16/05/2024

La Camerata de la OSG, dirigida por Wladimir Rosinskij, en el VII Festival Resis

 Palacio de la Ópera, A Coruña

Wladimir Rosinskij
Concierto del VII Festival Resis de A Coruña en el Palacio de la Ópera- día 18, a las 20´00 h.- con la Camerata de la OSG, dirigida por Wladimir Rosinskij, quien también presenta la versión para orquesta de cuerdas  de Animal Insomne, en un programa en el que de obligado cumplido tendremos una obra del homenajeado Luigi Nono, en su centenario, Post/praeludium per Donau (1987); el encargo confiado a Leticia Goás, por En concreto y  The Bridge of Souls (2016), de Richard Cameron Wolfe.   Luigi Nono, con Post/ praelidium per Donau, nos tienta con una composición surgida a partir del estudio de las posibilidades para la tuba y los recursos electroacústicos, ámbito de indagación que ocuparía buena parte de su trayectoria y en particular en los años clave. Para este trabajo, se verá asistido por Giancarlo Schiaffini para lograr compendiar las posibilidades de la tuba y la tecnología electrónica, en un período de cambios acelerados en estas perspectivas sonoras, lo que le facilitará una permanente revisión de las posibilidades pretendidas. La tuba electroacústica supondrá el verdadero eje radial para una obra en permanente confrontación, siempre a tenor de las demandas del intérprete solista en ese diálogo de desafío. El trabajo en la electrónica de Luigi Nono, dejará resultados ostensibles a partir de los ochenta, con el desarrollo en el Experimentalstudio de Friburgo del Sur de Alemania, perteneciente desde su creación en 1969 a la SWR (entonces SWF), uno de los reconocibles centros punteros en los trabajos de los recursos electrónicos, compartiendo labores con Hans Peter Haller, Peter Lawo, para proseguir con André Richard, camino precisamente del uso y expansión de medios expresivos y estratégicos en el movimiento de las fuentes sonoras. Habríamos de hablar de obras como Quando stanno morrendo. Diario Polacco nº 2 (1982); Das atmende Klarsein- en colaboración con el equipo instrumental de Heinrich- Strobel-, del año siguiente, en el  que también abordaría Guai ai gelidi mostri, pero mayor y definitivo impacto, supondrá Prometeo. Tragedia dell´ascolto, un verdadero aldabonazo para un híbrido operístico espectáculo, que provocará las iniciativas de los más osados directores de escena. Un espacio polimórfico sobre textos y montajes que no deja de impactar. Ejemplo será su trabajo Halaphon, aprovechando un instrumento a través de distintos altavoces en el espacio utilizado. Igualmente el intimismo subido de grado en La lontananza Nostalgica-Futura, aceptada en lo conceptual como el enmudecimiento hecho música.

 Wladimir Rosinkij- Animal  Insomne-, obra dedicada a la poética y a las fotografías de Manuel Vilariño, compañero y amigo, nos trae de nuevo a Rosinkij, músico de origen ruso y nacionalidad austríaca, graduado en viola y composición el la Hochschule für Musik (Viena), tras diplomarse en la Academia Musical de Krasnojarsk, en 1986. Fue Primer Premio del Kompoition-Wettebewerk in Rahmen des 10 Wiener-Sommer-Seminars, para las Nuevas Músicas, recibiendo el Fonderungspreis de Bundeskanzleramt, para compositores. Seguir sus labores creativas en nuestra tierra y en espacial con oa OSG, nos fue dejando trabajos de primer orden, como el Concierto Misterio para violonchelo, contrabajo  , orquesta sinfónica y electrónica, encargo de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas de la Fundación SGAE, obra que tuvo como solistas a  Rouslana Prokopenko y Uxía Martínez Botana, en colaboración con David Villa y el multi-instrumentista de ancestrales artilugios Abraham Cupeiro, obra ambiciosa en su pretensiones sonoras y tercera de una serie en esa forma. Ya en 2001, había ofrecido la Sinfonía para dos violas y grupo de rock, un espacio de riesgos asumidos. De más reciente memoria, resulta PangoliNN, nacida en medio del enclaustramiento de la temible pandemia del Covid-19. Otra curiosidad se recibiría por Taymir, para dos violas y orquesta, estrenada por Natalia Tchitch y David Quiggle, de menores dimensiones en lo formal. Obras de encargo para certámenes contemporáneos, no faltan en sus compromisos y para idea Fluvius Conscentia II, para violín, viola eléctrica, guitarra eléctrica, batería y camerata.

