14/07/2023

The Kid: Chaplin compartido por Carl Davis y Timothy Brock

 

Principio dSantiago de Compostela - 26/11/2020

Cineuropa con el pase de The Kid (El chico), de Charles Chaplin, según el tratamiento musical de Carl Davis con la Real Filharmonía de Galicia, un Chaplin posterior a Shoulder Arms y a Sunnyside, que pretendía reponerse de su matrimonio con Mildred Harris y que buscaba soluciones a su vida, en el momento en el que se encendió la luz mágica, al dirigirse al Music Hall Orpheum, en el que Jack Coogan realizaba su número de baile exótico y su hijo realizaba esporádicas apariciones.

Chaplin adivinó el talento del chaval y pensó en un guión para él, a medias con su personaje Charlot. Jackie Coogan, hijo, se puso en el pellejo del personaje, ya que en A day´s Pleasure, de 1929, tuvo la primera oportunidad, como ensayo para The Kid, bastante más largo y la prueba de que el crío tenía pasta sobrada para salir airoso, un actor nato, que aprendía con naturalidad y frescura.

En el arte de la pantomima hay unas reglas básicas que dominar, y Jackie pronto lo logró. Era capaz de aplicar emoción a la acción y acción a la emoción, así como de repetir una y otra vez una misma escena, sin perder por ello espontaneidad. Una banda sonora ideada por el cineasta vendría ya en 1971, en la que reverberar pizcas y elementos de la pantomima, las ligerezas propias de la comedia teatral, ajustadas al medio que demandaba el filme.

Carl Davis, metido en estas lides, restaura la banda sonora en 1996, un neoyorquino de ascendencia judía que estudió composición con Paul Nordoff y Hugo Kauder, para seguir con P. Nogaard, en Copenaghe y en el Bard School College, neoyorquino. En 1959 su trabajo Diversions, mereció un Premio Grammy, merced a lo cual, Ned Sherrin, le encargará la obra satírica That Was the Week that Was. Pero en lo que nos afectaba, estaban las bandas para filmes mudos con notables resultados, desde mediados de los cincuenta. Documentales para David Gill y Kevin Brownlow: Hollywood: A Celebration of the  American Silent Film, que se confirmará en trabajos posteriores, como Napoleon (Abel Gance); Intolerancia (D.W. Grifith), con acompañamiento de orquesta, y que en 1989, se usará con éxito. Davis, dirigió a la Oakland East Bay, en la  interpretación de Napoleon, en una versión completa restaurada por Brownlow, presentada en el San Francisco Silent Film Festival, en el Paramount Theatre, de Oakland,  Seguirá Unkown Chaplin, de 1983; Buster Keaton: A Hard Act to Follow y Harold Lloyd: The Thrid Genius. En los ochenta, será responsable de trabajos  entre los que aparece City Lights, de Chaplin y Avaricia, de Erich von Stronheim.

Timothy Brock, un especialista en dirigir interpretaciones sobre bandas sonoras de cine mudo de los años veinte a los treinta con la garantía de disponer de grandes orquestas, es de hecho uno de los talentos reconocidos en estas materias, contribuyendo a la divulgación en su justa medida, fue responsable de otra renovada lectura, en 2016, que puso en atriles ajustándose a demanda. En su haber, aparece Dmtri Shostakovich, New Babylon; George Antheil, en Ballet Mecanique; Entr´Act de Eric Satie o la Sinfonia con fuoco, de Ildebrando Pizzetti. Sus aportaciones con Charles Chaplin, comenzaron en 1998, cuando se le invitó a la restauración de Modern Times y desde entonces, se hizo responsable de otras 12 restauraciones, desde las más breves hasta las de más frecuente visionado, City Lights, The Gold Rush y The Circus.

Transcribió obras del propio Chaplin perdidas o caídas en el olvido, como el drama A Woman of Paris, de 1923, que dirigiría en concierto en numerosas ocasiones, como en el Cinema Ritrovato, en Bolonia, o en el The Kino-Babylon Berlin. Brock, destaca por su empeño en recuperar compositores de la  llamada Entartete Musik, y entre esos compositores, mencionaremos a Erwin Schulhoff, Hans Krása, G. Klein, Pavel Haas, Zemlinski, o Hans  Eisler. Igualmente Viktor Ulmann, de quien recuperó Der Kaiser  von Atlantis, escrita en el campo de concentración de Terezin, en 1944.       

Ramón García Balado

The Kid / C.Chaplin.

