Vuelta a 1974, para otro acontecimiento de nuevo con Grândola vila morena, en otra actuación colectiva en la que colaboraron los artistas del Canto de Intervençao- Adriano Correa de Oliveira; José Barata Moura; Fernando Tordo; Ary de Santos o Fausto, un preludio del entendimiento con el MFA, movimiento de liberación que tendrá fecha clave gracias a la emisión de Rádio Renaiçensa, precisamente con esta cantiga Grândola vila morena, y que servirá a partir de las 0´20 horas, de aquel 25 de abril, como punto de arranque de aquella puesta en marcha de acontecimientos que harán historia.

Zeca, ajeno a compromisos obligados de primera línea en la política, no renunció a la importancia de lo que suponía implicarse con las responsabilidades cívicas llegando a mantener una relación directa con Otelo Nuno Saraiva de Calvalho- cabeza visible de Movimiento 25 de abril y comandante operativo- , en una candidatura de posicionamiento testimonial. Saraiva fue candidato en 1976, frente al gobierno de Ramalho Eanes, siendo Zeca un invitado para esa aventura que no lograría suficiente acogida entre los electores. Campaña que se  había iniciado precisamente en Grândola, la pequeña villa al sur de Lisboa, en el Alentejo, y con un discurso medio improvisado.  Grândola es comienzo de aquella canción de recuerdo imborrable: Grândola, vila morena/ Terra da fraternidade/O povo é quem mais ordena/ Dentro de ti, ó cidade/Em cada esquina un amigo/ En cada rostro igualdade/Grândola vila morena/ Terra da fraternidade.

Zeca  nos dejó el 23 de febrero de 1987, a las tres de la madrugada en el Hospital de Setubal, en donde había ingresado horas antes después de una parada respiratoria tras unos años de insoportables padecimientos. El parte médico del neurocirujano Armando Hasse Ferreira, confirmaría una enfermedad neurodegenerativa, una variante de las neumonías atípicas provocadas por el aceite de colza español adulterado. El cantor había visitado a su compañero Luís Pastor cuando se diagnosticaron los primeros casos y a su regreso a Portugal, se harán visibles los primeros síntomas.  Voluntad final, sería la ausencia de todo acto protocolario, y con una bandera roja, abriendo la marcha Grândola vila morena.  Zeca en esas fechas fatídicas, tendría como compañeros al cantautor Janita Salomé, quien se había formado con él, además de asistirle en conciertos en Azeitâo, cerca de Setubal, cuando el futuro presentaba los peores augurios.  Zeca, compañero también de Benedito, se nos fue sin saber que también al cantante compostelano le esperaba un futuro igualmente amargo. Amigos y compañeros de travesía, llegaron a tiempo de compartir un homenaje ofrecido en el Auditorio de Galicia, tras unos años de insoportables dolencias. Casi una maldición fatídica del destino.  

Grândola y su vila morena, es en la actualidad poco más que un símbolo y un recuerdo de otros tiempos esperanzadores, después de que el país vecino viese desangrarse a generaciones enteras, en defensa de valores ajenos al servicio de aquella dictadura salazarista, auténtico monstruo del que sólo se beneficiaron multinacionales que en nada beneficiaron al país. Zeca en todo caso, no dejaba de añorar los buenos momentos vividos también en África en los que nacerían puñados de canciones y poemas de las que encontraríamos acopio en trabajos como las primeras Baladas e cançôes; Tras outro amigo tambén; Contos velhos, rumos novos; Com as minhas tamanquinhas; En quanto há força o el testimonial Ao vivo no Coliseum- este para el sello Sasseti- frente al resto editado por Orfeu.  Zeca en esa etapa final, se buscaría un refugio de tierra en Grândola, en una modesta casa.  Revoluçao dos cravos (Revolución de los claveles), otra autentica motivación colectiva de la que los protagonistas que pudieron vivirla, guardarán un recuerdo indeleble.

