A Coruña - 28/03/2025

Un programa que asistió al estreno del Cantico
para soprano, coro y orquesta, completando con Les Iluminations, de Benjamin
Britten y Les offrandes oubliées, de Olivier Messiaen. Fernando
Buide, con estudios en la Carnegie Mellon University (Pittsburgh), con
Harry Archer, antes de doctorarse en la Yale University,
obteniendo el Michael Friedmann Price, de investigación, fue artista en
residencia de la Real Academia de España en Roma, además de obtener
el VII Premio de Composición orquestal AEOS-BBVA, confirmación de
una trayectoria consolidada por sus continuos proyectos, entre los que
destacaremos sus dos óperas A amnesia de Clío, dirigida por Paul
Daniel, con puesta escénica de Marta Pazos y la participación del Orfeón
Terra a Nosa, de Miro Moreira, ópera en la que contó con Raquel
Lojendio. También con A sombra de Cristal- puesta escénica de
Quico Cadaval y el protagonismo de María Hinojosa, César San
Martín y el actor Víctor Mosqueira. Raquel Lojendio- Clío
en la ópera citada-, colaboró con maestros como Sir Neville Marriner, Gianluigi
Gelmetti, Antoni Witt, Juanjo Mena, Vassili Petrenko, Edmond Colomer o Víctor
Pablo Pérez, tras formarse en el Conservatori del Liceu (Barcelona),
con Carme Bustamante, perfeccionándose con María Orán y Krisztina
Laki. Interpretó roles como Pamina- Die Zauberflöte-; La
Traviata- G. Verdi-; Donna Anna- Don Giovanni- o Morgana-Alcina-
e Il segreto de Susana- Wolf Ferrari-, y Margarita, del Fausto,
de Gounod. Aportó su voz para el registro de la RFG, con Paul
Daniel, Atlantic Waters, dedicado a compositores gallegos: Fernando
Buide- Pasaxes-; Juan Durán- Pórtico da Illa de Monteagudo-; Octavio Vázquez-
Viuvas de vivos e mortos-, y Eduardo Soutullo, con Jobs and Gates
at Dawn (and other uchronians).
Dos piezas en las que recurren a las poéticas de Ángel
Valente- Al dios del lugar-y Ernesto Cardenal- Telescopio
en la noche oscura- , Valente gozó hace unos años gozó de
una exposición en el Colexio Fonseca: Valente y la unidad de las artes,
comisariada por Claudio Rodríguez Fer. Valente (1929/2000), fue Doctor
Honoris Causa por la USC, antes de licenciarse en Madrid, y ampliar
en Oxford y en la OMS (Ginebra) y en la UNESCO parisina.
Su Cátedra se fundó en 2000, con motivo de la donación a la USC, de su
archivo documental con una biblioteca políglota, es obra de Antoni Tàpies,
colaborador habitual de sus proyectos artísticos. Rodríguez Fer, destaca
que su poesía, es reflejo de atención a las artes plásticas desde Durero
a Redón, Schiele, Picasso, Paul Klee, Tàpies, Goya, Kandinski o el
exiliado Luís Fernández. Ernesto Cardenal, segundo punto de
apoyo, es un personaje de segura aceptación, con ejemplos como la Poesía
completa editada por Espasa/EsPoesía, bajo supervisión de Remedios
Sánchez, con prefacio de Elena Poniatowska, a la par con su Prosas
dispersas, una relación de una poética franca y didáctica. Una vida
cargada de conflictos, por su entrega a la defensa de la liberación sandinista,
mientras se dejaba la piel contra la miseria de los años de oprobio de Tachito
Somoza. En compensación recibió la responsabilidad de cargo de Ministro de
Cultura. Cardenal nos dejó el 1 de marzo de 2020, a los 95 años. La obra de Fernando
Buide nace como un trabajo escrito entre Compostela y Sta Fe, un encargo de
la OSG y el Xacobeo 21/22, en donde Paul Daniel atendía a
compromisos profesionales y que coincidía con el período en el que el
compositor estrenaba A Sombra de cristal, una muestra de poéticas
imbricadas que recurre a textos de los homenajeados dentro de un intercambio
que deja como resultado el protagonismo concedido a la soprano y al coro con
pasajes instrumentales que se manejan como hilo de enlace, llevándonos a un
final de intenso poderío dramático. Composición In memoriam por su
propia madre, a la que perdía en aquel período. Musicalmente la obra suponía
una resuelta comprensión en ese protagonismo a repartir entre la soprano y el
coro, con una orquestación precisa en matices remarcados por tímbricas
puntillosas.
