David Fernández Alonso tuvo bajo su confianza dos obras de Emmanuel Chabrier- Larghetto- y de Paul Dukas- Villanelle-, en un programa que añade Súbito con forza, de Unsuk Chin, y la Sinfonía nº º 3, en Mi b M. Op. 55 (Heroica), de L.v. Beethoven. David Fernández Alonso, con estudios en Karlsruhe, siguiendo la docencia de Will Sanders, se inició profesionalmente con formaciones como la JONDE, la Staatskappe Dresden, la O. de la Radio de Stuttgart, la BBC Proms, la Gustav Mahler Jugendorchster, siendo dirigido por maestros como Lorin Maazel, Zubin Mehta, Kurt Masur, André Previn, Riccardo Chailly, Esa Pekka-Salonen, D. Harding o Carlo Maria Giulini y G. Rodesvensky. Una evolución que le llevó a integrarse en la OSG y a colaborar en proyectos con la RFG. Recibió el Premio de la Crítica de Galicia (2003) y especialmente merecen mención sus cursos impartidos en la EAEM. En el ámbito camerístico, fue parte de grupo Moonwinds, dirigido por Joan Enric Lluna.
Puso en atriles la recuperación de Concierto para trompa y orquesta de José Arriola, dirigido por Maximino Zumalave, en marzo de 2011, junto al Concertino para cuerdas, de Federico Mosquera y la Sinfonía nº 92, en Sol M. (Oxford), de F.J.Haydn y no menor interés tiene su participación con nuestra orquesta, en una selección de obras de José Arriola, publicadas en un doble cd, dirigido por Maximino Zumalave, en el precisamente incluyó la composición citada. En el registro, colaboraron también Joaquín Soriano-Concertino para piano-; Víctor y Luís del Valle-Divertimento concertante-; Carmen Durán y Javier Franco, en obras para la voz, escritas sobre la poética de Antonio Machado, un justo homenaje al compositor de biografía no exenta de contratiempos.
Dos obras para la trompa, comenzando por el Larghetto, de Emmanuel Chabrier, pieza que destila modismos peculiares en los aspectos tímbricos, detalle nada desdeñable si tenemos en cuenta su trayectoria en la que mantuvo excelentes relaciones con Verlaine-quien le ayudaría en la aportación de dos libretos para dos de sus opéras liriques; o con artistas como Manet y Duparc. Su afinidad con las tradiciones de procedencia ibérica, dejó dos ejemplos que conservan la aceptación de los aficionados: la rapsodia España, una pieza tiznada de hispanismos peculiares y que vería la luz en las sesiones programadas por Charles Lamoureux, o la Habanera-entre tantas posibles, aprovecharía en ella material tomado de breves composiciones para piano. De su talento, destacan obras entretenidas como Le roi malgré lui (fiesta polaca y danza), destinada a la Opéra Comique parisina o Joyeuse marche, otra animada curiosidad que dedicaría a su amigo Vicent d´Indy, una especie de fantasía que deja imagen de su estilo resuelto y atractivo. Pieza breves pues, y para lucimiento de soltura e ingenio. Paul Dukas- Villanelle-, un despliegue de recursos técnicos, destinado a llevar al instrumento a un exigible lucimiento. Dukas, para no alejarnos, fue el maestro de obras de gran reclamo como El aprendiz de brujo, calificado como scherzo sinfónico y que remite a una inspiración literaria, tema que había tratado en la obertura de concierto Polieucto- una tragedia de Corneille-, y en mejor consideración, el poema danzado La Péri, destinado a los ballets de Serge Diaghilev, en dedicatoria a la bailarina N. Trouhnova, para subir a escena en el Théâtre Châtelet parisino. En sus años de estudio, había tenido como maestro a Ernest Giraud, mientras compartía labores con Claude Debussy, llegando a ser profesor de compositores como Olivier Messiaen. Su ópera Ariane et Barbe-Bleu, conserva el respeto de los aficionados y la crítica, quienes llegaron a equipararle con Richard Strauss, salvando tras obvias distancias. Detalle de atención para los aficionados que completaría con un bis cromático y audaz.
