15/10/2023

Hölderlin: Das Schicksalslied Op. 54, Brahms, sombrío y fatalista

 Palacio de la Ópera, A Coruña

Palacio de la Ópera















 Brahms en dos de sus obras Das Schicksalslied (El canto del destino) y la Sinfonía nº 2, en Re M. Op. 73, para el concierto que Lucas Macías dirigió a la OSG en obras que tuvieron como entrante dos páginas de la ópera perdida de F.Schubert, Rosamunda, en concreto la obertura y el tercer entracto.
Para la obra coral de Brahms contamos con la dirección de Javier Fajardo, que comparte labores con Carlos Mena, ya con experiencia en formaciones como el Kammerchor Stuttgart y el Rundfuck Berlin, y que con el coro grabó Orfeo et Euridice de Gluck, en la versión francesa.  Rosamunda compuesta a partir de un libreto romántico de Helmina von Chézy y que se perderá en el recuerdo de lo irrecuperable, servirá a  Schubert, en esas experiencias, confirmadas por obras como la cantata Lázaro y óperas de menor ambición: Alfonso y Estrella; Las conjuradas o Fierabrás. La obertura de esta aventura había sido destinada a Alfonso y Estrella pero quedaría en medio también la de El arpa mágica, publicada en una versión para piano a cuatro manos. Mejores garantías ofrecerán en cuanto a orquestación obras como la Sinfonía en Si m., y en resumen, nuestro músico sabrá plasmar en el conjunto de las piezas que conservamos, una apreciable unidad estética, por lo que no resulta extraño que se nos ofrezca con regularidad por su brevedad y soltura. Un par de breves páginas pues, que no dejan de recordarnos al vienés en sus patrones románticos y serenos, idóneos para adentrarnos en el Brahms de sus dos obras tan dispares.

Das Schicksalslied (Canto del destino) Op. 54 de J.Brahms, remite a la poética de F.Höldellin, obra que podrá ser considerada como un fresco más extenso entre Nänie Op. 82 y El canto de las  Parcas Op. 89, todas ellas marcadas con la impronta del Destino y con inspiración en temas mitológicos. Las estrofas del texto, como en la Rapsodia para contralto, resultarán episodios corales. La primera parte Adagio, recrea una atmósfera misteriosa y entusiasta a la vez, remarcando una sutil sencillez por sus soluciones tímbricas y coloristas. Mención merece al comienzo de su parte media, la entrada de trombones que contribuyen a la acentuación del clima dramático.  El Allegro en Do m., nos muestra el peso determinante del Destino con el canto del coro al unísono, una exaltación desesperada que parece condenada a no encontrar salida y que nos lleva a la tercera parte Posludio, movimiento orquestal carente del protagonismo coral que nos aboca en lo sensible a un reconocible Adagio instrumental  que recupera el motivo de introducción en un estado de contemplación estática.

Das Schicksalslied Op. 54, para coro y orquesta, es posiblemente la más lograda composición en este género junto a la precedente, en la que nos ofrece sus personales problemas y que para Bruyr, resulta un tríptico que nos lleva desde la felicidad del Empireo a la miseria de los mortales y un tercer cuadro en el que la música pura, expresa lo que las palabras no pueden contar. Dieters acentuará que el contraste entre la vida de los dioses y la existencia inquieta de los hombres queda  perfectamente reflejado en los coros, muy bien caracterizados. En esta obra se expresa sobre todo la esperanza de una vida pura e ideal a través de una sonoridad en verdadera magia e inusual, en especial en la introducción y en el Finale orquestal. ¿Por qué Hölderlin? Teniendo en cuenta que fue acusado de excesiva obsequiosidad  con respecto al clasicismo cuando en realidad su interés en modelos del pasado-Paestrina, Händel o Bach-, resultaba cuando menos vivo y progresivo. El propio Hölderlin había sufrido una suerte parecida puesto que se debatía entre dos dimensiones espirituales  opuestas, la clásica y la romántica caracterizada por enfáticos excesos de imaginación. Para el coro y su director, el beneficio interpretativo que ayudarnos a comprender esa profunda meditación sobre la condición humana enfrentada a lo divino, modo de balada coral con impronta del destino como meditación sobre el misterio del destino humano.

