03/12/2024

Noelia Rodiles, solista con la RFG para obras de Mozart y Mariana Martínez

 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Círculo das Artes, Lugo


Concierto en el que la pianista Noelia Rodiles será protagonista con la RFG, dirigida por Nil Venditti en el Auditorio de Galicia- día 5, a las 20´30 h.-con sesión previa de Conversando con…a las 19´45 h., en la que estará presente la directora, antes de repetir en Lugo al día siguiente en el  Círculo das Artes -20´00h-, ofreciendo en programa el Concierto para piano en La M. K. 414, de Mozart, el concierto en la misma tonalidad de Mariana Martínez; la Obertura Las criaturas de Prometeo Op. 43, de Ludwig van Beethoven y la Sinfonía nº 2, en Si b M. D. 125, de Franz Schubert. Noelia Rodiles, estudió en el Conservatorio Julián Orbón (Avilés), para ampliar en la Hochschule für Music Hanns Eisler (Berlín), y en la Escuela Superior Reina Sofía (Madrid), teniendo como maestros a Ana Serrano, Lidia Stratulat, Ana Guijarro o Galina Iwanzowa, mientras recibía asesoramientos de Daniel Barenboim, Menahem Pressler, A. Ciccolini, Ferenz Rados, Josep Colom o Salomon Minkowski y Elisso Virsaladze. Recibió la beca Leonardo de BBVA y es frecuente se presencia en certámenes de prestigio como la Quincena Donostiarra; las propuestas del Teatro del Canal, Fundación Juan March- en la que colaboró recientemente en el ciclo Reinas de la Música, la Schubertiada de Vilabertrán y otras de similar talante, manteniendo una vida intensa como protagonista de orquestas de primer nivel. Entre sus registros en cd, The Butterfly Effect, fue su tarjeta de visita (Eudora Records), o el dedicado a Martín Sánchez Allú, con los Moments Musicaux, de Schubert.

Beethoven- Obertura de Las criaturas de Prometeo Op. 43 (Die Geschöpfe des Prometheus)- obra para un ballet, basada en la fuente de la fábula clásica del héroe griego y destinada a un ballet heroico del conocido coreógrafo Salvatore Viganò, cuyo título final sería en conocido en la actualidad, pesando en gran medida la relación entre ambos, pendientes de la presumible primacía del coreógrafo en sus exigencias para el ballet, en su audacia ciertamente anticonvencional. No renunciará el compositor a dar lo mejor de sí mismo en respuesta a las exigencias teatrales, para los 16 episodios  desde el Allegro molto con brio, al Finale Allegretto, con pasajes como el Maestoso (A solo de Giogia) o el Andante (A solo della Cassentini). Obra que tendrá una reducción para piano, dedicada a la  Princesa Lichnowski o la reforma en las Variaciones Op. 35 y las dos contradanzas WoO14. Tras su estreno en el Burgtheater vienés el 28 de marzo de 1801, el ballet supondrá un gran éxito que repetirá en citas consecutivas, Carli Ballola, comentará: Así como el coreógrafo se había limitado a plasmar un noble bajorelieve neoclásico a lo Canova, evitando penetrar en esas profundidades míticas a las que neoclásico de otra fuerza, como Cherubini se había enfrentado en Medea, y lo hará en Anacreonte,  así lo secundó Beethoven con una de sus partituras más tersas y elegantes.

