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24/07/2024

Paulina Bielarczyk: Premio del VI Concurso Compostela Lírica

  Igrexa Santo Agostiño, Santiago de Compostela

La soprano Paulina Bielarczyk, ofreció una gala dentro de la serie de conciertos de la temporada estival de la Real Filharmonia de Galicia, como ganadora del VI Concurso Compostela Lírica que promueve Amigos de la Ópera de Santiago, que en la edición pasada estuvo presidido por un jurado representado por Patrick Canac, como representante de Les Musiciens du Luberon; Elisabeta Matos, en su calidad de responsable del Teatro Sâo Carlos, de Lisboa; Maciej Pikulski, pianista al que ya tuvimos en algunas de ediciones del ciclo de Lied; Victoria Stapells y Arturo Reverter- presidente del jurado-, como irrenunciables críticos musicales; la mezzosoprano y profesora de canto  Graziela Valceva Fierro y Celestino Varela, en representación de la Ópera de Oviedo.

Un programa en el que no faltaron  alicientes desde oberturas a movimientos de una sinfonía, hasta piezas por descubrir con una relevancia especial a las páginas operísticas entre Mozart y G.Verdi. Para  entrante, la obertura de Prometeo Op. 43 de L.v. Beethoven, perteneciente al ballet Die Geschöpfe des Prometheus, obra de juventud basada en una fábula clásica del héroe griego, y sobradamente descriptiva, por su puesta en escena por Salvatore Viganò, una música sustancialmente pródiga en sus pretensiones en las que Prometeo conduce a las estatuas al Parnaso y concede a Apolo el encargo de aproximarlas a los mundos de las distintas Artes y que por su parte, Apolo invita a Afinión, Arión y Orfeo a dar a conocer a las estatuas los secretos de la música, mientras invita a Melpómene y a Talía a desvelarles los misterios de la tragedia y la comedia. Prometeo, confiará a la postre a las criaturas de Terpsípore y a Pan, para que aprendan las técnicas de la danza pastoril, y a Baco para que se inicien en el mundo de las danzas de carácter orgiástico. Una obra que se estrenó en el Burgtheater vienés, el 28 de mayo de 1801, un ballet en 16 números, desde la Obertura: Adagio-Allegro-Allegro molto con brio (La tempestad).

Se trataba de ubicarnos en una ambientación propicia para un programa como el elegido Un problema persistente a lo largo de la sesión, la acústica nada propicia del templo para la música en los precisos resultados. Como primera pieza cantada, el recitativo y aria de Idomeneo de W.A. Mozart: Padre, germani, addio…, ópera antes del traslado a Viena y última de las tres grandes óperas serias que dominan la producción  frente a las óperas bufas, en Idomeneo, el rango, el peso y la pretensión de la música no dejaban muy atrás la realización escénica de acción grandiosa y solemne correspondiente a tal género. En ella, la orquesta se inserta en la construcción estructural admitiendo en conjunto su resolución y voluntad de compromiso de fundir en una ópera seria el drama operístico francés ya existente, Idomeneo re di Creta surgió como ópera del Carnaval del año 1781, por encargo de la corte del elector de Munich, trasmitido a través del  conde de Seeau, intendente del teatro. El aria resultó excelente credencial para una voz de fuerza expresiva y de un dramatismo atento a las demandas del personaje en su desesperación. Prueba de la idoneidad de esta soprano, avalada por el rigor de jurado a la hora de elegir la voz galardonada, entre la serie de ocho aspirantes en la final.

Jan Sibelius con el Vals triste Op. 44, un tiempo de (Koulema/ La Muerte), música incidental para una obra del dramaturgo Arvid Järnefeld, cuñado del compositor, para su estreno el 2 de diciembre de 1903, en Helsinki, al que pertenece este Vals triste, especialmente conocido y que destaca por aire patético y hasta lánguido que describe el episodio de una viuda que danza en brazos de la muerte, creyendo que son los de su añorado compañero. La orquestación contribuía  a realzar esa situación de lamento, distinguiendo en principio el fraseado de las cuerdas. Detalle a modo de transición gracias a la popularidad de que venía precedido.