Brahms con la Sinfonía nº 2, en Re M. Op. 73, obra de 1877 y en la que para Karl Geiringer, aparece un contraste similar al existente entre las sinfonías V y VI de L.v. Beethoven. Tras haber trabajado durante años en la poderosa Sinfonía en Do m., Beethoven sintió al parecer el deseo de crear algo ligero, despreocupado y de la misma categoría y en consecuencia, dará plazo en pocos meses a la Sinfonía Pastoral, que con su serena e idílica atmósfera, contrasta con el heroico pathos de la Quinta. Del mismo modo, la Segunda Sinfonía en Do M, de Brahms, se inspira en el profundo sentimiento de la Naturaleza, detalle que acentuaría Lucas Macías, en el desarrollo de sus cuatro tiempos.  En consecuencia y con respecto a la Sinfonía en Do m., toda la obra refleja una instrumentación más delicada y transparente, más luminosa y brillante; las bucólicas flautas así como los pastoriles oboes y clarinetes, tienen encomendadas partes especialmente protagonistas, aunque sin renunciar al poderío de trombones y tubas en los movimientos extremos con efectos opacos y espectrales. El Allegro no troppo, presentaba una idea en el primer compás a modo de lema marcado por un aire meridional de impronta romántica con un desarrollo confiado a las maderas de talante apacible. El Adagio non troppo, grave y  equilibrado, virtud brahmsiana por excelencia,  nos dejó aspectos de una actitud resignada, en los que fagot y chelo cobraban necesaria relevancia. El Allegretto grazioso, quasi andantino, atrevido y contrastante, se afirmó precisamente gracias a los dos fragmentos y los dos ritornelos ligados entre ellos, que sugieren la prevista entrada de una especie de Ländler tradicional. El Allegro con spirito constató el fluido Rondó, que evitaba cualquier posible conclusión agresiva, únicamente resuelta en la abreviada y poderosa coda que se decidía por ofrecernos un tipo de éxtasis dionisíaco.

Ramón García Balado        

Orquesta y Coro Orquesta de la Orquesta  Sinfónica de Galicia/ Lucas Macías y Javier Fajardo

Obras de Schubert y Brahms

Palacio de la Ópera, A Coruña

 

La soprano Jone Martínez, cantatas de Händel, en el V Ateneo Barroco

 Salón Teatro, Santiago de Compostela

Cita en el Salón Teatro-lunes día 16 a las 20´00 h., en preparación de la charla de Manuel Vilas, mañana en la Sede de Afundación- 19´00, dedicada a A tradición Oculta,  en las programaciones del V Ateneo Barroco, con una sesión en primacía a cantatas de Händel, de su período de Italia, a las que se añaden obras de A. Vivaldi, Michele Mascitti y A. Corelli, previo a la charla de mañana en Sede de Afundación- 19´00 h-, que el arpista Manuel Vilas, dedicará a A tradición oculta. Acompañan a la soprano el grupo de Massimo Spadano, la Camerata Boccherini, formación fundada por el concertino de la OSG, en calidad de ensemble variable-en esta ocasión con los violinistas Adrián Linares y él mismo, el chelista Fernando Santiago y la clavecinista Rosalía Gómez Lasheras-,  dedicado a las músicas antiguas y con un prestigio consolidado. Spadano, había estudiado con Viktor Liberman y Philippe Hirschhorn, cuidando un destacado interés por las músicas antiguas y desde 1994, es miembro  de la OSG, además de colaborar con la Ac. Sta Cecilia, la O. Mozart (C. Abbado); la O. N. de Lyon;  Le Concert de Nations (Savall); el Ensemble Baroque de Limoges (C. Coin) o la Chamber Philarmonique (E. Krivine). Presentó en el Festival Rossini de Bad Wilbad, la ópera Ser Marcantonio, de Sttefano Pavesi.