Leticia  Goás- En concreto, obra encargo y en estreno-, es trabajo de una compositora asentada en Zurich, donde comenzó sus estudios desde joven para volver a su tierra en A Coruña, continuando estudios con Nicolás Cadarso, Tatiana Prjevalskaia, logrando entonces el graduado de composición en el Conservatorio Superior de Castilla y León y en la Folkwang Universität der Kunste, con Iñaki Estrada y Günter Steinke, desarrollando masters de ampliación en la Zürcher Universität der Kunste con Niki Reiser  y André Bellmont. Asistió a masters de maestros como Tristan Murail, Stefan Prims, Grégori Lorieux, I. Diaguileva, Josep Planells, Germán Alonso, Antonio D´Anto, Hara Alonso, Sergio Moure, Ajntone Csabam Michael Obst y Stefano Gervasoni. Destaca en el espacio de la creación por su interés de las músicas programáticas para diversos espacios o el cine.

Richard CameronWolfe con The Bridge  of Souls  (2016), pieza con entresijos y recovecos desde la propuesta de su propio título, un puente que recibe la entrega amorosa y confidencial a través de los anillos que se arrojan al río. Compositor de Cliveland, formado en el Oberlin College (Indiana University)  , tuvo excelentes maestros como Joseph Baustista y Menahem Pressler, en materia de composición, y que ampliaría con Iannis Xenakis, Juan Orrego-Salas y John Eaton. Se trasladó a Nueva York, en esa ambición de cimentar su carrera especialmente en la danza contemporánea y el ballet, con trabajos para el Jeffrey Ballet y la Compañía de José Limón. Una de sus especialidades será el género de las micro-óperas, breves piezas condensadas y elaboradas, elaboradas a partir de textos poéticos meditados. Sus trabajos se estrenaron en lugares como el Cosmonautics Museum, el Zhytomyr Music College, la Ivon Franko University o el Siberian Festival of Contemporary Music- Dmtry Hvorostovski   

Ramón García  Balado

Stabat Mater, el Haydn de la Catedral de San Esteban

  A Coruña - 16/05/2024

Conciertos que nos ofrecieron la Orquesta y Coro de la Sinfónica de Galicia, In memoriam de Maria Rosa Vázquez Vaamonde, integrante del  de coro desde 1998, tuvimos las direcciones respectivas  a cargo de Javier Fajardo y la general, en manos de Carlos Mena, un tándem por una química irreprochable. Como solistas, la soprano Sonia de Munck, el tenor Thomas Cooley, la mezzo Anna Reinhold y el bajo- barítono Ferrán Albrich, voces de contrastadas escuelas por sus procedencias, abarcando géneros como las escuelas barrocas o Les Illuminations (Britten); El Pierrot Lunaire (emitido por la Fundación Juan March; las experiencias compartidas con William Christie, en sus formaciones; o la Hochschule für Musik Detmold.    

Coralismo nos ofrecieron con ambos directores para El Mesías de Händel en esa ambición de demostrar su complacencia de los aficionados que responden a su entusiasta entregada.  Fajardo es un profesional asentado en ese cargo que supo compartir con el de la Universidad de Valladolid, mientras asistía a curso de formación con Gary Graden, Frieder Bernius o Simon Halsey y Gijs Leenars , preparando futuras colaboración con el Kammerchor Stuttgart, la Klassische Philharmonie Stuttgart o el Rundfunckchor Berlin. Una importante experiencia había sido su participación en el Teatro Calderón vallisoletano, para Le Martire de Saint Sebastian, de Claude Debussy, con la Fura del Baus, en tratamiento escénico o un Orfeo et Euridice, de Gluck, en la versión francesa. También con la OSG y su coro, una recuperación emblemática por la Misa In memoriam de Luys de Camôes, de Bomtempo, la temporada pasada. Su colaboración con Carlo Mena fue desde los comienzos  una garantía de resultados respetables, el maestro Mena, contratenor y director, nos ofreció la temporada pasada un programa con obras de Gesualdo, Caldara, Haendel y Vivaldi. Incluyendo del veneciano el Stabat Mater RV. 621, con las voces de María Espada, Lucia Caihuela y Beth Taylor. Mena siguió las escuelas de R. Levitt, Gustav Leonhardt, D. Goodwin, Andrea Marcon, Ottavio Dattone o Christophe Coin y René Jacobs.