Real Filharmonía de Galicia / Timothy Brock. Música de Carl Davis y Timothy Brock

Cineuropa

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela


 

 

As dramaturxias vocais na ópera: Rosa Fernández en las Xronadas de Música Contemporánea

 Segunda ponencia de la musicóloga Rosa Mª Fernández en estas Xornadas de Música Contemporánea y que repite en la Sala Mozart del Auditorio de Galicia- 19´00 h.-, tras la primera ofrecida en la jornada de apertura. Según el cartel de presentación: A ópera no século XXI afírmase como uha das expresións artísticas que con maior fondura de reflexiona sobre a problemática que atravesa o ser humano: as sexualidades marxinadas, o cambio climático, as sociedades hipertecnloxizadas ou a soedade dos anciáns. A ópera convértese nun importante vector de cambio dentro das artes, dado o poder transformador que teñen a música, o texto e a escena conectados ao mismo tempo. A segunda das charlas céntrase en dar a coñecer estas óperas: Alexina B, de Raquel García-Tomás; CO2, de Giorgio Battistelli; Orgía, de Héctor Parra ou As one, de Laura Kaminski, son algunhas delas.

En una extensa perspectiva en caída libre, nos dejaremos llevar por la pendiente a la búsqueda de esos títulos que en el ejercicio del día a día, no dejan de ponernos el alma en vilo. Sobre el tema mucho tiene que contarnos Rosa, a la que hemos escuchado en abundantes e ilustrativas ponencias saturadas de un fondo de argumentos que ayudan a actualizar las complejidades del mundo escénico actual. Siempre sobrepasados y con una actitud de ojo avizor. De nuevo pues con Rosa y a la espera de los nuevos aldabonazos con los que conseguirá sorprendernos. De nuevo, espectáculos de los que para muchos, serán una auténtica caja de sorpresas. ¿Óperas elitistas? Para nada y a los resultados nos remitimos. Algunos de esos títulos vendrán en nuestra ayuda y que la ponente lo ratifique. Tirando de agenda y hemeroteca, apuntémonos al espectáculo vagamente operístico de la compositora Alicia Díaz de la Fuente, con Y mañana se llenó de luz, dirigido en su estreno por Álvaro Albiach frente a la ONE, estudiosa y viajera trashumante como la definía Arturo Reverter, especialista de referencia en el mundo de la voz.

Tránsito, de Jesús Torres, estrenada en las Naves del Español y una recreación sobre el mundo de Max Aub, retrato hasta las entrañas del desarraigo ideológico y emocional, con una puesta escénica de Eduardo Vasco y con un claro posicionamiento sobre el exilio republicano. Más distantes, las óperas recuperadas de otro gran exiliado, Roberto Gerdhard,  al que el Teatre del Liceu dedicó un trato de preferencia con óperas  como La Duenna; La noche de San Juan, con coreografía y dirección de Antonio Ruiz, sobre un argumento de Ventura Gassol, obra recuperada tras un largo olvido y que había sido destinada a los famosos Ballets Rusos de Montecarlo, con obligada suspensión tras la Guerra Civil española. La fundación Juan March y la gerencia del Liceu, hicieron posible esa aventura. El Teatro de La Zarzuela, había defendido con uñas y dientes la puesta de otro título condenado: Marianela, la misma de Pérez Galdos, y que musicalmente, había tratado Jaume Pahissa.

Raquel García-Tomás, clave de nuestras vanguardias actuales hispanas, tuvo la fortuna de confirmar su solvencia en los Teatros del Canal, con DisPLACE, contando con la colaboración para el espacio escénico de Peter Pawlik, y que tendría su estreno en Viena, en 2015, recibiendo una grata acogida en el Festival Musiktheatertage Wien, antes de revitalizar galardones en el Centro de Sta Mónica de Barcelona. La obra en concreto, contaba con un sencillo acompañamiento instrumental, en el que destacaban el dúo Sophia Goidinger-Koch y Bárbara Riccabona, viola y chelo, miembros del Ensemble PHACE, dirigidos por Vinicius Kattak, para un trabajo escénico de Peter Pawlik, al servicio de los cantantes Elena Copons y Sébastien Soules.