 Jone Martínez, estudió con Olatz Saitua, en el Conservatorio J.C. Arriaga (Bilbao), para continuar con Maite Arruabarrena y Maciej Pikulski, en Musikene, continuando posteriormente con  Carlos Mena. En su repertorio, oratorios y óperas del barroco, desde el Stabat Mater (Pergolesi) a Ifigenia, de María Rosa Coccia; Orfeo ed Euridice (Gluck); La Pasión según San Mateo (J.S. Bach); dirigida por su maestro Carlos Mena; el programa Sur y Norte, con obras de Pergolesi y Vivaldi, después de su estreno profesional con la O. Robert Schumann Philharmonie, en el Stadhalle-Saal (Chemintz), interpretando la Sinfonía a Granada, de Lorenzo Palomo, bajo la dirección de  Guillermo García Calvo.

Obras instrumentales entre las dos cantatas de Händel Antonio Vivaldi, con la trío-sonata y b.c., RV 63, integrada en sus Op. 1, y conocida como La Follia, en Re m., serie de doce obras editadas en Venecia  como Suonate da camera a trei, due violini, e violone e cembalo, y confiadas a la imprenta de Giuseppe Sala, en 1705, en dedicatoria al conde de origen bresciano Annibale Gambara.  Esta es la obra que cerrará la colección, repartida en sus tiempos: Andante/Adagio/Allegro/ Adagio/Larghetto/Allegro/Gavotte  y Allegro.  La Follia (la locura), muestra temas de orígenes ibéricos, llegando a representar un homenaje al maestro Arcangelo Corelli, destacando las 20 variaciones procedentes del tema de La  follia.

Michele Mascitti (1664/1760), aporta la Sonata para violín y b. c., en Mi m. Op. 3, nº 4- Allemanda (Largo)/ Corrente (Allegro-Largo y Gavotta (Allegro). Obra de un compositor napolitano y muy activo en Francia, siempre motivado por sus continuos viajes por Europa y cultivando precisamente un estilo de debía bastante a Corelli, que le supondría poder conseguir una plaza como músico de la orquesta del italianizante duque de Orleans, años en los que se dedicará a la escritura de un trabajo fundamental, dedicado a los estilos camerísticos (1704), llegarán después los conciertos parta cuerdas (1727), que serían los primeros publicados en Francia. Bastantes tendrán la gloria de ser reeditados, desde Inglaterra a los Países Bajos.

Arcangello Corelli (1653/1713), tendrá la Sonata da camera para dos violines y b.c. Op 4. Nº 10- Adagio, Allegro, Adagio, Grave y Presto: tempo di gavotta. Grupo de obras que tendrán como dedicatario al Cardenal Panfili, del grupo precedente el Op. 2,  con publicación en Roma (1685), bajo el nombre de Sonate da camera a tre, doi violini e violone, o cembalo. El Op. 4, quedará destinado al Cardenal Ottoboni, en 1694. No será difícil encontrar elementos asimilables entre un grupo de sonatas y el siguiente, terminando regularmente con una gavota o una giga. La posibilidad de conocer a Händel íntimamente, pudo facilitar el intercambio  permanente de experiencias y pareceres, con lo que el programa de Ateneo Barroco, ofrece un ideario reconocible.

