14/07/2023

Querencias mahlerianas por Joám Trilho

 

Principio del formularSantiago de Compostela - 28/02/2022

Un devoción confesada la de Joám Trillo por la Sinfonía nº 7, en Mi m., que entregaba en una personal orquestación y de la que en la temporada 2013, había ofrecido una adaptación del Scherzo. Schattenhalft. Fliesend aber nicht schnel (Fantasmagórico. Fluido, pero no rápido), para una sesión de la Real Filharmonía de Galicia dirigida por Paul Daniel, entre obras de J.Haydn, R.Strauss y Aulis Sallinen, contando con el chelista Nicolas Altstaedt, como solista en obras de los dos últimos. Otro trabajo suyo, encargo de nuestra orquesta con motivo de su décimo aniversario, en 2006, había sido el Divertimento  (ma non tropo), entonces con Antonio Ros Marbà, compartiendo cartel con obras de Max Bruch y Manuel de Falla.

Joám Trillo, realizó estudios de perfeccionamiento en Roma, en el ámbito de la música sacra, en una larga estadía que le ocuparía hasta 1977, siguiendo las docencias de E. Cardine o D. Bartolucci, particularmente  en semiología gregoriana, para proseguir con J.López  Calo.  En composición, tuvo como maestros a Franco Ferrara, P.Belluggi y M.Pradella. Destaca en especial y como testimonio, la recuperación de obras como el Requiem, de Melchor López. En su condición como compositor, será su compañero Carlos Villanueva, quien sepa definir el ideario de sus planteamientos, marcados por una necesidad expresiva de profunda concentración y fuerte cromatismo, que se expresa dentro de un lenguaje tonal muy libre en su formulación y  desarrollo.

Paul Daniel comentaba que el propio Mahler revisaba regularmente sus propias obras en función de los medios disponibles, los espacios a los que iban destinados parte de sus conciertos o las inevitables inspiraciones que surgían al paso de cada urgencia posible. Para Trillo, en este compromiso, era evidente que habría de ajustarse al proyecto propuesto, en el que la  apreciación definitiva sería resuelta con el director, una precisión en el colorido por sectores de la familia orquestal, las tímbricas y en especial, la densidad sonora en un preciso equilibrio, para una orquesta reforzada en mayor número, con  músicos de la EAEM (Curso Avanzado de Especialización Orquestal)

Gustav Mahler  en  la Sinfonía nº 7 (La canción de la noche),  que para algunos analistas, se observan aspectos que no acercan a los polifonistas como Charpentier, Gesualdo o las Lecciones de tinieblas de Couperin. Pocos fueron los testimonios dejados por el músico, que ayudará a todo tipo de especulaciones. Esta Canción de la noche, resultará una obra de transición, tras el esfuerzo exigido por la Sexta (Trágica), queda pues como una labor de experimentación desde el punto de vista de la tonalidad y de la instrumentación añadiendo tenorhorn, mandolina, guitarra, para lo que resultará el tramado arquitectónico, que anticipa a compositores como Bartok. Si la Sexta, había sido una sinfonía de talante trágico, esta apunta a detalles sarcásticos, en especial en el Scherzo, una provocación para el público de entonces.

El Langsam (Lento. Allegro risoluto ma non troppo, se presentaba  con una introducción de ritmo irregular, en el que el tenorhorn, responde a la voluntad de responder a la idea del planteamiento Hier rhört die Natur (Aquí ruge la Naturaleza), para abordar de inmediato el Allegro risoluto, elaborado sobre  tres temas, destacando en especial el primero de ellos, cedido a las trompetas. Una reexposición variada, nos lleva a una tensa conclusión. La Nachetmusik 1 (Allegro moderato), era producto del descubrimiento del cuadro la Ronda de noche, de Rembrandt y venía  a ser como una marcha basada en Revelge, especie de rondó con variaciones, bajo una estructura sencilla, ampliada por una fantasía tímbrica, onírica por momentos, en la que trompas, oboes y clarinetes, entretejen su discurso hacia un fraseo  aislado de los contrabajos  y el fagot, antes de escuchar el Scherzo (Schatten: Fliessend, aber nicht schnell (sombrío y borroso).