El Concierto para piano en La M. K. 414, de W. A. Mozart, sería definido por Hönig como perfecta música de elegancia y poesía, un modelo de invención temática especialmente en la expresión favorevida por su tonalidad desde la variedad mostrada en el Allegro y la melodía sentimental del segundo tiempo, ofreciendo un Rondó que reafirma sus virtudes que en cierto modo, se descubrirán en Le nozze di Figaro. Inauguraba el salzburgués los estilismos vieneses que tratará en los seis conciertos para piano de mediados de la década de 1800. Obra multifórmica  por la agógica y la serie de recursos en cuanto a los problemas técnicos, que extasiarán a los aficionados vieneses, que recibirán con entusiasmo la serie de conciertos compuestos en estos años.  Conciertos recibidos dentro del estilo de suscripción con vistas a esos públicos. Como precedente, se recordaría que el Rondó K. 386, como pieza autónoma, estaba destinado a este concierto. Para Minardi: Si bien el tono general refleja de la misma medida entre tensión sentimental y gracia declamatoria del K. 413, la fisonomía expresiva encuentra aquí una identidad inconfundible en la calidad melódica y la riqueza en la invención, que alimentan el discurso, sin que tal riqueza se desborde nunca, estropeando los desequilibrios de la página sonora. En carta a Leopold, el carácter popular de esta serie de obras, constituye sin duda la crítica más lúcida, más autorizada y humilde, como vía intermedia entre lo fácil  y lo más exigente.

Marianne von Martínez- Concierto para piano en La M.-, de quien el inglés Charles  Burney, de paso por Viena, no podrá encontrar palabras para expresar el placer que le produjo Mme Martines. Desde el momento en que la vio, descubrió en ella su ideal de mujer dedicada a la música, recibida por todos con enorme respeto: bien vestida, elegante, complaciente. Burney le pedirá que toque algo y ella le obedece: de la más graciosa de las maneras, sin el menor rastro de falta de aplomo o el agobio de la inoportunidad. Su actuación superó en verdad todas sus espetativas. Cantó dos arias compuestas por ella misma, sobre poemas de Metastasio, acompañándose al clave de manera juiciosa y magistral. En el ritornelli, pudo observar su técnica magistral. Su vida aparentemente  tranquila, tenía como centro de experiencias su casa en la Michaelhaus, situada en el alegre barrio de Kohlmarkt, frente a la Michaelplatz, contigua a la iglesia imperial, núcleo frecuentado por la élite de la ciudad. Un lugar que, en la actualidad, impone por su presencia del Hofburg y la Spanische-Hofreitschule, la Escuela Española de Equitación. Su reputación artística, acabará extendiéndose más allá de Viena, llegando a convertirse en la más prolífica de aquel entorno, entre compositores como Adolf Hasse o el poeta Saverio Mattei, quien era dotado clavecinista, quien la introdujo en los dominios del salterio. En 1773, los miembros de la Ac. Filarmonica de Bolonia, le concederán por unanimidad el título de la Filarmónica Onorata, que hasta entonces no había logrado ninguna mujer.

Franz SchubertSinfonía nº 2, en Si b M. D. 125-, obra que le ocupará cuatro meses, mientras aborda piezas para el teclado y algunos lieder, una tonalidad que no había utilizado hasta entonces y cuyo efectivo orquestal será el mismo que el de la Sinfonía en Re, a excepción de la flauta doblada. El Allegro vivace, comienza por un tema brioso y jadeante en carrera de corcheas staccato confiadas a los violines, una exposición inusual de ciento vente compases, que preparan la entrada del segundo tema, lírico, como contraste, permitiéndose ciertas libertades que alteran su arquitectura tonal, procedimiento muy apreciado por el compositor. El Andante, en Mi b M., ofrece el juego de variaciones a partir de un tema próximo a la herencia de Haydn e incluso de Mozart y que volverá  a tratar en otras obras, concediendo solidez al tiempo, ya desde la primera variación elaborada que pasa a la sección de vientos, hasta llegar a la quinta variación con los vientos en conclusión de los que sale el Menuetto vigoroso y esencialmente rítmicos, con un breve trío sencillo. El Presto vivace, supone un retorno a esa intención que anima el primer movimiento. Schubert pretendía un impulso épico propuesto por cuerdas, flautas y oboes asociados, completando el desarrollo, que permite componendas con un posible humorismo, la época en la que Schubert, se empapaba de la lectura de los poemas guerreros  de Körner, que usaría en algunos de sus lieder.

Ramón García Balado

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