Dos fueron las páginas elegidas de la ópera Cosí fan tutte, ossia la scuola degli amanti  K. 588, inmensa comedia perfecta en su equilibro sobre un libreto a la altura del gran Lorenzo da Ponte, comedia musical en dos actos, destinada a su estreno en Viena, manteniendo el mismo poder seductor que el Don Giovanni o Le Nozze di Figaro, definitivo drama giocoso, muy a pesar del título otorgado por el libretista aunque se evitan los números de relleno como observaremos en otras óperas, contribuyendo a una instrumentación que logra la atmósfera ansiada. Del segundo acto y en el segundo cuadro, recitativo y aria que culmina en Per pietà, ben mio perdonaFiordiligi asediada por Ferrando, mientras se debate el afecto que la une a Guglielmo, en un juego de aparentes personajes ficticios, caracterizados como albaneses. La soprano precisaba con delicadeza sus ansias de resolver un conflicto vanamente enrevesado por su imprecisa actitud. En otro momento, de Così fan tute, un encuentro en el jardín de la mansión para redundar en equívocos Fiordiligi, se nos presenta en el tercer cuadro del primer acto, en respuesta al adusto Don Alfonso, dominante en su voz de bajo y solterón empedernido, a quien sabrá contestar que tanto ella como su hermana resultarán inasequibles a sus requiebros, respondiendo con el recitativo y aria E non profaniCome scoglio. La soprano mostró una línea de canto elegante y matizada, con un legato atento a esos condicionantes debidos a las limitaciones del espacio acústico.

Amy Beach- Invocation-, precoz compositora norteamericana, había demostrado su talento siendo niña, al memorizar y retener una melodía cuando tenía un año de edad, tocándola poco después al piano, en su segundo año de vida, sin apenas recibir clases, lo que auguraba el futuro que prometía grandezas, un caso similar al de Fanny Mendelssohn, Lili  Boulanger o Elisabeth Maconchy, para dejar constancia de la superación de obstáculos, pronto será un caso más normal, al comenzar una vida activa a los 18 años, ofreciendo cada año recitales en público, bastantes con propósitos de beneficencia. En su vida, el hecho de la obligada superación cotidiana en un medio especialmente hostil. En su catálogo, interesa un trabajo como la Sinfonía Gaélica, estrenada en 1896, que motivó numerosos elogios. Invocatión, se recibió en arreglo de Sebastian Zinca, a través de una sonata para violín y piano, especie  una ensoñación enternecedora. Zinka en esta primera temporada con la orquesta, había dejado una convincente impresión dirigiendo una suite del ballet Alegrias, de Roberto Gerhard, una las conciencias musicales  en el exilio.

Un aria esta vez por Giuseppe Verdi, por Otello, con el Ave María, lamento de Desdémona, en esta ópera sobre libreto de Arrigo Boito, partiendo del Shakespeare de The tragedy of Otello, ópera estrenada en el Teatro alla Scala milanés, en febrero de 1887. Desdémona, la despreciada esposa del tiránico Otello, canta en su amargura este Ave María, en una libre adaptación del texto. Una plegaria que ha sobrevivido al margen de la ópera, por la permanente atención de las cantantes en su deseo de incorporarla a sus recitales, pieza también conocida como preghiera.

Un Beethoven para completar la tarde, con el Primer movimiento de la Octava Sinfonía en Fa M.p. 93. Calificada como la pequeña sinfonía por el propio autor y que fue compuesta en el período estival de 1812. Críticos habrá quienes digan que es la menos lograda de todas. La ligereza, el espíritu sofisticado y la concisión expresiva, resultan las conquistas de la obra. Los dos movimientos extremos, el Allegro vivace e con brio y el Allegro vivace, presentaban con seguridad y autoridad el clima creativo de la obra. Los dos temas del primer movimiento ayudan a crear una intención de doble personalidad, entre desenvuelto y festivo.

Ramón García Balado

 

Real Filharmonía de Galicia / Sebastian Zinka

Paulina Wielarczyk

Obras de W. A. Mozart, G. Verdi, L.v. Beethoven, Amy Beach y Jan Sibelius

Igrexa de Santo Agostiño, Santiago de Compostela

 