Tiempo especialmente asombroso y que no deja de impactar, recibiendo la consideración de descarnado hasta el tuétano, lo que desborda como auténtica melodía de timbres, para mayor seducción, cautivando por el sentido irónico que le resultaba propicio. Se acepta sin reparos, que el tiempo en cuestión, servirá a Alban Berg, para el vals de su ópera Wozzeck. La Nachtmusik II (Andante amoroso), en Fa mayor, concede espacio a la guitarra y a la mandolina, como solistas para la recreación de un curioso ambiente típicamente romántico, y que para su compañera Alma, podrá entenderse entre el espíritu romántico y la rebeldía, para lo que no duda en ubicarse en la poética de Eichendorf, que influirá en la elaboración del movimiento. Para completar, el Rondo-Finale (Allegro ordinario. Maestoso), en Do mayor, quizás el más desconcertante de todos, en el conjunto de los escritos en esta forma, cuya conclusión triunfal, se confirma como una victoria sobre las tinieblas. Mengelberg fue un firme aval del compositor, quien no dudaría en defenderle en sus programaciones en los años cuarenta. El afán mahleriano por el sentido de lo burlesco, se ratifica en este final, a través de un típico conjunto de danzas vienesas.

Ramón García Balado

 

Paul Daniel. Real Filharmonía de Galicia

Sinfonía n. 7 de Gustav Mahler (orq. de Joám Trillo)

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

 


 

Isabel Rei Samartim: Guitarra Galega


Primer volumen de esta entrega en un trabajo de Isabel Rei Samartim, que resulta punto de continuación a otro como fue “A viola no Século XIX. Música de Saläo na Madeira”, entre fantasías, variaciones y danzas, sobre distintos temas y autores. La guitarrista de A Estrada, siguió las docencias de Antonio Rocha Later, y de David Russell, Thomas Müller-Pering, en la Hochschule für Musik “Franz Liszt”, de Weimar. Mantiene una profunda labor de  investigación con resultados como el Cancionero Musical Valladares  “Ayes de mi país”, con J.L. Pico Orjais (“Dos Acordes”), la Suite Rianjeira, para “Barbantia”, “Proel e o Galo. Poesía e Prosa Galega Completa”, de Luis G. Amado Carvalho “Ediçôes da Galicia”, doctorándose en Historia del Arte  por la “USC”, con la tesis dedicada a la  guitarra clásica en Galicia. Fue profesora en el Departamento de Música da Universidade de Minho y recientemente publicó un trabajo dedicado a la guitarra galega.

Para el presente registro, resultan elemento esenciales los Fondos Valladares, el Fondo Torres Adalid, el Fondo Pintos Fonseca, el Local de Música de Rianxo, el legado del barbero-compositor Ramón Gutiérrez, el del médico guitarrista Eugenio Santos, el del músico y pintor Tino Prados (1924/81) o las obras para el instrumento de Manuel Herminio Iglesias, además de la figura de Casto Sampedro Folgar  (1848/1937). La intérprete e investigadora, nos pone al día de las distintas tomas que integran este primer volumen de Guitarra Galega”.  “Quatro moinheiras”, de procedencia anónima, sin solución de continuidad y en la tonalidad de La M., de fuentes distintas tomadas del llamado “Cuaderno del Francés”, un conjunto de 67 obras, del archivo de Pontevedra- del polígrafo-Casto  Sampedro Folgar-, que conserva obras de Federico Moretti, Miguel García, Ramón Bonrostro o una antigua  muiñeira para  y una sonata en tres tiempos.

