Concierto en
el Palacio de la Ópera de A Coruña con la”OSG”,
dirigida por José Trigueros, en la que serán solistas el compostelano Iago
Domínguez iras y Alejandro Viana Herreros, ganadores del “Premio Cidade da
Coruña. III Concurso Soncello para jóvenes chelistas 2019” y con entrada libre,
en el que Iago interpretará el “Concierto para chelo en Mi m. Op. 85” y
Alejandro el “Concierto para chelo en Si m. Op. 104”, de Antonin Dvorak.
Iago Domínguez pasó por la docencia de Barbara Switalska antes de seguir en la
“Hochschule für Musik Basel”, continuando Estudios Superiores con Ivan
Monighetti y Sol Gabetta. Colaboró con el “Festival Menuhin de Gstaad”,
en Suiza, siendo miembro de su Academia entre 2014/6, en donde tuvo la
oportunidad de debutar con la “O. del Festival Gstaad”. Había participado en
concursos de élite como el “Paulo Viloncel” y el “Antonio Janigro”. También
asistió a clases de Asier Polo, Rouslana Prokopenko, Daniel Müller
Schott y Lluis Claret, en el ámbito camerístico con el “Emerson Quartet” y con
los profesores Anton Kerniak, Felix Rengli, Alexander Gold e Ilona
Timchenko. En 2014, fue admitido en el “Moscow Meets Friends Festival”.
En 2017 había sido invitado por la ”Fundación Vladimir Spivakov” , tras
lograr en 2007 el “Premio Honorífico Int. David Russell”.
Iago participó en la edición pasada del “ClasClas”, “II Fest. Int. de
Vilagarcía de Arousa”, en más de una colaboración, pero destacaremos igualmente
sus apariciones en las actividades del Paraninfo da Universidade de Santiago.
Conciertos como el compartido con la pianista Eriko Ishimoto- S.Prokofiev en la
“Sonata para chelo y piano, en Do M. Op.119” y C.Saint Saëns, “Concierto para
chelo nº 1, en la m. Op.33”, en la conveniente transcripción-; la sesión con la
pianista Simona Kantcheva, para el “Concierto para chelo y orquesta, en Mi M”,
en arreglo para esta formación, de Boris Tchaikovski- sin relación familiar con
Piort Illich-, o el concierto con el pianista Javier López Jorge- otro
incondicional-, en aquella ocasión con la reducciones de Prokofiev, de la
“Sinfonía concertante Op. 125” y, precisamente, el concierto de Sir Edward
Elgar, el “Concierto en Mi n. Op. 85”, que esta vez se pone en atriles.
Alejandro Viana Herreros, fue alumno de Victoria Rodríguez en el
“Conservatorio Padre Soler”, de San Lorenzo de El Escorial, para seguir con
María de Macedo- titular actual de la “Cátedra del Curso U.I. de Música en
Compostela”-, Christopher Coin, Raphaël Pidoux, Jean-Guien Qeyras,
Christophe Henkel, Daniel Grosgurin, Stephem Fork, y en la “Fundación
Louis Vuiton”, de Gautier Capuçon. Lluis Claret, fue maestro de importancia en
su carrera. Recibió un Primer Premio del Nacional de Liezen y del Alcañiz, de
Teruel. En 2012, obtuvo el “Antonio Janigro” de Croacia y el “Llanes Int. Cello
Competition”. En 2014, se integró en la “Escuela Superior Reina Sofía”, como
alumno de Ivan Monighetti- puntos de coincidencia con Iago-, recibiendo la beca
“Fundación Albéniz”. Fue miembro de la “Orquesta S. Freixenet”, de Joan Pons,
de los “Cuarteto Mendelssohn” y “Stoneshield”, del grupo “Contrastes” y del
“Octeto Widmann”.
Dos obras de repertorio en esta sesión de reconocimiento para ambos. Edward Elgar
con el ”Concierto para violonchelo en Mi m. Op. 85”, que no hace tanto
escuchamos al prestigiado chelista Steven Isserlis, con la “RFG”,
dirigida por su titular Paul Daniel, con el estreno de “Im memoriam”, obra de
encargo, de Sofía O. Infante Souto, además de la “Sinfonía nº 1, en Sol m,
(Sueños de invierno)” de P. I. Tchaikovski. Elgar para un concierto que
acabará estrenando en Londres en el otoño de 1919- está pues de centenario-,
teniendo como solista a Félix Saldmon, responsabilizándose el autor de la
dirección. Observa en conjunto, una orquestación menos amplia de la mostrada en
otra de las obras cumbres, el “Concierto para violín y orquesta, en Si m. op.
61”. Será el solista quien se conceda un ostensible protagonismo en el “Adagio”
de entrada. Cuatro tiempos tratados con un absoluto dominio de la forma. El
caso del “Allegro molto”, con las libertades de las que se beneficia el
chelista, dentro de una orquestación puesta a su servicio. Igual mérito nos
encontramos en el “Adagio”, tipo de movimiento del que el compositor inglés
sabía sacar partido y en el que se decide por plantear los recursos de una
amplia melodía.
Dvorak con el “Concierto para chelo, en Si m. Op. 104”, con estreno dirigido
por el autor con Leo Stern como solista. Otro era el destinatario, Hans Wihan,
prestigiado talento de la época en el entorno eslavo, pero entre ambos no
habría la química requerida, ya que el chelista pretendía incorporar una
cadencia que no era de su agrado, de modo que las posibilidades cayeron por su
propio peso, a consecuencia del rechazo del compositor moravo. Wihan, con todo,
sabría salirse con su voluntad, convirtiéndose en firme defensor de la obra en
su contribución a su divulgación. Aspectos que ayudaron a confirmar los
aspectos más positivos. En el ”Allegro” de entrada, se adivina sin cortapisas
la inspiración procedente del Segundo movimiento”, de la “Sinfonía nº 4”, de
Johannes Brahms- sabida es la impronta dejada por el hamburgués en los
compositores de la época-, ya en la “coda”, se anuncian sendos recuerdos del
tema del “Primer movimiento”, que usaba en los
clarinetes.
Ramón García Balado 25/XI/2019
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