Franz Joseph Haydn llegó con el Stabat Mater, en Sol m. Hob. XX.bis., obra encuadrable con piezas como el Te Deum Hob. XXIII, en Do M. o el Salve Regina  Hob, XXXb.2 y el Liberame, Domine Hob, XXIIb.1, en Re m., obras para iglesia de sus años en la Catedral de San Esteban- perteneciente a este período-, y que lograría una gran divulgación entre los asistentes al estreno, en preparación a la llegada de los grandes oratorios, Die Schöpfung (La Creación), Hob.XXI.2 y Die Jahreszeiten (Las Estaciones) Hob. XXI. 3. Obra en este caso cuyo autógrafo ha desaparecido aunque figure en el Entwurf- Katalog y en el Haydn Verzeinchis, contando con varias ediciones en vida del autor, que le permitieron una aceptación importante hasta una recuperación posterior, facilitada por una copia de Johann Elsser, con su firma.

Obra para  solistas y coro asistidos por una orquesta austera: dos partes de violín, viola, dos oboes, bajo y órgano; los oboes se sustituyen por cornos ingleses en el aria de contralto O quam tristis y en el cuarteto Virgo virginum praeclara, resaltando el tratamiento dentro de la estética del Sturm und Drang, para esta obra de fecha incierta que no acerca a 1767. En trato confidencial Haydn consultará a Adolf Hasse sobre el desarrollo de la obra para su aprobación y la memoria recuperará la correspondencia mantenida con Scheffstoss, hacia 1768, y descubierta en 1957. Manuscritos se hallarán de la primera edición en manos de John Bland, en Londres (1783/4); la de Sieber, en París al año siguiente, la de Breitkopf & Härtel (Lepzig, 1803), que presentaba texto alemán o la que  modernizará  su instrumentación, de Neukomm, en esas fechas

Entre los posibles Stabat Mater, nos hallaremos con los de Caldara, Pergolesi, Traetta, Gassmann, Pergolesi, Draghi, Tuma, aceptando que Haydn realice por personal tratamiento para sus 13 números. Su respetado Hasse, no llegará a abordar un posible  Stabat Mater, con lo que perdía un modelo de referencia. En ciernes, obra en tempo moderato, podrá evocar oratorios posteriores, en una obra que algo conserva del estilo de cantata, con su influencia italianizante. Trece números comenzando por  El Stabat Mater dolorosa, para tenor y coro (largo en Sol m.) vino arropado como una larga introducción orquestal que se anunció por sus saltos de intervalos y contrastes dinámicos, sus unísonos y sus infrecuentes armonías, precediendo la llegada del solista y la creación de una atmósfera a la vez acogedora que concluía en un subyugante  pianissimo.   O quam tristis (larghetto en Mi b M, para voz de mezzosoprano, acompañada por dos cornos ingleses, dos oboes, de una sonoridad velada, por una orquesta que se pronunció en un trémolo acentuado por su tensión dramática.