Desbordados quedamos por la abundancia de pequeños espectáculos en el ámbito lírico y que como bien sabemos, son producto de compromisos y encargos que no sobrepasan las fechas del estreno. Una curiosa laguna en un lugar inabarcable en el que tienen igualmente cabida partituras olvidadas, caídas en un polvoriento cajón de sastre. Bien es verdad que en generosas iniciativas, contadas y prestigiadas fundación vienen al rescate ocasional de títulos gracias a ciclos cuidadamente pergeñados. El Instante Fundación, por remitirnos a una de ellas, recurrió a unas antiguas cocheras de Madrid, hace un par de años, para tentarnos con espectáculos de talante inmersivo, especie de reality show, una fundación promovida por Cristina Pons, con la pretensión de hurgar en las interioridades con renovadas y avanzadas propuestas, reventando la cotidiana vida cultural capitalina.

Para el evento, en esas instalaciones de las antiguas cocheras casi condenadas al desguace, un monodrama de Jorge Fernández Guerra, Un tiempo enorme, que había tenido como precedentes obras de Manuel Artero y el maestro Tomás Marco, cabeza visible de la vieja guardia. Al tiempo, otras propuestas pluridisciplinares en forma de indagación permanente, vía abierta a proyectos como Se vende. Para Instante Inmersivo, la mentada fundación confía renovadores y provocativos proyectos a compositores de cierta familiaridad, músicos como Jesús Rueda, David del Puerto o Javier Arias. Dentro de los títulos definitivamente asentados entre los aficionados, efectivamente plantaron sus reales argumentos obras consolidadas como Le Grand Macabre, de Gyorgy  Ligeti- seguida en el Liceu de Barcelona hace pocas tempordas-; Donnerstag aus Licht (Jueves de Luz), de Stockhuasen, primera del ciclo Light; Al gran sole carico d´amore, de Luigi Nono, comentada por Rosa en una de sus ponencias; The Bassarides, de Hans Werner Henze o Die Soldaten de Zimmermann, por remitirnos a unos cuantos títulos.

Ramón García Balado 8/VI/2023          

 

Banda Municipal: Ópera na rúa

Período estival con la Banda Municipal dirigida por su titular David Fiuza Souto, para una sesión de tarde prevista para A Praza das Praterías y que se trasladará  al Auditorio de Galicia, en previsión de la situación climática - 20´00 h., prevista como primera  actividad de las Xornadas de Música Contemporánea, y que hubo de suspenderse por problemas técnicos.  Bajo el reclamo A voz a escena  dentro del  apartado de SONARTE- Ciclo III Músicas Abertas-, en una nueva colaboración con Amigos de la Ópera de Santiago, para un programa repartido entre Kurt Weill, por su Kleine Dreigroschenmusik (La ópera de cuatro cuartos) y el Piazzolla de María de Buenos Aires, espectáculos que trascienden las formas más tradicionales del género y que con fortuna no han perdido su absoluta vigencia. Para su interpretación, las voces de Clara Panas- ganadora de uno de los certámenes promovidos por la asociación compostelana en los concursos de canto, una cantante que igualmente en otra de las galas como la de hoy, hace unos tres años, y bajo la dirección de Casiano Mouriño Maquieira, en compañía de las castañuelas de Margarita Guerra, el Coro Liceo de Vilagarcía, dirigido por María Rodríguez, nos dejaron un amplio programa centrado en el mundo de la lírica-; Lucas Pérez será la segunda voz, contando al mismo tiempo con la colaboración del pianista Brais González y la acordeonista Nerea Rodríguez.

Kurt Weill en una selección de Die Dreigroschenoper (La ópera de cuatro cuartos), espectáculo que sobrepasa los límites de la propia lírica para reclamar su dimensión como obra de profundas connotaciones sociales, obra de un período convulso en la Alemania de entonces y que supo pulsar las sensaciones complejas de la vida cotidiana, no en vano su mano a mano con Bertold Brecht, acertó en tocar la fibra sensible del aficionado. Una ópera, en lo posible, que se distanciaba de los estilismos más académicos, sin llegar a perder la más mínima vigencia hasta la actualidad. Berlín entre su amplia oferta de proyectos de gran abanico de espectáculos, entre los que también se dará a conocer el Wozzeck, de Alban Berg o la pareja de la que se escoge en esta tarde  Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny (Auge y caída de la ciudad de Mahagonny), de un par de años después y bajo la misma rúbrica intencional. Tiempos crudos y revueltos, como es bien sabido, con amargas consecuencias para la Europa de entonces. Kurt Weill no dudaría en recurrir a eso que llamamos la memoria histórica en una perspectiva de siglos, y para confirmarlo la muy conocida The Beggar´s Opera (La  ópera del mendigo), en un salto al vacío que con traslada a la Inglaterra del XVIII. Weill, otro condenado a un inevitable exilio americano, tras huir de la Alemania nazi, en donde colaborará con otros escritores de irregular fortuna.  