Novedad para comenzar, por Súbito con forza (2020), de Unsuk Chin, breve tarjeta de visita condensada en cinco minutos, para dos oboe, dos flautas, dos clarinetes, dos fagotes, dos trompas y dos trompetas, una dedicatoria con motivo del 250 Aniversario de Beethoven, de quien tuvo como primordial maestro a G.Ligeti, en Hamburgo, para continuar en Berlín, en donde estableció su residencia. Fue Premio del Certamen Grawemeyer (2004) y recientemente editó una selección de importantes obras, con la Berliner Philharmiker, dirigido por Daniel Harding, y Simon Rattle, obras como el Concierto para violín nº 1; el de chelo o Le silence des Sirènes; el Concierto para piano; Chorós y Roncaná, teniendo como solistas a Christian Tetzlaff, Alban Gerhardt, Barbara Hannigan, Sunwook Kim. En esta trayectoria, se la comparó con Kaija Saariaho, por la riqueza de su paleta y la calidad de sus propuestas tímbricas. Se aprecia que donde Saariaho introducía el pathos, Unsun Chin, se decide por un sentido del humor y el juego. Esta entrega en registro discográfico, en idea del compendio de una dimensión asequible, gracias al trabajo editado por la Berliner Philharmoniker Recordings- tanto sonoro como audiovisual. György Ligeti, ejerció sobre ella una influencia determinante a lo largo de tres años, aunque con frecuentes roces entre maestro y alumna, en los que ella se distanció del postserialismo, que encontrará en otros epígonos de las influencias de Darmstadt.
Beethoven- Sinfonía nº 3, en Mi b M. Op. 55 (Heroica)-, obra de juventud y que en sus comienzos calificará como Grande, cuando la ofrezca a los editores Breitkopf & Härtel, asunto que aparece en el frontispicio del original, producto de una larga y trabajada gestación. La citada dedicatoria a Napoleón, arrastrará ríos de tinta por los convulsos avatares del momento lo que le llevó a poner en solfa en frontispicio inicial al tiempo de que con esta obra, hará saltar por los aires esquemas que hasta entonces, parecían inasumibles. Pablo González, siempre apreciado por sus visitas, tuvo a gala detallarnos la trascendencia de las motivaciones personales y biográficas, resumiendo en un par de palabras: El genio que renegaba de la soberbia imperial napoleónica, para reivindicar el sentido heroico del artista ante el destino. Para su tratamiento, Mantuvo la idea de sus cuatro tiempos desde el Allegro con brio, genuinamente gigantesco por su planteamiento, arrancando con los chelos tras un primer acorde inicial sin preámbulos previos. El segundo tema se elaboraba a través de una toma de aliento sobre cuatro ideas que el desarrollo utilizaba temas ya expuestos entre argumentos agresivos en forma de elaborada conquista con variaciones de ritmos y modulaciones que parece empujar este tiempo hacía una potente dinámica afirmativa con resolutiva eficacia.
La Marcia fúnebre: Adagio assai, especialmente célebre y que en su primer trato pudo ser una marcha triunfal, resultó un repliegue meditativo y un ejercicio de conciencia sobre la condición humana y los pesares que la abruman. En esencia, una serenidad en forma ternaria dentro de una inmensa arquitectura imprevisible en apariencia. Para anécdota, la actitud de Hans von Bülow, quien tras la observación del movimiento anterior, llegó a suspender la ejecución de la obra. Un profundo dolor impregnó esta obra abierta e imprevisible para los estilos de época, destacando cierta sequedad por los dobles fugados y la insistente contundencia. El Scherzo: Allegro vivace, remarcado por los metales resultó una actitud triunfante, propiciando por un aire agreste entre lo telúrico y lo rítmico que podrá remitirnos al Allegro con brio. El Finale: Allegro molto, se elaboró en forma de variación que también asimila aspectos temáticos ya usados en el cuadro final del ballet Las criaturas de Prometeo o las Variaciones Op. 35, desde un bajo de perfil contrapunteado. El final de la obra, resultó la síntesis de la típica forma-sonata, de la forma- variación y de la escritura fugada. Sinfonía de connotaciones precisas, fue el grado de consideración para Pablo González, director con el que disfrutamos de una afinidad ciertamente regular. Una obra con estreno en el Theater an der Wien, el 7 de abril de 1805, bajo su propia dirección, después de su estreno privado en el Palacio del Príncipe Lobkowitz, quien será su dedicatario definitivo.
Ramón García Balado
David Fernández.Real Filharmonía de Galicia/Pablo González
Obras de Unsuk Chin, Emmanuel Chabrier, P. Dukas y L.v. Beethoven
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
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