28/03/2024

Música y danza en torno a Santa Teresa: Eva Narejos y Ana Aguado en De Lugares e Órganos

 Igrexa da Universidade, Santiago de Compostela


 De Lugares e Órganos
nos invita a la Igrexa da Universidade- viernes día 29, a las 20´00 h., para un espectáculo centrado en la figura y el entorno de Sta Teresa, tratado en lo escénico por las danzas y coreografías de Eva Narejos, sobre danzas precisamente del Siglo de Oro, a partir de fuentes originales como el tratado de Esqivel Navarro (1624) o el manuscrito de Antonio Jaque, de mediados del XVI y el tratado de Pablo Minguet e Irol, del XVII, junto a otras coreografías de la propia artista y el protagonismo musical al órgano, de Ana Aguado, que recurre a piezas musicales de Antonio de Cabezón, Pablo Bruna, Martin i Coll, entre aportaciones de Cantigas de Afonso X, el Rey Sabio.  El soporte musical se sustenta en la recurrencia a temas que en cierta forma arropan pasajes de la biografía de la mística, en una serie de citas tomadas de épocas distintas. Piezas como una Danza alta (sobre La Spagna), de Francisco de la Torre (c.1460-c. 1504), del Cancionero Musical de Palacio. Un anónimo: Canarios, tomado de Flores de Música, de Fray Antonio Martín i Coll, de quien a su vez se elige otro anónimo: Folías, del mismo grupo, al que se añade también otro anónimo en forma de Xácara y el  Baile del Gran Duque.  Martín i Coll, que incluye estas piezas, como maestro  presentó una obra fundamental,  el resumen Arte de canto llano y breve de sus principales reglas para cantores de coro, que vería sucesivas ediciones.   José Elías, maestro que se especializará en las obras de Cabanilles y que resultará un puente generacional, junto a otros como Sebastián de Albero o José  de Nebra y Joaquín de Oxinaga, deja un Intento cromático, descripción de los de desvanecimientos en el profundo agotamiento de Santa Teresa.

Jesús Guridi (1886/1961), en una traslación de época, reporta tratamientos de piezas procedentes de Afonso X, El Rey Sabio: Todo logar mui ben pode (Cantiga de Sta María 28), en una armonización; Razón an os diablos (Cantiga de Sta María 109) y Santa María loei  (Cantiga Sta María  200).  Del Libro de Cifra Nueva, de Venegas de Henestrosa (1557), un préstamo procedente de Francisco Fernández Palero (c. 1533/77) y que tantas atenciones recibirá, Paseábase el Rey Moro, el mismo libro que aportará el Himno Conditor alme siderum, de la monja Gracia Baptista, un Himno de Adviento que es la primera obra femenina  impresa en versión para tecla, del ámbito ibérico.   Pablo Bruna (1611/79), el Ciego de Daroca forjador a la par de una escuela de discípulos, como Nasarre o Xarabe, tendrá el Tiento de 2º tono, sobre la Letanía a la Virgen.   Girolamo Frescobaldi, autor de nuevas formas instrumentales, floreciendo en especial estilos de Ricercar, Capriccio, Fantasía, Partite o Variazioni, modelo de época relumbrará  por la Gagliarda terza, y en la cumbre por excelencia, Antonio de Cabezón (1511/66) deslumbrando con las Diferencias sobre el canto llano del caballero.   Eduardo Torres (1872/1954), en un cambio de perspectivas con Afín dun camino de perfección (impresión teresiana) y Frei Diego da Conceiçao (s. XVIII), con Beata, Santa e Doutora da Igrexa, una Batalha, de quinto tono.  

Sta Teresa de Jesús (1515/82),comenzará su producción literaria en años de madurez en obras como el Libro de la vida (1562), editado en 1588, entre otras como Camino de perfección, El castillo interior o tratado de las moradas, utilizando la alegoría de la guerra como expresión del combate espiritual transfigurado en combate amoroso. Momentos en los que arreciaban las condenas a los iluminados y alumbrados, que hacían sospechosa toda tendencia mística que prescindiera de las letras, de la doctrina científica e intelectual de los teólogos y significativa serán opiniones como las de Melchor Cano: Es dañoso y peligroso fiar la divina scriptura de mugeres y gente lega, y haze poco al caso que la muger entienda latín, pues casi es el mismo peligro.  En su favor, Osuna dirá que la teología mística, aunque sea suprema y perfectísima noticia, puede empero, ser habida de cualquier fiel, aunque sea mujercilla.  Parece que fue esta la influencia literaria y  doctrinal más importante para la Santa. Algo que se percibe en el derramamiento de afectivo, en el estilo, en el tipo de comparaciones y en la relación familiar y próxima con el lector.

Su inteligencia sumamente despierta y su vivísima sensibilidad se  ampliará por el paladeo de unos cuantos libros, y de su lectura detenida se podrá recordar las citas de textos determinados, que ella no ocultaba. Un fuerte temperamento castellano lo será también como mujer de acción. Castellana en el espíritu y en el realismo, sobresaldrá también por el lenguaje, castizo, puro de Castilla la Vieja, teñido levemente de arcaísmos, que quedaban vivos en el pueblo. Su sentido de la realidad, su dominio en las fundaciones y luchas, su síntesis de vuelos y preocupaciones doméstica hacen de ella por esencia la cima representativa de la mujer castellana. Su lengua, afirmará Oliver Asin, resulta el más candoroso y sencillo castellano de las dueñas de Ávila. No usa en cambio apenas neologismos y expresiones de culto. Luís de León, que prologó obras suyas, el  estilista elegante e intelectual, apreciará el gracioso descuido con que trata las cosas altas y por la forma del decir.

Hoornaert estudiará su obra y su estilo en cuanto a las glosas, alegoría, exposiciones directas perceptibles en el matiz de los procedimientos, la unión de la espontaneidad y el lirismo, dentro de una expresión adecuada a los sentimientos mediante frases cortas, intensas y las formas interrogativas o admirativas, que parecen sollozos del alma. En el conjunto de su obra hay un hondo encantamiento e intimidad, descubriéndonos sus aficiones de las que se vale para los estados místicos en imágenes sensoriales  delicadas, como las de un perfume; analiza el alma hasta en sus más secretos rinconcillos. La mística partía del mundo de las Confesiones de San Agustín, pero  lo que en este hay de supeditación a lo intelectual y doctrinal, en ella hay una entrega a las cosas más personales sin una línea orgánica metafísica. No debemos confundir aquella calidad de acción frente a su modalidad literaria. Por la primera las murallas de Ávila pueden ser un símbolo y para la segunda, la arquitectura de sus Moradas, resulta un mundo tierno, infantil a veces, popular otras, en un juego de estilos entre lo ingenuo y lo pintoresco.

Ramón García Balado

   

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