“Anonymus”, en tres tiempos, es una sonata típica: “Allegro comodo”, “Adagio” y “Allegro”, también integrada en el “Cuaderno del Francés” y que por sus características, evoca el estilo de los teclistas barrocos y clásicos, al modo de los de Carlos Seixas, Domenico Scarlatti, Gaspar Schmidt o D.Cimarosa y Antonio Soler. Tienen presencia en los fondos gallegos y la “Sonata”, desarrolla la melodía sobre el ámbito agudo, empleando las notas graves para marcar la armonía. Como en algunas falta la segunda parte (“Adagio”), para su interpretación han sido añadidas algunas notas  graves para el bajo. Por eso, es muy posible que el desconocido original haya sido escrito para tecla.

El Fondo Valladares, se encuentra en la Biblioteca Xeral da USC, abarcando unas 700 obras para varios instrumentos, entre violín, flauta, piano y voz. Una familia con nombres ilustres como Avelina Valladares, su hermano  Marcial,  artistas apasionados por el mundo literario y artístico, genuinos en la élite de la burguesía gallega y en cuya casa se conserva un pianoforte, y una flauta del S.XIX. En sus fondos se  destacan obras para guitarra de los siglos XVIII y XIX, para violín y guitarra, desde Moretti a Naya y otras  no estudiadas de Rafael Botella , Julio Nombela, Basilio Basili o Estavilao Ronzi. Un fondo del que son muestra, las “Quatro moinheiras”, “Soidade”, de Avelina Valladares o la “Valsa”, de Federico Moretti Cassone (1769/1839), piezas transcritas por el violinista Luis Vila , miembro de la Capilla de Música, en Lugo.  “Soidade”, de Avelina Valladares, primera pieza para guitarra, compuesta por una mujer en el XIX. “Valsa en La m.”, de Marcial de Valladares, autor del “Cancionero “Ayes de mi país”, es una dedicatoria a su hermana y  editado por José Luis do Pico Orjas e Isabel Rei Samartim. Del fondo, obras como  “Alvorada” y “Rigodoês”

El Fondo Torres Adalid, en el que se aprecia el “Album para guitarra”, de Fernando Torres Adalid, hermano del pianista Marcial, la “Sonata en Re M.”, dividida en introducción y “Allegro”, al estilo del XIX. Un álbum que tuvo publicaciones gracias al “ICCMU”, en edición crítica de Javier Suárez Pajares, una ”Fantasía” de Federico Moretti. El Fondo de Pedro Pintos Villar (1811/76), violinista y guitarrista, conserva obras para guitarra, violín y piezas de zarzuela o arreglos de temas populares  de Tomás Damas, Francisco Cimadevila, Domingo Palacio o Teodoro Amatriain. Destacamos de Juan Parga (1843/1889). “Minha lira n 1, Op. 8”, obra virtuosística para guitarra de ese fondo, que se encuentra en el Arquivo de Pontevedra y que fue publicada en 1893 por López  y Pino. Parga fue miembro del grupo formado en Ferrol por Naya, José Mª Canals y Vicente Franco, admitiendo también que había pasado por la docencia de Julián Arcas.

Rianxo, vila apreciada por sus descollantes figuras como  Manoel Antonio, Rafael Dieste, José R.Nine  Piñeiro, José Pérez González, el investigador José Luís do Pico Orjas, queda representada por esas “Quatro moinheiras”, piezas anónimas, y aquí nos encontramos con J.Luís do Pico Orjas (1969), con un importante legado discográfico, de ese músico director, del “Memorial Mirya Dieste de Piano”, actividad que desarrollará   junto a otras agrupaciones folk, en la tradición autóctona, además de composición sobre poetas gallegos y las artes escénicas. Citaremos trabajos como “Cantos e bailes da Galicia”, de José Incenga, “Aires de mi país”, “O cancioneiro de Marcial de Valladares”, “A música de seis poemas universais de Ernesto Guerra da Cal”, con Isabel Rei Samartim y Joam Trillo, y es impulsor y coordinador  del Fondo Local de Música del Concello de Rianxo”.