Quis  est homo, para el coro (lento en Do m., un primer reconocimiento para la labor de Javier Fajardo, un reclamo a los Cielos de forma interrogativa Quis est homo?  Forma de queja acentuada e incisiva, que se remarcaba por un estilo fugado, expresando la opresión circundante.  Quis non posset, para soprano,  moderato en Fa M., preparó el estado de ánimo de Pro peccatis suae gentis, para voz del bajo-barítono (Allegro ma non troppo, en Si b. M.,) idea de aria seductora y enérgica, en mayor, de la tónica de la obra, concentrada en unísonos eficaces dentro de un tempo agitato, en oposición a la unidad atmosférica de la obra permaneciendo en una tonalidad bemolizada que abandonará en el tramo final.   Vidit suum dulcem natum, para tenor (lento e maestoso, en Fa m.), evoca la demanda de La Madre asistiendo a la muerte de su Hijo, tiempo en el que  Haydn recurre a esa tonalidad manifestando la desesperación más trágica.  Eja Mater, para coro (Allegretto en Re m.), tercera intervención del coro, en un lamento incandescente en una actitud animada de los extasiados creyentes.

Santa Mater, de nuevo para soprano y tenor- larghetto en Si b M.-, primera aparición de soprano y tenor, para un dúo perfectamente elaborado.  Fac me vere, para mezzosoprano- lacrimoso, en Sol m.-, precedido del relativo Mayor de la obra (Si b.), recuperando el estado atmosférico de súplica y lamento del comienzo.  Virgo virginum plaeclara, para cuarteto de solistas y coro-Andante en Mi b M.- acompañado de corno inglés, décimo número culmen de la obra tanto desde la idea arquitectónica como expresiva, que discurría dentro de una profunda respiración por su intensidad emotiva. Solistas y coro se opusieron claramente por necesidades expresivas.   Flaminis  orci ne succedent, para bajo- barítono- presto en Do menor-, repetición progresión tonal del comienzo, seguida de un aria espléndida propia del estilo Sturm und Drang, por su patetismo.  Fac me cruce, para tenor- moderato en Do M-contrasta por su aire sereno y etéreo, transición hacia el tiempo final. Quando corpus, para soprano, mezzo y coro- largo, en Sol m.- seguido por Paradis Gloria, alla breve, en Sol m., para soprano y coro.

Quando corpus, episodio final, en la tónica, como idea, no era idea común en el compositor. Le Paradis Gloria, perfecta conclusión que esclarecía  el conjunto del Stabat Mater. Virgo Virginum praeclara, pasaje sublime del Stabat Mater, fue el preciso para disfrutar del talento de una soprano de naturalidad expresiva, Sonia de Munck; un tenor robusto al tiempo que ligero y amplio, Thomas Cooley; la mezzo Anna Reinhold, por coloratura y dominios para estos repertorios y un bajo-barítono Ferrán Albrich, de recursos vibrantes que podrían acercarnos a la idea que tenemos de un barítono que se expresa con suficiencia entre dos cuerdas.

Ramón García Balado

 

Sonia de Munck. Thomas Cooley. Anna Reinhold. Ferrán Albrich.  

Coro y Orquesta Sinfónica de Galicia / Javier Fajardo y Caros Mena

Haydn: Stabat Mater. Hob.XX. bis

Palacio de La Ópera, A Coruña

publicado en RITMO, edición digital

14/05/2024

Enrico Onofri con la RFG, entre Beethoven y compositores del clasicismo

 Círculo das Artes, Lugo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

Visita de Enrico Onofri de nuevo con la RFG, siempre con la actitud entusiasta para un programa que le viene a su medida, para los dos conciertos, el primero en el Círculo das Artes de Lugo día 15 a la 20´00 h-, y el segundo al día siguiente en el Auditorio de  Galicia-20´30 h-, añadiendo sesión previa de Conversando con…19´45 h., en charla distendida con los aficionados, anunciando en programa obras de A. Sachini, J.M. Kraus, F. Paër y L. v. Beethoven, Onofri es un talentoso maestro que probó la dirección con formaciones como La Toscanini (Parma); Münchener Kammerochester; National d´Auvergne; Haydn Philharmonie; Ac. Montis Regalis; siempre atendiendo a criterios musicalmente informados. Tuvo primeras experiencias con J. Savall, en la Capella Reial, como concertino,  para seguir con Concentus  Musicus WIen; Ensemble Mosaiques e Il Giardino Armonico, comenzando largas giras mientras probaba como director residente en la Wiener Kammerorchester, el Festival de Lucerna, el Maggio Musicale Fiorentino, además abordar producciones operísticas en un intercambio de proyectos. Sus registros recibieron premios como Grammophon Award; Grand Prix des Discophiles; Fondazione  Cini (Venecia); Diapason D´ Or o Choc de la Musique, Ejerce la docencia en el Conservatorio A. Scarlatti de Palermo.