Olivier Messiaen- Les offrandes oubliées-, obra de juventud
(1930), tuvo su presentación con la Philharmonic de Los Ángeles,
con Zubin Mehta, en el otoño de 1974, y cuando el autor la compuso
22 años y acababa de graduarse en el Conservatorio de París, en el que se
formaría como niño prodigio. Pesaba intensamente la influencia del
impresionismo francés que la marcará toda su vida, especialmente por Debussy
y Ravel, además de su preceptor Paul Dukas, influencias que sabrá
asimilar añadiendo materias estéticas procedentes de las músicas hindúes y
otras en las cercanías, a las que otorgará cuño propio, muestra de los
permanentes equilibrios poco frecuentes a partir de innovaciones tomadas del
lejano Oriente en la entrega cercana a un éxtasis arrebatado, elementos que
vagamente hallaremos en el Tristán e Isolda-Wagner-, siempre en esa
indagación de tímbricas sorprendentes. Una búsqueda que ratificaremos en el
mundo ornitológico. Les Offrandes Oubliées, se había estrenado el 19 de
febrero de 1931, en el Théâtre des Champs Elisées, con la dirección de Walter
Straram, obra que se repartiría en tres tiempos: La Cruz, una
lamentación de cuerdas de desigual desenvoltura; El Pecado, una caída al
abismo, con fuertes acentos de contraste y La Eucaristía, lenta y
parsimoniosa desde una proposición de cuerdas, sobre acordes en pianissimo,
con matices coloristas. Estamos ante el Messiaen de Catalogue
d´oisseax; Poèmes pour Mi, para soprano dramática, en siete números y que
se dio a conocer con Marcelle Bunlet, con el autor al piano; Chants
de Terre et de Ciel, también para soprano y piano, en seis números, última
obra de este período para un ciclo que tendrá orquestación. Maestro de
maestros, dejará una huella indeleble forjada desde los comienzos como
organista que asentará sus dominios como compositor, atrayendo alumnos de toda
procedencia, en este magisterio vital a la búsqueda de rítmos, experiencias y
ese magnetismo persistente tomado del mundo de los pájaros. Fernando Buide,
compuso su Concierto para órgano y orquesta, encargo de la ONE,
dirigido por Diego Martín-Etxebarría, en un programa que incluía Hymne
pour grande orquestre, de Olivier Messiaen, y la Sinfonía en Do,
de Paul Dukas, pensando en el órgano Grenzing del Auditorio
Nacional, un organero del que guardamanos excelentes impresiones por sus
labores de restauración en órganos de nuestra ciudad.
Benjamin Britten-Les illuminations, op. 18-, el autor en el
obligado exilio americano que nos dejó una obra tan emblemática como son los Canticles
para distintas voces, especie de cantata o posible ópera en miniatura.
Les illuminations Op. 18, serie de melodías a partir del
simbolismo poético de Rimbaud, conseguirá en ellas un trabajo de clara
referencia estilística, por la forma en la que aborda los resultados en ese
encuentro entre la poética y la música en perfecta amalgama, pieza destinada a
un acompañamiento de cuerdas y que en la frase final de Parade, apunta
un parámetro a seguir: J´ai seul la clef de cette parade sauvage.