Händel pues en dos cantatas de sus años italianos. La cantata para soprano y cuerdas HWV 105, Armida abbandonata: Accompagnato Dietro l´orme fugaci; el aria Ah! Crudele, e pur ten vai. El recitativo Per te mi struggo, infido con recitativo accompagnato Oh, voi, dell´inconstante  e proceloso. Aria Venti, fermate. El recitativo Ma che parlo, che dico? y el aria In tanti affani miei asistemi almen.  La Cantata, para soprano y cuerdas HWV 110 (1708), Agrippina condota a moriré,  se despliega en los pasajes Dunque sarà pur vero; el aria Orrida, oscura, l´etra si renda; el recitativo Ma pria che d´empia morte; el aria Renda cenere il tirano; el recitativo Si, si, del gran tirano; el arioso y recitativo Come, o Dio! Bramo la morte; el aria Se infelice al mondo vissi; el recitativo Trema l´ingrato figlio; el aria Su, lacerate il semo; el recitativo Ecco a morte già corro. Un Händel que destacará  por las cantatas con continuo a modo de una scena operística en embrión, totalmente acompañadas, en un alarde de ideas musicales y dramáticas que estimularán las próximas centurias. Un desarrollo de argumentos que encontraremos en compositores como Alessando Scarlatti, Stradella, Caldara, Gasparini y otras influencias en esa estela.

Ramón García Balado             

 

11/10/2023

Clara Jumi-Kang:Sibelius entre las cuatro cuerdas

Principio del fo

Palacio de la Ópera, A Coruña - 11/10/2023

Comienzo de la temporada de la O. Sinfónica de Galicia en un programa en el que la violinista coreana Clara Jumi-Kang, fue solista del Concierto para violín en Re m. Op. 47, de J.Sibelius, junto a una obra en presentación del sueco Anders Hillborg- Eleven Gates-, y la Sinfonía nº 9, en Mi m. OP. 95 (Del Nuevo Mundo), de Antonin Dvorak, bajo la dirección de Roberto González-Monjas. Jornada en dedicatoria al chelista Vladimir Litvikh, quien había sido miembro de la orquesta y al que la ciudad recordaba por sus veladas amistosas en la Calle Real, compartidas con sus conciudadanos. La solista se maneja con un Ex.Strauss (Stradivarius 1708), cesión de la Samsum Cultura Foundation of Korea (2015), y ha sido dirigida por batutas de élite: C.Poppen, V.Spivakov, Y. Temirkanov, G. Kremer, Muyng-Wung Chung o V. Gergiev. Sus primeras experiencias las tuvo con formaciones como la Gewandhaus O.; la Rotterdam P.O. y la Suisse Romande. Un obligado período de reposo, la mantuvo apartada hasta recuperar estudios con  Kakher Brown, en la Lübeck University, y con  Nam-Yun Kim, en la Korean Univ.; con la OSG, se  presentó en febrero de 2022, para interpretar el Doble Concierto de Brahms, con  el chelista Asier Polo y la dirección de Juanjo Mena.

Novedad en programa por Eleven Gates (2006), de Anders Hillborg, compromiso con Los Angeles Philharmonic Association, estrenado en la Walt Disney Concert  House, y la dirección de Esa Pekka- Salonen, compositor que junto a esas labores, probó en el espacio de la composición. Hillborg, pronto demostró interés en lo creativo por músicos como Ferneyhough y Ligeti, una fascinación forjada en los aspectos más sutiles de los recursos armónicos y tímbricos, en cuanto a las posibilidades del sonido que se reflejará en obras de personal atractivo: Peacock Tales, destinada al clarinetista  Martin Fröst; Mouyayoum, para 16 voces a capella, rítmica en sus complejidades elaboradas a partir de sobreagudos que condicionan el tratamiento de la poética elegida; Cold Heat, destinada a la Berliner P.O., precisamente con Salonen, quien también colaboró en obras como Sirens o Dreaming River. El Royal Stockholm Philarmonic´s Composers, le incorporó a dos de sus citas (1999 y 2014) y fue músico en Residencia en Soundstream (Toronto); Avanti; Aspen y Hamburgo, en distintas convocatorias. Compuso para René Fleming The Strand Setting (DECCA). Por esa afinidad con Esa-Pekka Salonen, destacarán aspectos comunes en el ámbito creativo: un concepto más libre distanciado de un serialismo inicial, con aproximaciones a culturas ajenas que llevarán a los países africanos o Mongolia, resultando más modal que atonal en un encuentro con tradiciones populares, dentro de una ambición de síntesis.