Cantables de la ópera, a medio camino del singspiel, la comedia musical y géneros afines, son moneda de cambio preferida en los programas de los intérpretes más variados, por la sencillez de sus melodías o el contagioso humorismo que descubrimos en ellos. Bastará con que nos acerquemos al personaje-cantante de baladas; a la joven de vida dispersa, Jenny Diver- quizás una mezzosoprano-; al hombre del desarraigo Filch; a la Sra Peachum y a los personajillos que la rodean; el resto de chicas revoltosas y jaraneras; al guripa Smith, poco fiable tal cual corresponde a su linaje o al cabeza de la banda de delincuentes Macheath. Una fauna al gusto y demanda del cartelón pergeñado por Bertold Brecht. Ni un segundo de reposo, para mantenernos entretenidos dentro de una rendida complicidad. Cada acto, un mundo de ingenio y recursos, desde el preludio en la feria que nos presenta el Soho. Parodias, burlas de himnos, arropados por una orquestina tradicional a la que se adivinan sus entresijos, para conseguir el grado máximo del espectáculo.

María de Buenos Aires, ópera de Astor Piazzolla, nueva colaboración con una pluma sublime, y que en esta ocasión es la del poeta Horacio Ferrer, ópera de indaga en la tradición popular con arrebatos milongueros, como es de rigor. Ferrer se midió a fondo, para conseguir una perfecta correspondencia con Piazzolla, en un ambicioso trabajo de indagación en las jergas de los llamados bajos fondos, entre referencias de pinceladas esotéricas. El Piazzolla de finales de los sesenta, que conseguirá calar entre los aficionados, resultando un complemento de perlas con respecto a la obra de Kurt Weill, por su temática y pretensiones, salvando las oportunas y comprensibles distancias. Pensemos también en la colaboración del propio Horacio Ferrer, en los roles de recitador, nadie más propicio para los resultados pretendidos. Para entonces, un grupo de diez músicos, en el estreno un 8 de mayo de 1968 y el protagonismo de insignes cantantes como la sublime Amelita Baltar, asistida por Héctor de Rosas, junto a un coro de voces de hombres y mujeres. Ferrer, en sus dominios perfectamente demarcados, supo evitar toda carga de superflua monotonía

En unas memorias sobre Astor Piazzolla, recopiladas por Natalio Gorin, nos recordaba el gran suceso artístico en la prensa pero como certificado una vez más que los temidos críticos no escriben la historia, un fracaso de público, y a la vez un derrape económico, en especial para Piazzolla. Se dijo entonces, entre  otros textos, que la poesía de Horacio Ferrer era el tango, lo que al tango era la música de Astor Piazzolla. La idea, a efectos de la operita, hasta hoy en día, me parece audaz y ligera. Piazzolla estaba llegando a sus alturas creativas y Horacio Ferrer, estaba en el arranque de una obra poética que años más tarde tendrá momentos notables de gloria junto a la música de Piazzolla.

Ramón García Balado 13/VII/2023     

 

Canciones para voz y piano de Andrés Gaos

El pasado día 15 se realizó la presentación del libro-partitura de las “Canciones para voz y piano” de Andrés Gaos, en la Facultade de Xeografía e Historia, en el Aula Andrés Gaos, conmemorando el sesenta aniversario de su fallecimiento y en otra de las actividades de los que viene siendo su año, una publicación de la que es responsable como editor el musicólogo e investigador Joám Trillo, que compartió protagonismo con el decano Francisco Durán y la autora de la introducción, Montserrat Capelán. La presentación del fondo Gaos, como donación a la Universidade de Santiago de Compostela, había sido llevada a cabo por su hijo A. Gaos Guillochón, así como la de dos de sus violines. Un fondo que recopila parte de sus obras, bastantes en manuscrito y algunas sin estrenar, correspondencia personal con maestros como Tomás Bretón o Pau Casals, fotografías, a solo, con su cuarteto o dirigiendo y artículos de prensa.