Ramón Gutiérrez Parada (1874/1945), el barbero compositor, ejerció ese doble oficio, típico de la herencia dieciochesca, en donde además daba clases de música, contando con dos violines de gran calidad y las ejemplares guitarras, del que queda memoria en fotografías históricas. El Preludio nº 5”, es un manuscrito dedicado al guitarrista Alfredo López Fernández, pieza de gran calidad  y que llegó a manos del pianista y repertorista Alejo Amoedo Portela, depositario de la colección, en una donación procedente de La Argentina. Acostumbrada historia de los trasiegos de ida y vuelta atlánticos desde tiempos lejanos. Una perla dentro de estos repertorios en recuperación.

Eugenio Santos Sequeiros (1901/2012), deja dos composiciones, “Fado” y  “Trémolo a Conchita” , idea de un estilo de entorno familiar, con residencia en Cangas do Morrazo y el “fado” ilustra  su aprecio por la música lusa dentro de esa forma tan querida”  y“Trémolo a Conchita”,  está dedicado a la hija de Conchita, que se dedicaba  con pasión al piano y a la guitarra y que se conserva precisamente un borrador de arreglo para este instrumento. El maestro Francesc Tárrega ejercicio una importante influencia sobre Santos Sequeiros. Tino Prados (1924/1981), aporta “Zoraida. Danza mora”, en sus cuatro partes: “Introducción”, “Marcha de los camellos”, “Nocturno” y “Tiempo de danza”, obra estrenada en Madrid  por Miguel Anxo Murado, en un concierto junto a su esposa y pianista, especializada en virginal, Branca Lorenzo, en el Colegio Mayor Universitario Juan Luis Vives, el 19 de abril de 1966.

Juan Montes Capón, en un arreglo de “Negra sombra”, firmado por Antonio Rocha, con estudios en el Real Conservatorio Superior de Vigo, en el aula de Uxío Mallo, para seguir con José Luís Rodrigo  en el “Curso U.I. de Música en Compostela”, armonía, contrapunto y fuga y en Madrid con Daniel Vega  y Mercedes Padilla o Antón García Abril, en composición. Es profesor del Conservatorio Superior de Vigo y realizó conciertos a dúo. Destacan obras como las “Tres piezas breves”, la”Sonata” y “Raiola y Blusito”. Para su trabajo, recurrió a la versión para coro a cuatro voces masculinas, y la publicación se realizó en 2018.   Manuel Herminio Iglesias Vázquez, tiene la “Fantasía sobre o alalá das Marinhas”, con inspiración en una tonada popular  que desarrolla en sucesivas variaciones  tanto melódicas como armónicas, sin perder su encanto, en esta composición que la posteridad recordará por la  grabación del insigne Faustino Santalices, de 1949, antes de que grupos como “Milladoiro” y otros afines, la recuren para homenajear al curioso personaje, entre sus oficios de campo y las indagaciones voluntariosas.

Concepción Platón Meilan- “Pureza-Divertimento”- un reconocimiento a la mujer creadora, que compartió experiencias con Tino Prados, en 1956, tras formarse en los Conservatorios de Santiago y Ourense. En 2017, se presentó en público  en el Casa Museo Andrés Segovia, de Linares, interpretando obras del maestro, publicadas entre 1994/5-“Embrujo”, “Arte nuevo” o “Hágase la música”. Cuida en especial la creación artística, ya con más de 20 títulos y una en especial “Roses”, está dedicada a esa ciudad con la que se siente especialmente relacionada por sus vivencias. Vive en Londres, donde amplia estudios de guitarra. Su estilo es atrevido y distendido, apuntado en esta pieza a efectos que buscan un ideal de pureza.    Paco Barreiro (1953), cierra con “Chuva de abril”, pieza que ilumina un paisaje gallego entre nubes tibias tras un húmedo goteo primaveral, en medio de la ocasional lluvia, se intuye algún rayo, entre la sonoridad verde de la guitarra. Francisco Martínez Barreiro, en resumen, un teatro en el cual el autor se siente como un “regueifeiro” y la guitarra en sus manos, se despliega como obra de arte. Fue integrante de grupos teatrales como “Máscara 17”, “Ollomol Tranvía”, y del “CDG”. También se dedica a transcripciones de canciones populares, con intenciones didácticas en cuadernos de divulgación “Trasnos Máxicos”, a los que se añaden publicaciones en cd como “Dangarandán”.