Sibelius en este Concierto para violín y orquesta en Re m. Op. 47, obra que tuvo revisión en el año siguiente y que se presentó bajo la dirección de R. Strauss, en Berlín con Karl Halir, tras su estreno previo con dedicatoria para Willy Burmester con el violinista Viktor Novacek. Sibelius, apreciable violinista, buscaba la consecución de recursos al límite, teniendo en mente a otro talento como Franz von Vecsey y los resultados confirmarán las ambiciones pretendidas desde el Allegro moderato, elaborado a partir de tres temas antes de la aparición de la solista a través de un trémolo de cuerdas, hasta una cadenza sorprendente y brillante. Los chelos toman el segundo tema a  medias con los fagotes y el tercero apunta a una pureza de líneas, con el protagonismo de la solista en puro registro agudo. Destacaba en especial un cuidado desarrollo en el que la cadenza es centro de atención por su libre escritura. Un concierto para encontrarnos ante una intérprete Clara Jumi-Kang en plenitud de un virtuosismo sobresaliente que ampliaría en los tiempos siguientes.

El Adagio di molto, puramente tradicional, se definía  por su transparente lirismo gracias a una curiosa introducción de las maderas y la ostentosa melodía del violín y que para especialistas versados, mostraba  una vena de inspiración mediterránea (quizás reflejo de una visita a aquel país). Por su tonalidad, Si b, en 4/4, la solista se entregó a una seductora cantinela que dejó paso a un diálogo pretendido con el grupo orquestal. El Finale (Allegro ma non tanto), resumió como una danza contagiosa, un perfecto estilo de rondó, remarcado por el ritmo mientras la solista divagaba hasta un detalle de ostinato, en pugna incisiva con la orquesta. Una coda en disputa ente menor y mayor, se resolvía en un fortissimo a modo de disputa entre la solista y la orquesta.

La Sinfonía nº 9, en Mi m. Op. 95 (Del Nuevo Mundo), de Antonin Dvorak, una consecuencia de su debilidad por encontrarse con una cultura que la atraía y que tuvo arraigos conocidos en las inspiraciones moravas con ratificación en el país que descubría, a través de las aportaciones del compositor negro Harry T. Burleigh, quien le puso al día de las fuentes aportadas por los spirituals, y que se confirmarán en esta obra universal. El músico que tan profundamente ha calado entre nuestros aficionados, es el que consigue esa sublime amalgama de culturas posiblemente ajenas, en esta sinfonía perfecta en su conformación y que recuperamos en cada nueva puesta en atriles. De propia firma, dejará escrito un comentario aparecido en el New Herald, del 21 de mayo de 1893, titulado Real Value of Negro Melodies,  año del estreno de esta obra en el Carnegie Hall, dirigida por Anton  Seidl. Obra plena de registros imaginables desde el Adagio-Allegro molto, marcado por compases de cuerdas y respuesta de maderas, dejando espacio a la llamada de trompa. Para este tiempo, el ideario cíclico manejado por trompa, clarinete y oboes, logrando un persistente sello heroico-legendario muy de su estilo y el asomo de una especie de polka, con parecida resolución respecto a obras de colegas suyos.

El Largo, célebre por excelencia, y ciertamente americano, remite a un poema de Longfellow Canto de Hiawarha, permitiendo un coral estremecedor de metales que recrean estados nostálgicos.  El director González-Monjas, elevaría un grado de exaltación en esta obra de intenciones testimoniales. De ahí saldrá la popular melodía Going home, en el centro del Un poco più mosso, que describían flautas y oboes. En el final, el corno inglés aportó una melodía que invitaba a violines, metales en forma de coda, para completar el tiempo.  El Scherzo-Molto vivace, anclado en Longfellow, describía el conocido festejo colectivo en el bosque, para acentuar el ánimo de la obra, destacando pronunciados saltos y stacatti. En lo posible, una danza popular de tradición europea, para entregarnos al Allegro con fuoco, vigoroso y persistente en el que pesa un ostensible modalismo definido por la tonalidad, tiempo en el que la trompa se reafirma con una cita atmosférica que anuncia otra a cargo de flauta y clarinete tomada del Largo.