Un acto celebrado el 17 de octubre de 2017, presidiendo entonces el rector D. Juan M. Viaño Rey; la propia Montserrat Capelán, profesora do Departamento de Arte da USC; la directora da Biblioteca Xeral da USC, Mabel Casal Reyes, que tratarían sobre la trascendencia del fondo cedido a la Biblioteca América. Culminado la sesión, un breve concierto con el violinista Florian Vlashi y el pianista Julio Mourenza, que interpretaron el “Allegro con brío”, de la “Sonata Op. 37” y la ”Habanera Op. 19”. En noviembre de 2018, en el Paraninfo da Universidade, pudimos escuchar precisamente algunas de sus canciones, en la voz de la mezzo Iria Cuevas, con el pianista Alejo Amoedo, metidos de lleno en el “Ano Gaos 2019”, y que ahora se presentan en este estudio en su integridad. Para el mes de abril, dentro de las programaciones de la “RFG”, con Paul Daniel, la mezzo Marta Infante, nos reserva cinco de sus canciones, además de la obra “Temporal”, en una tarde en la que Ye Eun Choi, será solista del “Concierto a la memoria de un ángel”, de Alban Berg.

Montserrat Capelán, la autora de la introducción de la publicación, realiza un detallado estudio del capítulo de las piezas para canto, según épocas y estilos tratado. La etapa primeriza como sobrino de Canuto Berea, figura visible del “Rexurdimento” y el ambiente de salón que pudo descubrir en el entorno familiar, gracias a su padre, responsable de la sucursal de la tienda de Canuto Berea, en Vigo. El Gaos de las canciones en francés, que tendrían como intérprete a su primera compañera América Montenegro, violinista también de primer nivel. Su hijo las ubicará entre 1896 y 1909 y que destacan por la similar tesitura, que oscilaba entre el Si 2 y el Si b 4, la extensión propicia para las posibilidades de su mujer. Canciones que no solo tienen en común el idioma, sino también unas temáticas recurrentes, tanto desde el punto de vista literario como musical.

Julio Andrade, autor del impagable “Andrés Gaos. El gallego errante”, publicado por “Ediciones Vereda”, nos dirá que en los textos podemos apreciar el intimismo, la vibración lírica, el sentimiento de la naturaleza, la delicadeza y un cierto hálito nórdico, con matices funerarios en ocasiones o, al menos, una constante preocupación por la muerte. En cuanto a la música, hay un cuidado especial en que el piano no tape nunca a la melodía. Por encima de todo, aún sobre modulaciones atrevidas o armonías insólitas del piano, la melodía permanece siempre limpia, nítida, muy ceñida al texto, cuyo fluir la música no interrumpe.

Las canciones en castellano, dentro del nacionalismo musical argentino, son una muestra de su capacidad de absorber y adaptarse a las corrientes y estilos de aquellos lugares La canción de salón, como señala Silvina Luz Mansilla, fue uno de los géneros típicos de la estética nacionalista. Entre los autores estaban Alberto Williams, Julián Aguirre o Carlos López Buchardo, figuras esenciales de la misma y amigos de Gaos. No solo trabajan juntos, sino que harán adaptaciones para violín y piano: “El rancho abandonado”, de Williams o “Aires criollos”, de Aguirre. Para dos de las canciones-“Elenita” y “La silenciosa”-, escoge textos de Edmundo Montagne y Tomás Allende Iragorri, que se dedicaban a escribir libretos para óperas nacionalistas.

Especial mención hemos de prestar a “Couplet”, “¡Ay mi amor!” y “Vidalita”, por el uso de ritmo de tango o habanera, presente en gran manera en buena parte de la música americana, o la “vidalita”, género folklórico del que se valieron muchos compositores porteños y que según Isabel Aretz, existían tres tipos, que formaban parte del repertorio del circo de los hermanos Podestá. Gaos, si bien decide escribir su propio texto, no hace lo mismo con la melodía, tomada casi literalmente del folklore. El acompañamiento, a pesar de que tiene cierta complejidad armónica, está pensado con sencillez, intentando que, en todo momento, aflore la melodía queera conocida por todos.

Las canciones escolares, podrán encuadrarse dentro del repertorio infantil de otros compositores a los que admiraba: “Escenas infantiles”, de Schumann, “Juegos de niños”, de Bizet o “El rincón de los niños”, de Debussy y, entre los gallegos, las “Canciones infantiles” de Baldomir. No hemos de olvidar su trabajo para centros de educación: La Escuela Normal o el Colegio Mariano Moreno. Son canciones de una tesitura de una octava y de las que, “Pastoral”, dedicada al niño Enrique Bullrich, ya tenía un nivel suficiente para poder cantar la melodía sin la ayuda extra del piano.”El canto del gallo”, que narra una bacanal de brujas y duendes, premiada en el Concurso de la “Canción Escolar Wagneriana”, de Buenos Aires, fue presentada en el “Teatro Colón”, de Buenos Aires.