Ramón García Balado  

Pleasure Island, con la RFG dirigida por Sebastian Zinka

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Programa de divulgación a partir del espacio de la danza con la RFG  por el director asistente Sebastian Zinka, y que incluye en programa las Danzas concertantes de Igor Stravinski e Internités de Januibe Tejera, a repartir en tres fechas- días 25 y 26, a las 11´00 h. y día 27 a las 18´00 h-, un espectáculo que tendrá como protagonistas  a Cristina Cubells, en dirección artística y a Estela Marlos y  Ariadna Montfort, como interpretes y autoras de las coreografías. Sebastian Zinka, quien tuvo ya el beneficio de dirigir a la RFG en programas que incluían obras de Inés  Badalo, Manuel de Falla y J.C. Arriaga, tras probar a gran altura con la Suite Alegrías del exiliado Roberto Gerhard y su Primera Sinfonía, es un músico que se forjó en la Ac. de Festival de Lucerna, para recibir un tercer galardón en el Concurso Antal Dorati (Budapest), llegando a ser asistente de Mark Wigglesworth, en el Teatro Real, en La Nariz (D. Shostakovich), idea de su interés por el género lírico. Estuvo al frente de orquestas europeas de primer rango, tras sus estudios de dirección en la Ac. Sibelius (Sakari Oramo) y en Berlín, con Harry Curtis, además de masters seguidos con Jorma Panula, Johannes Schaefli, N. Pasquet, Sussana Mälkii o P. Eötvös.   

Januibe Tejera- Internités-, es un compositor que trabajó con el Ensemble ICTUS, el Ensemble Modern, la O. Philharmonic de Radio France, el Festival Présences, las citas de Darmstadt o Milán y fue premiado por la Foundation Salabert, la de Radio France, la de Nadia y Lili Boulanger, el Ministerio de Cultura de la Comunicación de Francia, el Ministerio de Cultura de Brasil, el IRCAM parisino, la Escola de Música do Estado de Sâo Paulo o la Universidade Federal Rio Grande do Sur. Siguió masters de Gérard Pesson, Flávio Oliveira,Tom Mays, ejerciendo la dinamización del Festival Contemporâneo MS. La obra en cartel estuvo en cartel en las programaciones del Palau de la Música de Valencia, con estos intérpretes, en una iniciativa nacida en los proyectos del ESEMS, y que en lo esencial, remite al mundo onírico de los relatos de Franz Kafka y Julio Cortázar. Para el programa, el reparto comenzando por Non se culpa a ninguén (1956), de Cortázar, contando con el apunte instrumental de Internités, de Januibe Tejera (2020), en volandas según Estela Martos, con coreografías de ella y del Ariadna Monforte, quien también será responsable de la dirección. As preocupación dun pai de familia,nos lleva a Kafka y musicalmente a las Danzas concertantes de Stravinski, con el protagonis-mo de Estela y Ariadna

Igor Stravinski-Danzas concertantes-, obra para 24 intérpretes y que nos lleva  a su etapa americana, en respuesta a las demandas de Hollywood, de la que surgirán encargos como esta obra que desde su patrón nacerá como proyecto para el ballet, confiando en las coreografías de Balanchine, en 1942, aunque tardará dos años para que los Ballets Rusos de Montecarlo, lejanos de los de Diaghilev, tendrá como resultado un trabajo con decorados pintados por Eugène Berman, uno de los grandes amigos del compositor. Un proyecto artístico que decididamente poco guarda en común con La consagración de la primavera o Las Bodas. Sin ser obra de grandes ambiciones, merece un trato de debida consideración gracias a su eclecticismo extremado que aporta un mundo descarnado de una considerable simplicidad en lo esencial, que prefigura si cabe el estilo serial del compositor. La marcha inaugural, se asimila a un concerto grosso, con un pasaje medio de trompa y un solo de violín. El paso de acción realza contraposiciones estimulantes y las Variaciones centrales, suponen el pasaje magistral de la obra. Destacan los enlaces seductores de las cuerdas  y las maderas, además de las ornamentaciones. Un cortejo de citas imaginarias concluyen en pasajes abstractos, casi burlescos. El paso a dos es una  mezcla de episodios claramente enfrentados y líricos, ciertamente humorísticos que nos conducen al regreso de la Marcha que mantiene en lo primordial esa idea de obra del período neoclásico.