De cine con la RFG Y Baldur Brönnimann, en A Quintana

 Praza da Quintana, Santiago de Compostela


Concierto para los Festexos do Apóstolo en A Praza da Quintana o en caso de lluvia en el Auditorio de Galicia- día 26, a las 21 h-, con la RFG  en un programa que otorga preferencia a conocidas bandas sonoras de dominio público y que encabezan la sesión de tarde. Convidados especiales serán otros tres compositores, con piezas que en cierto modo están en la memoria de los aficionados. Edward Grieg, con La mañana, de la primera suite de Peer Gynt, página incidental compuesta por compromiso para el drama de Henryk Ibsen, con estreno en Oslo en el mes de febrero de 1876, un compromiso que respondía sencillamente a urgencias económicas. Esa primera suite se avanza con la página incorporada a esta velada de media tarde, La mañana (Allegro pastoral) en Mi M., desplegando una seductora melodía para flauta, a la que responderá el oboe con una continuación de las cuerdas en un crescendo poderoso, un tiempo que prepara la también con conocida página La muerte de Ase, en manos de las cuerdas. Del ruso Aran Khachaturian, cuyo tratamiento ortográfico no deja de crear confusiones, es autor de obras  incidentales como Spartakus, el ballet Gayaneh- con su  cimbreante Danza del sable-o Masquerade, del que escucharemos el vals, movimiento  que encabeza la serie de cinco. Obra nacida para una obra escénica sobre texto de Mikhail Lermontov, en el año 1945, en plena convulsión de la Segunda Gran Guerra. De la suite, este vals dedicado a quien había sido la primera actriz, Alla Kazanskaia, que interpretaba el rol de Nina, compartiendo protagonismo Iosif Tol Tolkhanov, como Abertim. Una pieza musical en la que bastante tendría que ver Nikolai Lermontov, y cuyo estreno se ofreció en Moscú bajo la dirección de Andrei Tutyshkin. Pavorosa fue la historia de este coliseo, destruido por un bombardeo de la aviación alemana en plena representación  causando una amarga cifra de muertos.

Héctor Berlioz con una muestra de su ópera Beatriz y Benedicto, la única que no debió esperar fecha de puesta en escena y que se convertirá en el adiós a ese medio, a pesar de que el compositor estaba en plenitud de facultades, tema al que  respondería que ya se sentía mayor para asumir semejantes riesgos. Un encargo de Bénazet, director musical de Baden-Baden, quien aprovecharía la apertura del teatro que se acababa de edificar en la ciudad, frente a la dura competencia de otros de mayor enjundia vigentes en otras ciudades. Un éxito absoluto y arrebatado, como garantía del entusiasmo y aceptación, logrando también que la orquesta se erigiese igualmente como gran protagonista.

El cine por excelencia comenzando con Leonard Bernstein: On the Town-Three dances-,  compositor que pronto se encumbrará desde su prèmiere con la New York Philharmonic Orchestra hasta convertirse en el mito de varias generaciones. En 1943, se estrenará con su primer musical sinfónico dedicado al teatro On the Town, que alcanzará Primeros premios de la  crítica al que seguirán Wonderfull Town o la opereta Candide y el eterno clásico de West Side Story, con la garantía permanente de su afortunada producción para el cine. Precisamente y para ese medio, un año clave será 1954, con la única banda compuesta para él como fue La ley del silencio, de Elia Kazan, sabiendo cuadrar las exigencias musicales y las urgencias impuestas por el guión.  Un músico que mantuvo en todo momento una asumida responsabilidad social, mantenida a través de programas didácticos de divulgación. Fue el primer norteamericano en dirigir en el Teatro alla Scala milanés, una garantía ganada por una larga experiencia con el medio escénico, compartiendo producciones con María Callas, para seguir en Viena, ciudad en la que se sentirá especialmente arraigado. Su vertiente literaria le llevó a escribir poemarios que le supondría Premios Grammy (1985) fundando también la institución Pacific Music Festival en Sapporo (Japón), en 1990.

John Barry- Memorias de África-, había presentado su primer trabajo con el filme Agente 007, de la serie James Bond, aprovechando el beneficio de haber nacido en un medio en el que su padre, era propietario de salas de cine, pudiendo seguir con entusiasmo en años de infancia los cortos  de Max Steiner y Korngold, asunto que impregnará su ansias de dedicarse al mundo del cine. En sus comienzos probó como intérprete de trompeta y pianista en un puente directo a la composición. En la etapa de los años sesenta se instalará en Londres, junto a otro histórico como Michael Caine, quien le animará a dirigir el filme Zulú, viviendo entonces una etapa afortunada y agitada, tras su emparejamiento con la actriz Jane Birkin, y entrando en colaboración con los popes del llamado Free Cinema. Lo demás vendrá por añadido, pero en lo relativo a las materias musicales que serán claves para sus bandas sonoras, reconocerá siempre las influencias de clásicos como Samuel Barber, Dmtri Shostakovich, S. Prokofiev o Gustav  Mahler, a los que se añaden por herencia del cine  Franz Waxman, un clásico de la época dorada.