“Rosa de Abril”, sobre un poema de Rosalía de Castro, de los “Cantares gallegos”, resuelve en las notas de presentación de Montserrat Capelán, bastantes dudas sobre ella. Obra de melancólica nostalgia, habrá de esperar a Rodrigo de Santiago, para que la dé a conocer en su discurso de ingreso a la “Fundación José Cornide”, de A Coruña. Pudo conocerla gracias a la mediación de uno de los integrantes de la ”Banda Municipal”, quien le había facilitado los “Nuevos Aires Gallegos”, para piano. Surge entonces la figura de su viuda Luisa Guillochón, encantada con la posibilidad de la orquestación de la obra. “Rosa de Abril”, será motivo de controversias sobre si fue obra para piano para canto y piano, con añadido posterior. Su hijo mantendrá la opinión de que fue compuesta como canción. Gracias a los nuevos documentos llegados a la Universidade de Santiago, estamos en posición de decir que no hay duda alguna de que “Rosa de Abril”, es una obra para voz y piano. En la publicación recién presentada, la revisión de Joám Trillo, añade al piano dos compases introductorios con la finalidad de facilitar la entrada de la cantante y se pone una repetición para que pueda ser cantado todo el texto del poema de Rosalía de Castro.

Ramón García Balado 30/III/2019


Andrés Gaos, en su universo musical: publicación de la USC

 “O Universo Musical de Andrés Gaos”, trabajo en edición a cargo de Montserrat Capelán y Javier Garbayo, con el aval de la “USC” y “Afundación”, tenía prevista su publicación coincidiendo con la “Presentación do fondo Gaos” realizada en el Paraninfo da Universidade el 17 de octubre de 2017, en aquel acto presidido por el entonces rector D.Juan M.Viaño con las intervenciones de Dª Montserrat Capelán Fernández, profesora del “Departamento de Arte da USC”; Dª Mabela Casal Reyes, directora de la “Biblioteca Xeral da USC” , y que versaron su charla sobre la importancia del Fondo Gaos y su ubicación en la “Biblioteca América”, añadiendo un breve recital a cargo del violinista Florian Vlashi y del pianista Julio Mourenza, quienes interpretaron dos obras del coruñés: el “Allegro con  brio”, de la “Sonata Op. 33” y la “Habanera Op. 19”. La sede de “Afundación” de A Coruña en el Cantón Grande nº 8, acoge la exposición “O Universo Musical de Andrés Gaos (1874-1959)”, comisariada por Montserrat Capelán y Javier Garbayo, que se celebra entre los días 10 de octubre y 14 de diciembre y que puede seguirse durante todas la semanas a excepción de los domingos. Organizadores  necesarios,  son la propia ”USC”, “A Fundación”  y el grupo de investigación “Organistrum”.

Un fondo Gaos cedido por el hijo Andrés Gaos Guillochon, donado a nuestra Universidad, que incluía también dos de sus violines, una relación de 70 obras, parte de la correspondencia mantenida con músicos como Tomás Bretón o Pau Casals, fotografías- a solo o con su cuarteto de cuerda, dirigiendo o junto a Saint- Saëns-, recortes de prensa y críticas y algunos registros fonográficos grabados por el compositor. De su violines, se entregaron uno de finales del XVII y otro de 1928, tema profusamente trabado en la publicación, por el documentado estudio de Javier Garbayo y que completan su herencia con otros dos que se conservan en A Coruña.

Pero nos interesa en concreto este imprescindible documento  en la edición de Montserrat Capelán y Javier Garbayo, que reúne trabajos firmados por su hijo, Gaos Guillochon, Julio Andrade Malde, Joám Trillo, Rosa Fernández, José Catoira, Javier Garbayo, Isaac D. Raimundo y la propia Monserrat Capelán. Su hijo, aporta un preámbulo para ayudarnos a perfilar su figura: “Biografía e Anecdotario de Andrés Gaos Berea”. La visita en 1904 a Buenos Aires, la tierra de acogida en la que realizó una carrera más intensa, de Saint Saëns, que le elegiría como solista para el “Concierto nº 3, para violín y orquesta” y que se ejecutará bajo la dirección del compositor francés- una sencilla aportación- además de algunas anécdotas como la de Sarasate, en gira por Galicia en 1886- en donde compone la “Muiñeira” para violín- y descubre al joven virtuoso- alumno de Monasterio-, proponiendo llevárselo a París, como alumno. Al parece, no encontró la conformidad  de Gaos padre, por lo que quedará la duda de saber cuál sería el futuro de haber fructificado.