Cristina Cubells- dirección artística- se formó en la Universidad UC3M. y recibió una beca INPPhiINT, realizando masters con en teoría y crítica cultural, probando también en la ESMUC, en piano y pedagogía y en la Universidad de  Barcelona, en psicología. Realizó proyectos profesionales entre los que destacan Sempederitiques- para la ESMUC-;  talleres de especialización para varias editoriales; Tenorio, obra escénica para el Teatro Real, esta Pleasure island; el Proyecto Grimm, dirigido por Malvat Alramli, su ayudante en labores coreográficas. También Struwwelpeter, sobre relatos estremecedores de H.Hoff que se destinará al Palau dels Arts, y los Teatros del Canal.   Ariadna Montfort, se formó en la Escuela Atelier, en el Rudra Bejart (Suiza), teniendo como maestros a Stijn Celdos, Ohad Naharin, Sharon Eyal y Yo Strongs. Creó la Compañía La Veronal (2013)-galardonada estos  días en los Premios Talía- que con el espectáculo Muaré, logró el Premio de Danza Sala Mínima, contando a la vez con dos denominaciOnes para los Premios Max.  Estela Merlos, fue protagonista en proyectos como Internites (2021), un proyecto dentro de las iniciativas del Palau de les Arts (Valencia). Es bailarina y coreógrafa profesional, con larga experiencia como free-lance. Sus años de formación la llevan a la Escola Danza Madó antes de trasladarse a Inglaterra, para continuar en la Central School of Ballet, destacando en espectáculos como The Coast of Living. Otras iniciativas la llevaron a colaborar con el Teatro Kirov- La Bayadera-, el Northern Ballet Theatre- El lago de los cisnes-; el Cannes Jeune Ballet Rossetta Hightower, dirigida por Monique Loudiers o espectáculos como IT Dansa; la Compañía Rambert, disfrutando de la colaboración de artistas como Jiri Kylian; Nacho Duato; Christopher Bruce; Carolyn Carlson; Ohad Naharin; Merce Cunningham o Stijn Celis.

Ramón García Balado

Fotografía Rocío Chacón

21/04/2024

Los Vier letzte Lieder de Strauss, el desvelo de Claire Booth

 A Coruña - 20/04/2024

Concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia  bajo la dirección de Jonathon Heyward, destacando como solista la soprano Claire Booth, para los Vier letzte Lieder de Richard Strauss, en un programa que anunciaba el estreno de Records from Vanishing City, de Jessie Montgomery y la Sinfonía nº 10, de Dmtri Shostakovich.

Claire Booth, colaboró con la Nordwestdeutsche Philharmonic O, bajo la tutela del propio  Jonathan Heyward y en el  Festival Janacek (Praga), con un repertorio mozartiano para seguir con la O. F. Nacional de Armenia, eligiendo en programa Der Knaben Wunderhorn, de Gustav Mahler; en este espacio tan significativo, también aportó un par de registros, uno de ellos destacando Pierrot Lunaire,  de Arnold Schönberg, con el Ensemble 360, dentro del Festival de Aldebourgh y un segundo centrado en el Expresionismo musical de esa escuela.  La BBC Scottish O, con Ryan Wiggleswort, la secundó en otra iniciativa dedicada a los estilos de las cabaret songs, de Arnold Schönberg y artistas cercanos a ella, son Helen Grime y Zoe Martlew, de quien presentó un trabajo de canciones con el pianista Jóms Coleman, estrenadas en el Wigmore Hall, siempre con atenciones cuidadas al mundo de estas formas que la llevan desde M.Moussorgski a Edward Grieg. 

Johathon Heyward, nacido en Charleston (Carolina del Sur), se formó como chelista, siguiendo la docencia de Timothy O. Malley, antes de entregarse a la dirección, en el Conservatorio de Boston, con Andrew Altenbach, precisamente con un sólido compromiso con la Nortwestdeutsche Philharmonie O., tras forjarse como director asistente en la Boston Opera, en producciones como La Bohème, Die Zauberflöte o The Rape of Lucretia (Benjamin Britten). En 2013, obtuvo el First Price de Berason y en 2016, pasó a tomar la dirección de The Hallé para ampliar en 2021, en los certámenes de los Proms, preparando su titularidad con la Baltimore S. O. al año siguiente, y desde 2023, ocupa plaza en el Lincoln Center for Performing Arts.

Jessie Montgomery con Records from a Vanishing City, un canto del Lower Side de Manhattan, compositora que se confirmó por obras como Shift, Chang, Turn, encargo de la Orpheus C.O.o las Coinicident Dances para la Sinfónica de Chicago  y Coughty by the Wind, para la Sinfónica de Albany, participó en la conmemoración del 200 Aniversario de The Star Spangler Banner para la Sphinx Organitation y es promotora de la Fundación Joyce, para el apoyo a jóvenes afroamericanos y latinos. La obra escuchada, no muy extensa, era fiel reflejo de aquella inspiración latinoafricana tan común en compositores actuales.