Ramón García Balado  6/II/2022

 

Hugo Gómez-Chao Porta: "La composición contemporánea en Galicia, es excepcional"

 

Hugo Gómez-Chao ha sido ganador el Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE-CNDM 2011.El compositor gallego Hugo Gómez-Chao Porta (A Coruña, 1995) estrenó dentro de la temporada con la OSG su obra Ícaro, encargo de la Fundación SGAE y AEOS, dirigida por Otto Tausk, entre el Concierto para dos pianos, de Poulenc y la Sinfonía nº 1, en Do m. Op. 68, de J. Brahms. Alumno en sus comienzos de David del Puerto, amplía estudios con Beat Furrer en la Künstuniversität de Graz, y tuvo como maestros a Clemens Gadentätter, Sergio Luque, Friedrich Haas y J. Rueda, además del director George Pehlivanian. Es compositor residente de Juventudes Musicales de España, y, en 2018, fue premio de la edición XXIX de la Fundación SGAE-CNDM Jóvenes Compositores, por el octeto Límites del negro y responde a encargos frecuentes para la OSG, la IEMA (Ensemble Modern Accademie) o el Museo de Belas Artes de A Coruña. Es, además, director artístico del Festival Resis, dedicado a las formas contemporáneas.

Será necesario comenzar la entrevista hablando de Sol, quizás, o nada. ¿Cómo fue su proceso de evolución y planteamientos, además de las posibles deudas contraídas con sus maestros?

Fue un proceso muy largo. Desde que empecé a pensar la obra hasta que la terminé pasó un año y medio, más o menos, aunque el proceso de escritura fueron solamente los últimos cinco o seis meses. Antes de ponerse a componer, uno tiene que aproximarse a lo que va a escribir. Sabía desde el principio que iba a ser una obra muy densa, muy impenetrable acústicamente, con una escritura muy polifónica y un desarrollo de muchos materiales en paralelo. Pensaba sobre todo en Beethoven, en Mahler. En un sonido que fuera tan violento como el gesto que lo impulsara hacia arriba.

¿Cuáles son los aspectos que podemos encontrar en sus valores esenciales entre Límites del negro y Sol, quizás, o nada?

En Límites del negro había una idea muy clara: que una masa muy comprimida de sonido avanzara como avanza una sinfonía de Mozart. En Sol, quizás, o nada quería que ese contrapunto creará una polifonía tan densa que no pudiera ser capaz de distinguir claramente su finalidad y, sin embargo, no poder librarme de ese empuje.

¿Qué compositores actuales han marcado su carrera?

Desde luego Beat Furrer ocupa un papel muy importante en mi vida, porque ha sido el encuentro más importante que he tenido en mi carrera. Con él he aprendido a componer y me resulta imposible pensar mi música sin pensar en su ejemplo. Y también destacaría a Helmut Lachenmann, Luigi Nono, Hosokawa, Grisey, Boulez y Saariaho.

¿Y en clave gallega?

La composición contemporánea en Galicia es excepcional. Compositores como Ramón Souto y Jacobo Gaspar son un claro ejemplo: dos voces muy distintas con acercamientos muy distintos a la música de nuestros días y que son, a nivel nacional, dos de las voces más personales y serias de este momento. Además, en España tenemos otros ejemplos de gran nivel, como Alberto Posadas, cuya música es mucho más interpretada en países como Alemania y Austria que por estas tierras. Considero, sin duda, que este es un momento absolutamente insólito en la historia de la música española por la cantidad de compositores tan diferentes y con un trabajo tan serio.