Ramón García Balado

 

Clara Jumi-Kang.

Orquesta Sinfónica de Galicia / Roberto González-Monjas

Obras de Anders Hillborg, J. Sibelius y A. Dvorak

Palacio de la Ópera


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09/10/2023

Ciel d´Hiver: Kaija Saariaho, In Memoriam

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 Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela Santiago - 09/10/2023

Auditorio de Ferrol, 10/10/2023

Apertura de temporada de la Real Filharmonía de Galicia en el Auditorio de Galicia con su titular Baldur Brönimann y el pianista Alberto Rosado, para un estimulante programa que incluía  el Concierto para violín de György Ligeti, Ciel d´Hiver de Kaija Saariaho- con ella contábamos como compositora en residencia para esta fecha, pero no quedaba sino rendirle la dedicatoria In memoriam- y las danzas sinfónicas Op. 45 de S. Rachmaninov, con el aliciente a mayores de la colaboración de alumnos de la EAEM. Ciel d´Hiver, de Kaija Saariaho, era un arreglo del segundo movimiento de su obra orquestal Orion, en propuesta de Mousique Nouvelle Liberté para estrenarse el 7 de abril de 2014, en el Théâtre du Chatelet con la Orchestre Lamoureux, dirigida por Fayçal Karouil. Partíamos de un período en el que la compositora finesa trataba composiciones inspiradas en textos de inspiración  poética: Sylvia Plath, para la cantante y amiga Dawn Upshaw quien grabaría Longh mientras interpretaba el rol de Clemence en L´amour de loin e igualmente en Orion. Fidelidades apreciadas por la compositora en esta labor de compartir obras, como hará con el chelista Anssi Karttunen. La lírica sería siempre uno de sus espacios de relevancia como se confirmará en sus óperas L´amour de loin; Adriana Mater, sobre libreto de Amin Malouf, para un trabajo a medias con Peter Sellars y Esa- Peka Salonen y Only the Sound Remains, sobre textos de teatro No japonés, en adaptación de Ezra Pound. Premio del galardón Fronteras del Conocimiento BBVA, destacó por su colaboración con el Instituto de Investigación Acústico Musical del IRCAM y el resultado en lo creativo, dejará un resabio de herencia procedente del espectralismo francés, que redundará en un ejercicio  creador que explorará los límites del sonido, a partir de las tecnologías avanzadas. Puede apreciarse en sus resultados el trato de sonoridades frías en el ámbito de sus gamas en lo que mucho tendrían que decir sus intérpretes. Piezas como la escuchada, tendrá aspecto compatibles con obras como D´om le vrais sens, inspirada en los tapices La dama y el unicornio, para clarinete y orquesta; Stilleben; Vers le blanc hasta Solar y la colorista Petales y Nyhmphea. Densa y atenta a esos recursos procedentes de la escuela del IRCAM.

György Ligeti en su Concierto para piano, del que fue solista Alberto Rosado, quien lo grabó en registro discográfico, con el Plural Esemble y al que tuvimos en las Xornadas de Música Contemporánea 2022, en las destacaron JONDE FOCUS, bajo la dirección de Fabián Panisello. Rosado  con el Plural Ensemble, ofreció en la primera cita una sesión con obras de G. Friedrich Hass; Kaija Saariaho; Fabian Panisello y Steve Reich. El período de composición de este concierto, mostraba su tendencia al uso intenso de las polirritmias, un aspecto que estuvo presente en su evolución y que redundará en una aproximación a culturas distantes de raíces centroafricanas, tras la etapa fundamental de Colonia y Darmstadt, con resultados en este espacio como los Estudios para piano. Desde los fundamentos, Ligeti se preocupará por las técnicas de complejos cromáticos, dejando de ser las alturas del sonido y el ritmo la idea del idioma sonoro, en beneficio de la creación de texturas observadas con independencia armónica del sistema total. En su permanente evolución, el compositor aceptará que cada vez que completaba una obra, revisaría sus posiciones concluyendo por rechazar los estereotipos artísticos sin ceder a  ninguno como definitivo, en función de esa irresistible curiosidad que nos trasmitía en el resultado de esos trabajos, forzado por una irresistible curiosidad, lo que le llevaría a perder aquella entrega a los principios adquiridos en Darmstadt.