 Onofri, en libertad de ingenio por el programa elegido y en especial por obras nacidas del espacio escénico nos ofrecerá: Antonio Sacchini- Ciaccona en Do m-, florentino igualmente, sabrá seguir los dictados de las docencias en el Cons. San Onofre (Napoli), siendo un apreciado compositor de óperas de género serio: Allesandro nell´Indie (libreto de Metastasio); Olimpiade; L´Isola d´Amore, preparando su traslado a Venecia como director y probar después en Londres, con títulos como Didone abandonata (Metastasio, como garante), o Tamerlano, para el Haymarket, de la capital. Célebre había sido su disputa con Piccinini, por Chimene, en la Guillard Opéra, en 1784, un músico afecto a las formas clásicas en sus propuestas más convencionales.  

Josef Martin Kraus- Sinfonía en Do m.-, alemán destinado a ejercer su carrera en Estocolmo y atento a esas corrientes clasicistas que determinarán a toda una generación, marcado por sus estudios en Maguncia, con los jesuitas en las aulas del abad Vogler, probando de cierto en otras materias ajenas a la música. Hacia 1778, se decidirá por ese traslado a Suecia que resultará definitivo, acaparando obligaciones directoriales en la Orquesta de la Ópera Real de la Corte, oficio que redundará en una carrera con seguras perspectivas y que le permitían giras por Europa, conociendo a maestros como Franz J.Haydn; Christoph Willibald Gluck o Albrechtsberger. La música instrumental será uno de sus grandes recursos y para muestra la obra que se nos ofrece, impregnada de los modismos que anuncian nuevos estilismos.

Ferninand Paër, compositor parmesano con otra obertura, en concreto de su ópera Leonora, músico que siguió la escuela del napolitano Gaspare Ghiace quien orientó su futuro en óperas como Orphée et Euridice (en francés), destinada a Parma. Maestro de capilla, fue afortunado en este espacio del género lírico, con óperas como Le Astuzie amorose; I Pretendenti burlati, poco antes de ser invitado a Viena acompañado de la cantante Riccardi- su mujer-, para trabajos como esta Leonore ossia l´amore conjugale, a partir del conocido texto de Bouilly, merito que le facilitará su incorporación a la corte napoleónica, desde la ocupación en Varsovia hasta su vuelta parisina, como sucesor de la Capilla Imperial. No fue ajeno a las notorias influencias de las músicas de su tiempo, desde Cimarosa a Guglielmo o Cherubini y Mozart.

 Beethoven y la Sinfonía nº 4 M. Op. 60, obra del período vienés y destinada al Palacio del Príncipe Lobkowitz, uno de sus habituales mecenas, con estreno en 1806, antes de su presentación púbica poco después en el Hofftheater, en donde fue bien acogida. El conde Oppersdorf, apreciado melómano y mecenas ilustrado, fue uno de sus mayores defensores, para esta obra que culminaba un período de buenas noticias tras la recepción de los exigentes Cuartetos Razumovsky y el estreno del Concierto para violín Op. 61, quedando en medio, la noticia incierta de sus devaneos amorosos con la condesa Therese von Brunsvik. Cappelletto no negará el reconocimiento de la obra, aceptando que era una composición alegre y luminosa, ajena a la marcha fúnebre de la Heroica, para esta obra encuadrable entre la segunda repetición de Fidelio y un viaje a Hungría, precisamente para encontrarse con su apreciado conde von Brusnvi