La pícara anécdota de un marinero y los hermanos Andrés y Pepe, en la tienda que llevaba el padre en Vigo con resultados de escarmiento con unas monedas falsas o la de Andrés Gaos en su estancia francesa en Gan, y la escapada a París, para toparse con Maurice Dumesnil y Emmanuel Moor, del que descubrirá sus habilidades como artesano, con resultados como el piano de doble teclado, del que daba cuenta la prestigiosa casa “Pleyel” u otra tardía en la “Villa Francia”, de su finca arbolada de Ramos Mejía, en 1949, mientras practicaba el juego de adivinanzas de los programas musicales de la “LRA Radio Nacional de Buenos Aires”.

“Andrés Gaos, o coruñes errante”, de Julio Andrade Malde, es capítulo complementario de su propia monografía “Andrés Gaos, el gallego errante”, de ediciones “Vereda”. El Gaos que se desplaza a París y Bruselas, un año en cada capital, en donde tendrá como maestros a Gevaert , Thomson y casi con seguridad, a Ysaÿe. Los conciertos en  A Coruña, acompañado de su primera mujer  América Montenegro, en donde interpretará el “Concierto nº 2” de Wieniawski- reducción para violín y piano-, piezas de Sarasate, con añadidos de su compañera, de canciones suyas sobre textos franceses. Volverá a su ciudad para sesiones organizadas por la “Sociedad Filarmónica”, acompañado por Jean Filionesco, para un programa curioso: Haendel, Pugnani, Couperin, Francouer y Tartini, en transcripciones de Fritz Kreisler y otras pieza del irrenunciable Sarasate. En 1927, invitado por esa asociación, estará asistido por Roger Deleutre, con obras de Grieg, Wieniawski, y el “Tango nº 2”, de Fernández Arbós. El estudio de Andrade Malde, se completa en 2009, con una  serie de actos en su homenaje en A Coruña, en los que se comprometiendo A Diputación, el Concello y la Sociedad Filarmónica, además de la “OSG”, tocando obras inéditas, grabaciones e disco y conferencias.

“A Música para orquesta de Andrés Gaos”, es trabajo incuestionable de Joám Trillo, en el que revisa algunas de las obras orquestales. La “Fantasía para violín y orquesta”, composición inconclusa y de la que no quiso volver a hablar de ella.  La “Suite (Al modo antiguo)”,  orquestación para  orquesta de cuerdas, procedente de la pieza pianística “Miniatutas”, estrenada por la “Xoven Orquestra de Galicia”, en 1992. Suite que se desarrolla  en los tiempos: “Canone”, “Sarabanda”, “Fugheta” y “Fantasía”, en una forma libre.  “Granada: en la Alhambra al atardecer”, poema sinfónico estrenado en el Teatro Colón, de Buenos Aires, y que, por mediación de Tomás Bretón, se  dará a conocer en Madrid,  con Pérez Casas, al frente de la “O. Filarmónica”. Gaos la llevará a París, con motivo de la “Exposición Universal” de 1937, con la “Orchestre Lamoureux”.  La “Sinfonía nº 1”, inicialmente para piano y que Trillo estrenó en 2005, con la “Sinfonieta de Vigo”- un gran romanticismo en la escuela de Cesar Franck y Vincent d´Indy, de escritura densa-;  la “Sinfonía nº 2 (En las montañas de Galicia)”, cuyo título original sería “Sinfonía Campestre”, para pasar a “Suite Galaica”. Rogelio Groba la estrenó con la “Orquesta de La Coruña”, en el 75, antes de que la presente Víctor Pablo Pérez, con la “OSG”, en 1994, Tres movimientos: “Fiesta na aldea”, “Cantos celtas” y “Danzas campestres”.   “Impresión nocturna”, de la que Gaos Guillochon dirá: “La obra exhuma un permanente cromatismo y una armonía extremadamente densa y compleja”