Recurrencia de un motivo que el compositor unificará en el ciclo, marcado
por su específico color modal y una aproximación a las influencias de Gabriel
Fauré, perfecta alusión a una cultura en la que se reafirma por la relación
del tritono Mi-Si b, en la que confluyen la voz y el
acompañamiento instrumental. Pocas veces se mostrará tan natural y vivaz en el
empleo de una lengua que toma en préstamo, de la que se maneja con un estilo
aparentemente monocorde, movido gracias a un radical contraste, por su densa
polifonía. Poética que tendrá como destinatario/a, una voz aguda, que para el
estreno sería la de la soprano Sophie Wyss, el 30 de enero de 1940, en
el Aeolian Hall (Londres), dirigido por Boyd Neel, siempre atenta
a la prosodia de la lengua y que como sucede en otras obras, podrá remitirnos a
dedicatarios reconocibles como en muchas fue su compañero Peter Pears,
con quien hará posible el Festival de Aldeburgh, con obras como Noye´s
Fludds, operita para niños o la adaptación de A Midsummer Night´s Dream,
para la renovación del Jubilee Hall, de Aldeburgh. Intérpretes
como Galina Vishneskaia o el barítono Dietrich Fischer-Dieskau,
entran en esta relación. La música antigua, desde tiempos de Purcell,
serán igualmente determinantes, dejando argumentos de Abdelazar, de Aphra
Behn, y que suponen la base de The Young Person´s Guide to the
Orchestra, o las adaptaciones de Britten, en Lachrymae, para
viola y piano, que toma dos piezas de Dowland: If my complaints could
passion move, de The First Book of Songs and Ayres y Captain
Digorie Piper his Galliard, incluida en Lachrimae, o Flow my
tears, que pasaron al repertorio de Peter Pears. En candelero, el
lema Dowland, Dowland, Semper dolens
Les Illuminations, Op. 18 o el distanciamiento de la propia tradición
inglesa preñada de ambigüedades estilísticas en su conjunto ya desde el
aldabonazo en Fanfare: J´ai seul la clef de cette parade sauvage,
un bordoneo acunado por trinos de chelos y contrabajos con las violas quasi
trombe, en diálogo persistente, en actitud de respuestas obstinadas. Raquel
Lojendio, dotada especialmente en los aspectos del canto para obras como
las elegidas para este programa, por sus atenciones a los pequeños detalles
estilísticos, abordó con mesura las piezas que integran esta obra. Villes,
por sus imágenes amontonadas que evocan esas villas imaginarias en las que se
mezclan gentes anónimas y bacantes en danza, en un Allegro energico y
que se repetían con la misma actitud. Phare, expresada por su J´ai
tendu des cordes de clocher à clocher …sobre armonías resueltas en lento
ed estativo, junto a Antique: Gracieux fills de Pan!, un contra-
canto sujeto a un acorde tratado cuasi Chitarra por las cuerdas
graves para seguir con Royauté, corto recitado en luminoso Mi M.,
a la manera de un diálogo entre una dama y un caballero. Marine: Les
chars d´argent et de cuivre…un deletreado discurso silábico en
movimiento continuo. Interlude, retorno al comienzo con J´ai
seul la clef de cette parade sauvage, una bella voluta fluida que nos lleva
a Being Beateous, pasaje ante un paisaje nevado, motivo al parecer
encontrado por Rimbaud, en Longfellow, para caracterizar una
visión entre simbolista y sensual. El Ser y la Belleza, caballero
y dama, a través de las cuerdas divididas sobre una frase expresiva y animada
en una marcha delirante. Parade, casi una dramática escena
teatral operística con su momento álgido en Des yeux habitées à la façon de
la nuit d´été hasta encontrarnos con Départ, la huída de Rimbaud en
forma de brumosa afectación: Assez vu. La vision s´est rencontré à tous les
airs. Assez eu, Rumeurs des villes, le soir, et le soleil, et toujours. Assez
connu, Les arrêts de la vie. Rumeurs et Visions! Départ dans l´affection et les
bruit neufs!
Ramón García Balado
Obras de Olivier Messiaen, B.Britten y
Fernando Buide
Raquel Lojendio.
Orquesta Sinfónica de Galicia y Coro /
José Trigueros y Javier Fajardo
Palacio de la Ópera, A Coruña
https://www.ritmo.es/auditorio/critica-fernando-buide-en-estreno-cantico-para-soprano-coro-y-orquesta-por-ramon-garcia-balado