02/08/2024

Alumnos del LXVI Curso U.I. de Música en Compostela: A la luz de los candelabros

 Museo de Pontevedra


Concierto en el Edificio Castelao del Museo de Pontevedra, protagonizado por alumnos del LXVI Curso U.I. de Música en Compostela- día 3, a las 19´00 h-, con un programa actualizado y que como cada año se cita bajo el título conocido A la luz de los candelabros, reunión familiar y como gesto de confraternización, atendiendo a intérpretes elegidos de las Cátedras correspondientes. Del aula de J.Mª Gallardo del Rey-guitarra-, estarán Viacheslav Shugaev, con Elogios a la guitarra, de Joaquín Rodrigo, de quien disfrutamos de la charla impartida por el musicólogo Ernesto Monsalve: Joaquín Rodrigo,  en el centenario de su primera obra, ilustrada detalladamente con detalles gráficos y sonoros. La guitarra a solo del saguntino, reconocible en obras como Trois petites pieces; Tríptico para guitarra; Invocation et dance (Homenaje a Falla) o Pájaros  de primavera.  De Isaac Albéniz, Asturias, en manos de Conor White, pieza que editada en 1893, mostrando ese ambiente climático y popular gracias a su ritmo  inequívocos acentos andaluces.

De la cátedra de chelo de María de Macedo y Stephan Forck, dos piezas de Gaspar Cassadó, tan afecto a este curso desde sus comienzos y que estará representado por el chelista Esteban Barlow y el pianista del curso Ángel Huidobro, para la Sonata en estilo antiguo español e Introduzione e Allegro tempo/Grave/ Danza con variazioni (Allegretto-Stesso- Risoluto-calmo-Tempo I Piu Mosso). Cassadó, compañero en tiempos de Pau Casals, Iturbi, Szigeti  o Harold Bauer y que llegó a formar un trío con  Menuhin y Ketner, cultivaría con notable prestigio la docencia en centros como la Ac. Chigiana, de Siena, antes de establecerse  en Florencia. J.Turina le había dedicado una transcrpción de El Jueves Santo a medianoche y el maestro J. Rodrigo el Concierto Galante.

De las Cátedras de Música de Cámara y de Composición, un par de estrenos firmados por los profesores Ashan Pillai y David del Puerto. Primicias pues a descubrir por las peculiaridades ostensibles de cada uno de ellos. Ejemplos de obras de encargo, lo habíamos tenido con el Quinteto para guitarra, obra del año 1975 y que la tarde del jueves nos ofrecieron Riccardo Guella y el Cuarteto Lucent. Esta sesión, nos dejará Corrientes (for String Quartet), precisamente con ese Cuarteto  Lucent: Takamori Okamoto y Julya Sozanska-violines-, Pol Altimira, viola y la chelista Yena Gook. Soberbios en su sesión con obras de Granados, Manuel Castillo (con el guitarrista Riccardo Guella) y Ruperto Chapí. Otra obra en estreno El canto del Cisne, es obra de José Antonio Tolosa (1996) y que se confía a Tabea Heinze (violín); Eduardo Moya (viola) y Gabriel Serrano (chelo).

De la Cátedra de violín, de Stephan Picard, un par de detalles de sello inconfundible, partiendo de Pedro Budiño, que elige la Habanera del violinista infortunado que fue Manuel Quiroga (1892/ 1961), querido y admirado en su natal Pontevedra, bien tratado en la monografía escrita por Carlos Cambeiro: Manuel Quiroga Losada: o gran violinista galego do século XX, editado por O Consello da Cultura Galega, en 2011 y al que el propio Museo de Pontevedra dedicó un excelente memorial ilustrativo: Manuel Quiroga. Da gloria ó esquecemento. Un trabajo que nos recuerda que su obra no ha sido reeditada a excepción de la publicación del VI Cuaderno del Curso de Música en Compostela, que recoge quince fuentes manuscritas, en edición facsímil, precedidas de un breve comentario analítico realizado por el musicólogo Antonio Iglesias. De reciente aparición, había sido el Concierto en estío Antico, editado por Dos Acordes.   Abraham Parra Amante, tendrá el Primer movimiento de la Segunda Sonata española OP. 82, de Joaquín Turina, fechada en 1934, y dedicada a Pedro Sanjuán. Ese primer tiempo utiliza un tema con variaciones, precedido y rematado por un pasaje lento. El tema es muy elaborado por el violín, alcanzando como principal virtud una cierta indefinición tonal, partiendo en sus primeros aspectos con aire de petenera, hacia un detalle de intensidad expresiva. Tuvo su presentación en Londres con Ángel Grande y María Lavinskaia.

De la Cátedra de piano de Josep Colom, un par de ejemplos de los que dejarán memoria Oriana Kemelmajer, con la Sonata en Do M. K. 514, de Domenico Scarlatti, el italiano asimilado y profundamente dotado para indagar en nuestras raíces. Sus piezas para el teclado, primarán la forma binaria. No se ceñía al mero uso de danzas estilizadas de la llamada suite barroca, sino a personales intuiciones completamente nuevas. Cada sonata era un ensayo de coordinación y control de problemas inhabituales, como los que surgían de un problema de gesto excéntrico, su peculiaridad armónica se manifiesta en la progresión de acordes, una frase o un grupo de frases irregulares, un tipo extraño de desarrollo motívico, un color tonal solo posible en el clave español o un fortepiano florentino.

Antón García Abril, siempre añorado maestro de la Cátedra de Composición del Curso, con Lotanzas, grupo de piezas para el piano, en la interpretación de Eric Manero. Un piano el suyo bien tratado por Guillermo González, Leonel Morales o nuestra apreciada Ilona Timchenko. Las obras  para piano de García Abril comenzarán a vislumbrarse con la Sonatina (1955), dedicada a Esteban Sánchez, para confirmarse en Preludio y tocata; la Sonatina del Guadalquivir, encargo  del Ministerio de Cultura con motivo del centenario de J.Turina; Los Preludios de Mirambel, un ansia de enraizar con Granados, Albéniz o su admirado Manuel de Falla, grupo de piezas con distintos dedicatarios en mente.

De la Cátedra de Canto de Mª José Montiel, épocas y autores en la distancia estética y estilística desde el Padre Donostia, indagador de ancestrales tradiciones en su pretensión recuperadora y divulgadora, y para ejemplo Oñásez, en la visión de Goretti Eizagirre. Por su parte, Mariam Gómez, se aproxima a  Miquel Ortega  (1963), compositor en la estela de una sentida fidelidad lorquiana por el Romance de la luna, y Canción del jinete, de El romancero gitano, del que tomó dos de sus poemas que no descubre esa afinidad profundamente sentida.  Leila Rodríguez, elige Dos cantares populares, de Ferrán Obradors (1897/ 1945), una lectura de preferencia fue la realizada por Raquel Lojendio, acompañada al piano por un gran especialista en música española como Aurelio Viribay.  Tomoko Satoh, desde la distancia cultural, se apunta a Joaquín Nin Culmell (1908/ 2004), con Viva Sevilla!, músico de larga tradición familiar por su padre Joaquín Nin  y su célebre hermana Anaïs, músico con formación en la Schola Cantorum parisina, con Alfred Cortot y Ricard Viñes y en nuestro país con Conxita Badía, fundadora del cuadro de profesorado desde el primer año en Música en Compostela.

Ramón García Balado

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