13/07/2023

Sonatas para flauta y piano de J.S. Bach: André Cebrián y András Kemenes, en el Curso Airas Nunes

 Los profesores André Cebrián (flauta) y András Kemenes (piano) ofrecen en la Escola de Altos Estudos Musicais-19´45  h., un concierto en el que interpretarán las sonatas BWV 1030, en Si m. y BWV, en Mi b M. 1031, de Johann Sebastian Bach, obra en buena lógica para flauta y clave y que pertenecen aproximadamente a su etapa entre Weimar y Leipzig, entre los años 1715/25, dejando en medio los débitos obligados en Köthen, en los que se ocupó de obligaciones contractuales en calidad de maestro de capilla y director de música de cámara del príncipe Leopold, entusiasta melómano y protector de las artes, además de músico aficionado. Allí dispondrá de una orquesta cortesana, a la que entregará parte de sus obras, en especial las de estilo camerístico. Las sonatas bachianas donde interviene la flauta no forman un corpus homogéneo, puesto que la cronología se encuentra distanciada y dispersa, adquiriendo las obras una diversidad formal. Con seguridad serán obras destinadas a la flauta travesera, y lo que nos ha llegado será en cierto modo consecuencia de la casualidad y no de una actitud consciente. Veamos precisamente la Sonata BWV 1030, en Mi b M, cuyo manuscrito confirma la calidad de la composición y del que agudos estudiosos decidirán ratifican la evidencia de sus valores intrínsecos, especialmente en cuanto a la expresividad de la flauta. Un modelo lejano hallaremos en la sonata da Chiesa-quizás pueda tratarse de una adaptación de una sonata en trío no conservada-, trascendida a consecuencia de una síntesis de gran aliento de las típicas formas barrocas, de la presencia de un clave en funciones concertantes y la  introducción de la danza (fuga final). Su primer Andante, posee amplias dimensiones, proponiendo hasta seis motivos melódicos diferentes. En conjunto, una de las escrituras más equilibradas del conjunto de su obra camerística.

Su obra en la que destaca la flauta, nos aporta el grupo de estas composiciones para flauta y clave- abundando en la actualidad las lecturas ajenas al criterio que se aferra a las renovadoras corrientes historicistas, para tratarlas sin rigurosas dependencias de planteamiento-, y que escucharemos en interpretación para flauta y piano. También nos encontramos con otras tres sonatas para flauta y  b.c.; una sonata para dos flautas y continuo; una partita para flauta sola BWV 1013, en complemento con otra sonata para flauta, violín y b.c., material que dará razones para poner en entredicho la autenticidad de algunas.  Esa flauta de sus preferencias, que descubriremos en el Cuarto concierto de Brandemburgo, con atenciones para la flauta travesera, por sus perfiles sonoros de talante elegíaco y pastoril, de gran acogida en la Europa de su época, con ejemplos de otros maestros como Michel Blavet o Quantz y hasta el muy melómano Federico II, rey de Prusia. La música concertante, no dejará de atraer su debilidad creativa y de nuevo valdrá aproximarnos a obras como el Quinto concierto de Brandemburgo; la Suite en Si m. (para flauta y orquesta); algunas sinfonías y arias concertantes; las Pasiones o el Magnificat o la monumental Misa en Si m., en la que las flautas cargan con entusiasmo coloridos pasajes de adorno, encabalgados con los coros.

Vuelta pues a esa Sonata, en Si m. BWV 1030, que ambos maestros nos ofrecerán, obra cumbre , como queda dicho, y con posibilidad del año 1735, en su etapa de Leipzig, en condición de Kantor, sobrepasado por sus obligaciones múltiples, desde la docencia a la creación para la escuela (Schulkantor), que implicaba atender igualmente a la composición de obras para la música de las cuatro iglesias principales de la ciudad (San Nicholas, Santo Tomás, la Iglesia Nueva y la de San Pedro. Habrá una quinta que se añada, que será la de San Pablo, perteneciente a la Universidad, dejando para fechas festivas, el canto en la iglesia del Hospital de San Juan. Sus tiempos, el Andante amplio escrito como dúo concertante para flauta y clave, partiendo de un bajo consistente que ponen en juego todos los recursos rítmicos de una escritura sobre movimientos de tresillos, dosillos, notas repetidas o motivos de semicorcheas, camino de fusas que se suceden en cascada contrapuntística. Pieza apoteósica del barroco en plenitud que da paso al Largo e dolce, en el que el teclado no se limita al rol de simple acompañante, en esa apariencia de dependencia de la flauta. Pasaje cálido y entusiasta, pleno de detalles técnicos para el lucimiento del flautista.  El Presto, se construye sobre dos partes: un Presto y una corta fuga Alla breve, a tres voces, enervada a una cadencia sobre un final de ritmo arrebatado en forma de giga.

La Sonata en Mi b. M. BWV 1031, fiel de la balanza de este programa, se resuelve igualmente en tres tiempos, partiendo del Allegro moderato, que se abre con un solo del teclado, desarrollado sobre arpegios de notas básicas de la tonalidad. El diálogo entre los dos instrumentos, aparece de súbito, cada cual con su tema particular  y en el centro, destaca la flauta gracias a sus pinceladas de claro virtuosismo. Un tema animado del teclado, asoma en forma de estribillo, sobre la mano izquierda, cual bajo continuo. La Siciliana, en 6/8, es modelo de imitación para todo estilo de transcripciones, por ese motivo de siciliana anunciado por la flauta a caballo de los devaneos del teclado, destacando las imitaciones canónicas. El Allegro, resulta una página apacible, sostenida por su virtuosismo, en ese diálogo entre los dos solistas en un enfrentamiento seductor.

Queda en medio el Rondo para piano en Do m., H. 283/Wq, 59/ 4, de su hijo Karl Philipp Emanuel Bach, que concedió al piano sus mejores obras, terminando por abandonar el contrapunto y los vigentes cánones barrocos- la historia llamaba a las puertas-, y en el conjunto de su legado, ofrece en pie de igualdad las varias voces imitativas. Sus trabajos camerísticos pueden asomar aspectos conservadores, aunque nunca abandonó por completo el sentido del solo instrumental con continuo. Las obras de este rango, cubrirán toda su carrera, demarcando claramente la evolución de la música en la Alemania del norte, entre el barroco y el clasicismo. Dio poco a poco preferencia al clave obligado sobre el continuo, ayudando a la desaparición de la sonata-trío.

Ramón García Balado            

 

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