Sala Numax, Santiago de Compostela
O Órgano sae á rúa, con A Pegada do Órgano no cinema, una vez más en la sala NUMAX- día 14, a las 19´30 h.- para asistir a la proyección del filme L´année derniere à Marienbad, de Alain Resnais, ratificando la presencia del órgano en la banda sonora del cineasta francés, un eslabón que añadir a una de las fidelidades de temporada en De Lugares e Órganos y que para la ocasión se justifica por la banda sonora de Francis Seyring, autor también de trabajos como Le procès de Jean d´Arc, de Robert Bresson o Marie Soleil, de Antoine Boursseiller. Un músico centrado en el estilo de los cortometrajes dentro de un contexto no muy cómodo en cuanto a las demandas de efectismos. Para contribución al resultado requerido, tendremos una charla con la pretensión de entrar en materia, tanto en el cineasta como en el filme. La banda sonora, se acepta pues como uno de los elementos que ayudan a intensificar la recreación ambiental y que recibimos en versión original con subtítulos en gallego. L´année derniere à Marienbad, había sido una producción de Terra Film/Société Nouvelle des Filmes Cormoran/Précitel/ Como-Films/Les Films Tamara/ Cinetel/Silver Films Paris, con guión de Alain Robbe- Grillet, dirección artística de Jacques Saulnier, producción de Pierre Coureau (Précitel); vestuario de Chanel, Bernard Evein y la dirección fílmica de Alain Resnais. En el reparto, Delphine Seyring; Giorgio Albertazzi; Françoise Berlin; Luce García- Ville; Héléna Kornel; Gérard Lorin; Françoise Spira; Davide Montemuri; Gilles Quéant; Gabriel Werner y Karin Toeche- Mittler. ¿Qué ocurrió realmente el año pasado en Marienbad? Rara vez una película ha suscitado tantas polémicas más activas e incluso virulentas. Se llegó a decir que ni tan siquiera el director Alain Resnais y el guionista Alain Robbe- Grillet, estaban completamente de acuerdo; que según el primero, el año anterior se había producido un encuentro entre los dos protagonistas, mientras que según el segundo, el episodio entero no era más que una fantasía imaginada por el narrador. Pero esta divergencia no era sino un recurso fríamente pensado, una indicación al espectador de cómo debía abordar la película; es decir, sin ideas preconcebidas. Un destacado crítico francés, Jacques Brunius, afirmó tajantemente tras varios visionados que era la mejor película de todos los tiempos, mientras que otros la descartaron como una película de arte y ensayo. Pero hay algo innegable: para apreciarla plenamente es preciso que el espectador se entregue a su peculiar estructura narrativa y a su inimitable estilo. La primera voz que se escucha es la del narrador, que va diciendo al principio sin que se le entienda muy bien, y luego cada vez más claramente: Una vez más recorro los pasillos, atravieso estos salones y galerías, en este edificio de siglos pasados…mientras la cámara recorre morosamente los interiores de un gran hotel rococó. En uno de ellos, el público contempla inmóvil una obra teatral. Y ahora, dice la actriz, sobre el escenario, soy finalmente tuya. Cae el telón. El final de la obra prefigura la entrega de la protagonista de la película al acabar esta. Filme que sugiere muchas preguntas más: ¿Ocurrió esta escena en el pasado?
La eterna fascinación de El año pasado en Marienbad, radica en que cada vez que el espectador cree haber encontrado la clave del acertijo, se presenta un nuevo aspecto que echa por tierra todas sus teorías. Con sus sutiles claves, su complicada interrelación entre pasado y presente y sus representaciones de una realidad que puede ser simplemente un sueño, adquiere el aspecto de una historia detectivesca. Las figuras pues, son mucho más que personajes y se mueven de manera exquisitamente controlada por un director que demuestra la precisión de un hábil jugador de ajedrez. El mundo onírico en el que transcurre la historia posee la calidad de un cuento de hadas y, al igual que la mayoría de ellos, un cierto toque de amenaza oculta que acecha en todo momento a sus personajes. Aquel hotel gigantesco y barroco, situado en medio de unos geométricos jardines, está habitado únicamente por unos pocos huéspedes que adoptan poses de estatuas o forman estáticos grupos, mientras contemplan un oscuro drama o practican juegos aparentemente sencillos. Fragmentos de conversaciones, planos de personas cuidadosamente situadas o de grupos estáticos, tal cual quedaba dicho, para recrear un mundo perturbador, entre lo real y lo imaginario.
Ramón García Balado
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