Este mes de julio se celebró la tercera edición del Festival Resis.

Sí, se tuvo que posponer, pero pudimos celebrarlo en julio en la Fundación Luis Seone. Participaron Noe Rodrigo, la pianista Magdalena Cerezo y el grupo Vertixe Sonora, entre otros nombres. Y, evidentemente, por la pandemia tuvimos que restringir de manera importante el aforo. En cualquier caso, el objetivo del festival Resis es dar a conocer, crear un espacio estable para la música de nuestro tiempo que no está en las programaciones habituales.

¿Cómo valora la actual situación de la música en Galicia?

Los problemas de financiación y la falta de compromiso de las instituciones hace que esta situación sea muy difícil. La música, la cultura, necesita de un apoyo institucional rotundo y ciego. El arte, como todo acto de amor, es una cuestión de fe ciega, absoluta e incondicional, y a las grandes instituciones gallegas corresponde el estar o no a la altura de estos proyectos, de estas exigencias que son innatas a la calidad de éstos.

Las Xornadas de Música Contemporánea de Santiago han pasado por largos períodos de incertidumbre. ¿Qué noticias tiene de esta propuesta?

Sigo con atención la programación que sale cada año. Cierto es que con Manuel Rodeiro las Xornadas adquirieron una programación a un nivel excepcional, con nombres como Grisey, Nono, Murail, Sciarrino... Solamente espero que la programación siga estable, que sea una programación a la altura de su historia y que sigan siendo una referencia.

Con respecto a la realidad europea, ¿en qué punto nos encontramos en lo referente a apoyos institucionales, respuesta de público y compromiso real de los aficionados en general?

Creo que en Alemania, Austria y Francia el apoyo es muchísimo mayor porque la programación y los encargos también lo son. El público es muy distinto, lleva 30 o 40 años escuchando todo esto. Conocen de primera mano la música de muchos compositores, han seguido su evolución... Esto crea un público que está muy abierto a conocer música nueva. En España, en Galicia concretamente, ese público es muy escaso. Por eso muy importante existan unas Xornadas de Música Contemporánea, un Vertixe Sonora, un Grupo Instrumental Siglo XX, un Resis que sean capaces de atraer nuevo público, nuevos oídos.

10 agosto 2020 / 01:00


 Ramón García Balado

Voces para el Teatro Real de Madrid

Hace unas semanas coincidían sobre las tablas del Teatro Real madrileño en una misma producción, La Mamma de Donizetti, dos cantantes gallegos instalados desde hace ya algún tiempo en la primera división de la lírica española, los barítonos Luis Cansino y Borja Quiza. Son la punta de lanza de una nueva generación de intérpretes que buscan la ocasión de prepararse y consolidar sus carreras más allá de su tierra, donde no siempre tienen las oportunidades que se merecen por falta de iniciativas. Mientras velan sus armas en ciudades como París, Florencia, Basilea o Madrid, Alberto Miguélez Rouco, Rosalía Cid, Gabriel Alonso Díaz y Alejandro Baliñas esperan el momento justo de poder mostrar todo su talento en su país.

Alberto Miguélez Rouco Un contratenor y director que canta con William Christie. A nadie se le escapa que William Christie es hoy el gran coloso de la música barroca. Desde hace unos años, el director norteamericano reúne en torno al Jardin des Voix a un puñado de los mejores cantantes jóvenes del mundo, con los que sale de gira por algunos de los más destacados festivales europeos. En esta ocasión, uno de los elegidos ha sido el contratenor y director coruñés Alberto Miguélez Rouco, seleccionado personalmente por Christie para interpretar La Partenope de Händel en París y A Coruña (como parte de la Programación Lírica 2021), entre otras ciudades. Ex integrante del Coro Cantabile que dirige Pablo Carballido en A Coruña, se ha formado vocalmente en Suiza bajo la guía del célebre René Jacobs, y continúa perfeccionándose con la estrella mundial de los contratenores, Philippe Jaroussky. Miguélez, que se divide hoy entre la dirección (su reciente grabación de Vendado es amor de Nebra ha sido elegida en España como una de las mejores del pasado año) y el canto, destaca que «Galicia está muy por detrás de Europa en oportunidades para los cantantes jóvenes, que descansan solo en iniciativas como las de los Amigos de la Ópera coruñeses, los únicos que me han permitido desarrollarme aquí como solista, coralista y director».