Rosa Fernández, se adentra en el “Andrés Gaos, o violinista precoz a través da prensa”. La “Ilustración musical hispano-americana”, de 1890, entre los abundantes datos recopilados por la musicóloga, traerá a colación una valoración sobre el músico: “No es fácil decir cuáles son las piezas que mejor ejecuta: su clasicismo y la extraordinaria facilidad, deleitan al oírle interpretar  el  concierto de Mendelssohn , sembrado de dificultades insuperables para la mayoría de los violinistas; en las polonesa de Wieniawski, subyuga por la elegancia; en la mazurka de Zarzychi, seduce por la delicadeza y la gracia, y en los aires bohemios de Sarasate arrebata, por el brío y el fuego que se inflama”

José Catoira, luthier, en un breve esbozo, realiza unas “reflexións sobre a restauración dos dous violíns de Andrés Gaos”. Una respuesta a la invitación de la “USC”. Sobre la restauración de los dos instrumentos, comentará: El primer paso fue concretar su procedencia. El  primero es de un constructor bonaerense con etiqueta manuscrita y muy identificable; del segundo instrumento no se puede concretar exactamente el constructor pero se identifica claramente la escuela Klotz, de Mittenwald, de algún momento de finales del siglo XVIII o principios del XIX. Debo agradecer la colaboración de Jonathan Woolstom, lutier en Cambridge  (Inglaterra), por corroborar esta identificación.

“Un solista para catro instrumentos”, estudio meticuloso de Javier Garbayo, que comienza con tintes humorísticos por el diálogo entre el violín y el intérprete, imaginado por Ramón de Arana “Pizzicato”, publicado en El Correo Gallego, el 24 de octubre de 1890, en dedicatoria a Gaos: “Recuerdo un concierto. Mi amo y Sr, después de haberme apretado las clavijas, me tomó amorosamente y apoyándome bajo su barba, me miró de un modo indecible. Sentí el calor de su mejilla y algo, como fuego, corrió por todo mi ser. Me desvanecí, lo confieso, con rubor. Acaricióme  con el arco, pellizcó mis cuerdas: me hería con el arco, dejándole caer de gran altura. Yo mismo estaba admirado de los sonidos que producía. Luego, como acometido de loco furor, hizo vibrar hasta el barniz con que me engalano”. La enjundia, venía de perlas para el cuidadoso estudio de Garbayo sobre los distintos violines a los que se presta atención: el de la familia Klotz, un mítico Amati, el de la factoría Alcide Gavatelli, el Federico Loechner o el conocido como Moor-Gaos.

Issac D. Raimundo, de la “INET-Universidade Nova de Lisboa”, se cetra en el “Relatorio de Intervençao na Digitalizaçao de suportes áudio do espólio Andrés Gaos”. Relatorio que descreve as medidas de invervençao consideradas e aplicadas na digitalizaçao de um acervo de discos instantáneos e fitas magnéticas de grabaçôes de obras do compositor Andrés Gaos, a pedido da Universidade de Santiago de Compostela. Todos os procedementos foram efectuados no laboratorio de transcriçâo de suportes sonoros do Instituto de  Etnomusicologia –Facultade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa.

Montserrat Capelán, traza  “A Biografía inconclusa de Andrés Gaos: O proxecto dunha vida”. En el comienzo, la estudiosa nos ubica en el 6 de mayo de 2017, fecha en la que ella y Trillo, partieron hacia Buenos Aires, al encuentro con Gaos Guillochon, y su esposa Cecilia Torrontegui, con la pretensión de concretar la donación del apreciado legado. Fue un enriquecedor periplo que les acercó a la Biblioteca del Centro Gallego de Buenos Aires y a la Biblioteca Nacional y del Congreso, de Argentina. El encuentro con Ana Mª Mondolo y esa travesía de búsqueda que les llevará a las búsquedas de intercambios beneficiosos. Archivos particulares- Enzo Valenti Pina-, o los reencuentros con Ramiro Cartelle y la creación de la “Asociación Andrés Gaos”. La biografía imposible de Gaos Guillochon, sobre su padre, a instancia de Trillo, con posible publicación en “Edicións do Cumio”. Rosa Fernández y Julio Andrade Malde, firmaron sendas  biografías en 2005 y 2010; Ramiro Cartelle, creo, con otros compañeros, la “Asociación Andrés Gaos”; Joám Trillo, editó en Galicia parte de su obra y Segundo Pampillón, contribuyó en Argentina a la realización de diversas grabaciones.           

 Ramón García Balado

 

Paseos compostelanos con la Banda Municipal

  Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela Primer tramo trimestral de temporada otoñal con la Banda Municipal dirigida por Casiano Mour...