John Williams- Suite de La guerra de Las Galaxias (2005)- ,compositor que se prodigará igualmente en la televisión, el músico de bandas como Indiana Jones; Harry Potter; Jurasik Park; The Patriot; Superman; E.T.,The Extra Terriotorial; Family Plot; The Fury…Un músico de inmensos recursos y para ofrecernos su vena creativa para esos filmes de grandes exigencias técnicas, que él mismo reconocería como una sublimación de maestros como Béla Bartók, las ampulosidades wagnerianas procedentes del Anillo del Nibelungo; Aaron Copland, William Walton, Vaughan Williams y a otro nivel, músicos obligadamente expatriados de la Alemania amarga como Eric Wolfgang Korngold, quien desarrollaría una carrera envidiable en los Estados Unidos, en trabajos para el cine.

Ramón García Balado

16/07/2024

 

 Iglesia de Santo Agostiño, Santiago de Compostela

 Concierto en Santo Agostiño-día 18, a las 20 h-, con la RFG dirigida por Sebastian Zinka, y destacando como solista la soprano Paulina Bielarczyk, ganadora del VI Concurso Compostela Lírica que promueve Amigos de la Ópera de Santiago, y que colabora en la sesión de esta tarde, que en la edición pasada estuvo presidido por un jurado representado por Patrick Canac, como representante de Les Musiciens du Luberon; Elisabeta Matos, en su calidad de responsable del Teatro Sâo Carlos, de Lisboa; Maciej Pikulski, pianista al que ya tuvimos en algunas de ediciones del ciclo de Lied; Victoria Stapells y Arturo Reverter- como presidente del jurado-, como irrenunciables críticos musicales; la mezzosoprano y profesora de canto  Graziela Valceva Fierro y Celestino Varela, en representación de la Ópera de Oviedo. Un programa en el que no faltarán alicientes desde oberturas a movimientos de una sinfonía, hasta piezas por descubrir con una relevancia especial a las páginas operísticas entre Mozart y G.Verdi. Como entrante, la obertura de Prometeo Op. 43 de L.v. Beethoven, perteneciente al ballet Die Geschöpfe des Prometheus, obra de juventud basada en una fábula clásica del héroe griego, puesto en escena por Salvatore Viganò, una música sustancialmente pródiga en sus pretensiones en las que Prometeo conduce a las estatuas al Parnaso y concede a Apolo el encargo de aproximarlas a los mundos de las distintas Artes y que por su parte, Apolo invita a Afinión, Arión y Orfeo a dar a conocer a las estatuas los secretos de la música, mientras invita a Melpómene y a Talía a desvelarles los misterios de la tragedia y la comedia. Prometeo, confiará a la postre a las criaturas de Terpsípore y a Pan, para que aprendan las técnicas de la danza pastoril, y a Baco para que se inicien en el mundo de las danzas de carácter orgiástico. Una obra que se estrenó en el Burgtheater vienés, el 28 de mayo de 1801, un ballet en 16 números, desde la Obertura :Adagio-Allegro-Allegro molto con brio (La tempestad).

Primera pieza cantada, el recitativo y aria de Idomeneo de W.A. Mozart:  Padre, germani, addio…, ópera antes del traslado a Viena y última de las tres grandes óperas serias que dominan la producción  frente a las óperas bufas, en Idomeneo, el rango, el peso y la pretensión de la música no dejaban muy atrás la realización escénica de acción grandiosa y solemne correspondiente a tal género. En ella, la orquesta se inserta en la construcción estructural admitiendo en conjunto su resolución y voluntad de compromiso de fundir en una ópera seria el drama operístico francés ya existente, Idomeneo re di Creta surgió como ópera del Carnaval del año 1781, por encargo de la corte del elector de Munich, trasmitido a través del  conde de Seeau, intendente del teatro.

Jan Sibelius con el Vals triste Op. 44, un tiempo de (Koulema/ La Muerte), música incidental para una obra del dramaturgo Arvid Järnefeld, cuñado del compositor, para su estreno el 2 de diciembre de 1903, en Helsinki, al que pertenece este Vals triste, especialmente conocido y que destaca por aire patético y hasta lánguido que describe el episodio de una viuda que danza en brazos de la muerte, creyendo que son los de su añorado compañero. La orquestación contribuye a realzar esa situación de lamento, distinguiendo en principio el fraseado de las cuerdas.