 Rosalía Cid   De Compostela a Florencia. En el Maggio Musicale Fiorentino, uno de los grandes templos de la música en Italia, donde Maria Callas cosechó algunos de sus mayores éxitos, se pudo escuchar recientemente la Lela de Castelao y Mato. Y no por casualidad. Fue una de las piezas escogidas por la joven soprano compostelana Rosalía Cid para interpretar en un concierto con cantantes de la Accademia, en cuyo Young Artist Program se preparan algunas de las voces del futuro. Rosalía encuentra pocas diferencias entre la formación académica que se puede obtener en la actualidad en los conservatorios gallegos y los italianos, pero valora especialmente «la ventaja de emplear y conocer a fondo el idioma italiano, tan importante para los cantantes». En septiembre regresará a Galicia tras dos años de ausencia para cantar por primera vez en el Teatro Colón junto al legendario Leo Nucci. «Espero estar a la altura de tan grandísimo intérprete y poder disfrutar al fin de cantar en mi tierra e intentar dar al público emociones reales», afirma.

 

 Alejandro Baliñas Una carrera con parada en la Ópera de París. Más crítico con el nivel presente de la educación musical en Galicia se muestra el barítono-bajo compostelano Alejandro Baliñas, único cantante entre todos los españoles que ha sido elegido este año para formar parte de la Academia de la Ópera de París. «Aquí faltan oportunidades para que los cantantes puedan formarse, lo mismo que escasean las ayudas a la cultura. El sistema educativo musical, en lo que respecta al canto, se encuentra en decadencia», sentencia. Baliñas, cuyo contrato con la ópera parisina le permitirá cantar durante todo un año en las producciones líricas que se ofrezcan en los distintos teatros de la capital gala, ha estado también muy vinculado al taller operístico de la Ópera de Sabadell. «Por desgracia, para formarse y emprender una carrera internacional es preciso salir no solo de Galicia, necesitas de unas herramientas que este país no puede darte, al menos por ahora», sostiene. Y destaca: «Aquí las únicas oportunidades para desarrollarte son las que ofrecen las poquísimas asociaciones que ofrecen programación lírica en Galicia, que aprovechan su prestigio para promover a la gente que está empezando».

Gabriel Alonso Díaz  Formación con grandes maestros. Quizá con la idea de paliar ese déficit estructural, el Teatro Real madrileño estrena este año una iniciativa bautizada como Crescendo por la cual varios jóvenes cantantes podrán recibir, a lo largo de la próxima temporada, formación en distintos aspectos esenciales de su carrera a la vez que irán fogueándose en conciertos, recitales y representaciones operísticas. Entre los escogidos en esta primera edición se encuentran el contratenor coruñés Christian Gil Borrelli y el barítono ferrolano Gabriel Alonso Díaz, alumno también de la Escuela Reina Sofía. Ambos han actuado ya en el ciclo de As novas voces galegas de la Programación Lírica coruñesa y Gabriel Alonso participó además en el de Lírica Inclusiva en un concierto con la Banda Municipal, el año pasado. Para el barítono, en Galicia «nunca ha faltado talento, pero sí buenos consejeros. Ahora hay una generación de jóvenes que despuntamos porque nos hemos ido fuera a estudiar con grandes maestros y quizá esto sea algo ‘contagioso’ . La competencia es muy sana para poder estar ahí arriba».

 

Ramón García Balado

 

Paseos compostelanos con la Banda Municipal

  Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela Primer tramo trimestral de temporada otoñal con la Banda Municipal dirigida por Casiano Mour...