Detalles sonoros efectivamente reconocibles para el aficionado y que en manos de Jonathon Heyward, alentaba una segura identificación con la temática concentrada en esta personal pieza con pinceladas de banda sonora.   En el ámbito del canto, compuso el ciclo Five Freedom Songs para la soprano Julia Bullock y la obra en cartel, Records from a Vanishing City, es reflejo de su ideario reivindicativo en respuesta a una invitación de la Orpheus C.O., dedicada a la memoria de James Rose, una referencia en lo sonoro a las ancestrales memorias de las tradiciones angoleñas, partiendo de un recuerdo de una cantinela de cuna para engarzar  con reminiscencias heredadas en el Manhattan de los ochenta y noventa, procedencias caribeñas y detalles de danzas intercalados entre citas de los grandes del jazz, desde Coltrane, Miles Davis, Thelonius Monk y Ornette Coleman.   

Richard Strauss con esos Vier Lezte Lieder cumbre de la hipersensibilidad de un creador que, a esas alturas, se aferraba a una criba de conciencia en un depurado ejercicio confesional en su retiro en Suiza, ya en los meses finales de su agotadora vida plena de equívocos. Claire Booth se entregó al reto con una interpretación respetuosa con el espíritu straussiano  gracias a la atención supeditada a las exigencias vocales y dramáticas de la importancia  de unos textos que las convirtieron en devoción irrenunciable del autor, esa profunda meditación  sostenida  en las poéticas de Hermann Hesse-en los tres primeros- y de Eichendorff. Las penurias de años recientes se condensan en las  poéticas que no podrían resultar más opuestas. Piezas que no llegó a oír y que no dejarán indicación alguna del orden en que deberían ser tratadas, aceptando la sugerencia del doctor Ernst Roth, su editor para aceptar la resolución final.

Im Abendrot (Eichendorff), fue el primer lied del ciclo que le animará a componer los otros tres sobre Hermann Hesse: Frühling, Beim Schalfengehen y September, valdría como un repaso desde la juventud al ocaso final.  Frühling, una alabanza a la primavera en un canto transparente en un lied estrófico y  variado. September, presentaba su colorido otoñal  gracias a sus modulaciones ostentosas que nos sugerían cierta serenidad, ante la juventud que se va perdiendo. Beim Schlafengehen (Al irse a dormir), último lied sobre Hesse, en el que la línea vocal, se  expresaba en amplia tesitura auspiciando los sueños metafóricos de la vida. Im Abendrot(Eichendorff), supuso un canto de perfiles románticos con evocaciones schumannianas.

Dmtri Shostakovich con la Sinfonía nº 10, en Mi m. Op. 93, una escritura apurada para el autor, como las obras recientes para esta obra de la que tendrá sus  quejas personales, sin necesidad de revisar lo que iba concluyendo. Obra que estrenará a finales de 1953, bajo la dirección de Evgeni Mravinski y después de un período dilatado de silencio recalcando con detalle los pasajes umbríos en respuesta al momento de presiones sociales que pesaban sobre el autor.

Jonathon Heyward, fue excelente traductor de ese Shostakovich implacable y descarnado desde  el  Moderato, en el que se expresó por la importancia del protagonismo de las cuerdas graves, con respuesta de clarinete y flauta, preparando significativos acordes desgarradores remarcados por trinos desesperantes y una acentuación final en estilo de vals. Para el autor, el realce de los pasajes heroico- dramaticos y trágicos.  El Allegro, descarnado e implacable, se expuso como un grito de respuesta, en un movimiento corto en comparación con el anterior. En el horizonte, la épica de Borodin, a través de los instrumentos de metal. 

El Allegreto, siempre determinado por el uso testimonial de sus siglas DSCH, detalle  para su escritura  que recuperaba aspectos del primer movimiento, destacando la trompa que recreaba esa atmosfera pesimista. El Andante-Allegro, permitió a oboe, flauta y fagot mostrar extensas y amargas quejas en medio de una manifestación colectiva, popular y desengañada, con un asomo concentrado propuesto por un cantus-firmus de trompeta y que conduce al Allegro en un estilo de bacanal. Viktor Vanslov, crítico de opiniones poco gratas, uso un tono duro con respecto a la obra, tildándola de composición de ideario trágico unilateral, cuyos colores e imágenes sombríos, además de uso exagerado del pesimismo de la obra, tenía poco que ver con el realismo.

Ramón García Balado

 

Claire Booth

Orquesta Sinfónica de Galicia / Jonathon Heyward

Obras de Jessie Montgomery, Richard Strauss y Dmitri Shostakovich

Palacio de la Ópera, A Coruña

publicado en RITMO, edición digital

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