Dos serán las páginas elegidas de la ópera Cosí fan tutte, ossia la scuola degli amanti  K. 588, inmensa comedia perfecta en su equilibro sobre un libreto a la altura del gran Lorenzo da Ponte, comedia musical en dos actos, destinada a su estreno en Viena, manteniendo el mismo poder seductor que el Don Giovanni o Le Nozze di Figaro, definitivo drama giocoso, muy a pesar del título otorgado por el libretista aunque se evitan los números de relleno como observaremos en otras óperas, contribuyendo a una instrumentación que logra la atmósfera ansiada. Del segundo acto y en el primer cuadro, recitativo y aria que culmina en Per pietà, ben mio perdonaFiordiligi asediada por Ferrando, mientras se debate el afecto que la une a Guglielmo, en un juego de aparentes personajes ficticios, caracterizados como albaneses. Un encuentro en el jardín de la mansión para redundar en equívocos. Fiordiligi, en el tercer cuadro del primer acto, en respuesta al adusto Don Alfonso, dominante en su voz de bajo y solterón empedernido, quien sabrá contestarle que tanto ella como su hermana resultarán inasequibles a sus requiebros, respondiendo con el aria Come scoglio.

Amy Beach- Evocación-, precoz compositora norteamericana, había demostrado su talento siendo niña, al memorizar y retener una melodía cuando tenía un año de edad, tocándola poco después al piano, en su segundo año de vida, sin apenas recibir clases, lo que auguraba el futuro que prometía grandezas, un caso similar al de Fanny Mendelssohn, Lili  Boulanger o Elisabeth Maconchy, para dejar constancia de la superación de obstáculos, pronto será un caso más normal, al comenzar una vida activa a los 18 años, ofreciendo cada año recitales en público, bastantes con propósitos de beneficencia. En su vida, el hecho de la obligada superación cotidiana en un medio especialmente hostil. En su catálogo, interesa un trabajo como la Sinfonía Gaélica, estrenada en 1896, que motivó numerosos elogios.

Un aria esta vez por Giuseppe Verdi, por Otello, con el Ave María, lamento de Desdémona, en esta ópera sobre libreto de Arrigo Boito, partiendo del Shakespeare de The tragedy of Otello, ópera estrenada en el Teatro alla Scala milanés, en febrero de 1887. Desdémona, la despreciada esposa del tiránico Otello, canta en su amargura este Ave María, en una libre adaptación del texto. Una plegaria que ha sobrevivido al margen de la ópera, por la permanente atención de las cantantes en su deseo de incorporarla a sus recitales, pieza también conocida como preghiera.

 Un Beethoven para completar la tarde, con el Primer movimiento de la Octava Sinfonía en Fa M. op. 93. Calificada como la pequeña sinfonía por el propio autor y que fue compuesta en el período estival de 1812. Críticos habrá quienes digan que es la menos lograda de todas. La ligereza, el espíritu sofisticado y la concisión expresiva, resultan las conquistas de la obra. Los dos movimientos extremos, el Allegro vivace e con brio y el Allegro vivace, presentan con seguridad y autoridad el clima creativo de la obra. Los dos temas del primer movimiento ayudan a crear una intención de doble personalidad, entre desenvuelto y festivo.

Ramón García Balado

17/06/2024

Séptimo concierto de alumnos de la EAEM

  Escola de Altos Estudos Musicais, Santiago de Compostela

Llegamos al final de los conciertos de alumnos  de la EAEM, en su propio centro- día 19 a las  20´30 h-, con otros dos participantes, comenzando por Pablo Martínez Peiró, alumno de Jorge Fernández, con Simona Velikova,  que nos ofrecerá tiempos de obras a partir de Franz Joseph Haydn, en su Concierto en Mi b. M. Hob. VIIe. 1, para trompeta, última obra concertante aunque resta la posibilidad de que el Concierto para dos trompas  Hob. VII. 2, perdido, fuese compuesto después. El autógrafo está fechado en 1796, y se conserva en el Archivo de la Sociedad de Amigos de la Música de Viena, con la indicación curiosa de per il clarino, conociendo su estreno el 28  de marzo de 1800, por su dedicatario Anton Weidlinger (1767/1852), un músico que era miembro de la Orquesta de la Ópera de la Corte de Viena, desde 1792, músico que había inventado hacia 1795, una trompeta de llaves en Mi b., llamada al principio organisterte Trompete. No habían faltado con todo los intentos de perfeccionar el instrumento por las continuas presiones de los intérpretes, apurado por mejorar los recursos que planteaban las llegadas de obras que demandan mayores medios expresivos. Un apuro en memorar las posibilidades de instrumentos naturales, heredados de la época barroca, en medio de un clasicismo que imponía sus reclamaciones expresivas. Se fueron pues abandonando aquellos registros facilitando a la trompeta desempeñar un rol distinto en las orquestas, un avance innegociable para la mejora del sistema de pistones, experimentado entre 1811/2, por Heinrich Stölzel y Friedrich Blühmel.