El Concierto para piano y orquesta, no será ajeno a esos condicionantes, en los  que el autor pretende mostrar su independencia de los débitos de las vanguardias tradicionales o los posmodernismos. La obra en concreto será una dedicatoria al director norteamericano Mario de Bonaventura, quien lo estrenará el 29 de febrero de 1988, en Viena. Hubo bocetos previos en 1980 pero tardaría cinco años hasta completar el trabajo. Los tres primeros movimientos se presentaron en Graz (Austria), el 23 de octubre de 1986, a cargo del pianista Anthony di Bonaventura, con la Wien Philharmonic O., y al año siguiente, añadirán otros dos tiempos- el cuarto y el quinto-; esperando hasta 1988 para completar la obra en cinco tiempos: Vivace molto rítmico e preciso; Lento e deserto; Vivace cantábile; Allegro risoluto y Presto luminoso. Compleja resulta la propuesta en la plantilla orquestal, por el despliegue de recursos instrumentales que ayudan a su resolución  tímbrica y sonora, una aportación requerida además, ya que al mismo tiempo se dedicaba a ahondar en los Estudios para piano. Perceptible resulta esa recurrencia a las culturas que atraían sus preocupaciones y que se despliegan en los instrumentos de percusión como entramado de recreación observable en sumo grado en el Presto luminoso, una consecuencia previsible de los dos intermedios. Rosado, profundo conocedor de la obra, completó con un bis de métrica rotunda, de la serie de sus estudios, El aprendiz de brujo.

Las Danzas sinfónicas Op. 45, de Sergei Rachmaninov, conocieron su estreno en Filadelfia con Eugène Ormandy  (1941), respondiendo a los títulos de El Día;  El Crepúsculo y Medianoche que al final quedarán postergados por los actuales, aceptado que parte de la música proviene de un ballet inacabado. El Non allegro, se adelantaba  con un arpegio de tres notas sobre un fondo ritmado que dejaba paso al tema fundamental. Una ostentosa idea saltarina ofrecía  un aspecto grotesco marcado por los timbres de maderas. El desarrollo decidía un cambio  de orientación por su talante nostálgico en el que las maderas insinuaban una ambientación pastoral, permitiendo a las cuerdas un mayor protagonismo expresivo. El Andante  con moto-Tempo di valse, se apoyó en una serie de acordes disonantes de metales, que preparar el estilo de vals protagonizado por cuerdas y corno inglés. Un pulso continuo definió este tiempo dejando una sensación de permanente enfrentamiento que añadía matices cercanos a los estilos impresionistas.  El Lento assai-Allegro vivace, se manifestó con regocijo una serie de enfrentamientos entre instrumentos de la orquesta que se entremezcla con el tema del Dies Irae, un capricho recurrente del propio compositor y que anticipó la poderosa parte final, muy reforzada por la percusión. Perfecto contraste sonoro con respecto a las obras de Saariaho y Ligeti

Ramón García Balado

 

Alberto Rosado

Real Filharmonía de Galicia / Baldur Brönnimann.

Obras de Kaija Saariaho, György Ligeti y S. Rachmaninov

Auditorio de Galicia, Santiago & Auditorio de El Ferrol


 

Dolce Rima: Saffo Novella, Barbara Strozzi, en Ateneo Barroco

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