George Philipp Telemann, el galante por antonomasia, dejará el Concierto en Re M., para trompeta, cuerda y continuo, sobre una música luminosa y seductora, especialmente en los movimientos con brio, rápidos para mayor realce y que se plantea en cuatro movimientos, con un Adagio inicial cuidadosamente equilibrado, espejo del quehacer del músico nacido en Magdeburgo, y con importante carrera en Hamburgo, llegando a fundar en Leipzig una orquesta de estudiante que dejará memoria, el Collegium Musicum al tiempo que era nombrado director del Teatro de la Ópera, lo que le ocasionaría enfrentamientos con otro histórico maestro, Kuhnau. Inquieto por carácter, se instalará en Eisenach, ciudad que asociamos con la familia de los Bach, convirtiéndose en pope y señor de las formas renovadas de música en Frankfurt, artista de envidiable evolución, acabaría rechazando la invitación para incorporarse al puesto de Gotha, aceptando en su lugar la plaza de Hamburgo, como kantor, del Johanneseum, repartiendo labores entre las cinco iglesias de la capital. De la obra elegida y gracias a las posibilidades de sus recursos, no estará de menos citar el Allegro brillante, bien desarrollado, pero puestos en materia de sus obras concertantes, igual trato merece el Concierto en La M. para oboe d´amore y cuerda, de timbre apagado que realza el carácter pastoral.

Pablo de Miguel Sánchez, alumno de Manuel Fernández con Eriko Ishimoto,  nos ayudará a descubrir a una compositora, Elsa Barraine (1910/99), a través de su pieza Crepúsculo y Fanfarria, para trompa y piano. Autora de un estilo propio del final del período neoclásico , el de Les Six, Maurice Ravel e Igor Stravinski, recibiendo pronto una aceptación de reconocimiento entre sus colegas de generación, llegando a ganar el prestigioso Prix de Rome, en 1929, por su cantata La vierge guerrière, una trilogía que recibió el título de Joan of Arc, siendo la cuarta mujer en recibir tan prestigioso galardón, después de Lili Boulanger, en 1913; Marguerite Canal, en 1920  y Jeanne Leleu, en 1923. Fue alumna de Paul Dukas, quien formaría a músicos como Yvonne Desportes, Maurice Duruflé, Claude Arrieu y Olivier Messiaen, y la influencia musical le llegaría a través de su propia familia, en concreto por su padre Alfred Barrier. Participó en la Resistencia Francesa en los años crudos, como parte activa de un grupo de señalado compromiso, dentro de una organización que editaba la revista Musiciens d´Aujour d´hui, organizando conciertos y otras actividades, en coparticipación con Roger Désormiére, Louis Durey y miembros de Les Six. EN 1972, el Ministerio de Cultura la nombró Directora de Música y entre sus obras destacan, Avis (1944); L´Homme sur la Terre (1949), ambos sobre la poética de Paul Éluard.

 Richard Strauss con el Concierto para trompa y orquesta, nº 1, Op. 11, género en el que compuso dos obras, con la mente puesta en su padre, notable intérprete del instrumento, trabajo de sus estudios en Munich y que estrenará Bruno Hayer, en la Tonkunstlerverein, bajo la dirección de Gustav Leinohs, con la Orquesta de Meinengen, en marzo de 1885. Su padre era trompa solista de la Orquesta de la Corte de Munich, y siempre quiso influir en su futuro como profesional. El Concierto nº 1, Op. 11, estéticamente obra clásico- romántica, dentro de un posicionamiento conservador, que se distanciaba de ese wagnerismo que tanta influencia ejercería sobre el propio Richard Strauss, mostrando aquí detalles que le acercan a Robert Schumann, en el movimiento central e incluso a Karl Mª von Weber, en el Final, en su resolución impetuosa. Las dos obras de este estilo, mantienen rasgos muy comunes a pesar de los años que las distanciaban.

Ramón García Balado    

Comienzo de curso en el CMUS, con la actuación de Isabel Rei Samartim, Carmen Ferreiro y Miguel Vizoso

  Conservatorio Profesional de Música de Santiago de Compostela Heitor Villa-Lobos   Actividad de apertura del curso en el CMUS, con un con...