El Adagio inicial, una deuda con el viejo Haydn, resulta un tiempo inusualmente largo dentro del sinfonismo beethoveniano, concediendo protagonismo a lo instrumentos de viento y una recreación misteriosa de las cuerdas propiciando el encanto sonoro de los clarinetes y con la vista puesta en el realce por el batir de timbales mientras tímidamente asoman detalles, para un tutti que de ofrece en forma de cantábile gracias al clarinete  y  resto de maderas y trompas sobre un acompañamiento orquestal que aboca a un panissimi al que sigue un fortissimo,  que nos llevan   al Allegro vivace, Si b M., en forma de doble scherzo acompañado por dos tríos, tiempo tenso en fortissimo a partir de los primeros violines, clarinetes y fagotes, sobre un acorde perfecto de Si b. y una vuelta al scherzo. Un pocco meno allegro, resurge en las maderas y trompas con respuesta en primeros violines, hacia la entrada de fagotes, segundos violines y violas, en una pronunciada acentuación. El Allegro ma non troppo final, expresa una ligereza apacible que deriva en un vértigo que desdice el planteamiento de las sinuosidades de los violines, entre arabescos instrumentales que facilitan el enérgico final en tutti, en su cascada de acordes desde el primer tema enunciado, preparando otras figuraciones coloristas de oboe y arpegios de violines culminados en una detallada reexposición y la correspondiente coda vivaz y entusiasta, propiciada por un breve desarrollo entre frases omnipresentes que arrastran al resto de la orquesta sin concesión alguna.

Ramón García Balado  

11/05/2024

Dende a sétima arte: Banda Municipal en A Quintana

 A Quintana, Santiago de Compostela

Concierto en A Quintana de la Banda Municipal con su titular David Fiuza Souto  la colaboración de Paula Cereixo y Monti Castiñeiras, para un programa dedicado íntegramente a bandas sonoras de dominio público entre los aficionados-día 12, a la 19´00 h-, comenzando por John Williams-The Cowboys-maestro que destacará igualmente por algún curioso documental o las adaptaciones a partir de obras como Goodbye Mr, Chips, o The Fiddle on the Roof- tomando canciones de Jerry Bock y Sheldon Hamick. Viajero incondicional, se trasladaría desde la Costa Este a Los Ángeles, en donde completará su formación en la UCLA, mientras asiste a la docencia de maestros que determinarán su futuro, músicos como Mario  Castelnuovo Tedesco, en primera línea. Durante una etapa primeriza, se centrará en arreglos para bandas militares pero en su vuelta a Nueva York, su incorporación a la Juilliard School, le facilitará el poder estudiar con Mme Rosina Lhevine, probando sus aproximaciones al mundo del jazz, en un espacio de aclimatación a los géneros cinematográficos.  En Los Ángeles, se incorporará a la orquesta de los Estudios de la Columbia, en donde conocerá a insignes maestros como Bernard Hermann, Albert Newman o Franz Waxman, cuyas bandas cubrirán una etapa del cine dorado de los cincuenta, mientras le encontramos compartiendo como pianista, importantes experiencias con las orquestas de André Previn o Henry Mancini- registrando vinilos en los estilos más diversos con garantía de éxito comercial-, ejemplo será Hollywood Composers con André Previn.  La televisión le reclamará inmediatamente, logrando a través de ese medio un par de Premios Emmy, recibiendo de nuevo la invitación como arreglista para la 20 Th, Century Fox. Género de rango, serán aquellos filmes de gran aparato de recursos como La Guerra de las Galaxias, experiencia para la qu recurrirá en su dimensiones más ambiciosas a orquestaciones desmesuradas y recursos técnicos apabullantes. Un cambio de orientación y por sus connotaciones específicas, será La lista de Schindler, quedándonos perceptibles influencias de William Walton, Aaron Copland, Vaughan- Williams o Erich W. Korngold.

Leonard Bernstein, para no ser menos, apunta a las Four dances del filme y musical West Side Story, modelo e idea que también descubrimos en Candide, Trouble inTahiti o los ballets Fancy Free y The Dybbuk Variations. El primer musical sinfónico del autor fue estrenado en 1943, compuesto para el teatro, poco antes de que su trabajo On the Town, obtuviese el Premio de la Crítica neoyorquina. Hasta 1954, no conseguirá firmar una banda sonora para el cine y será por La ley del silencio, dirigida por Elia Kazan, marcada por un romanticismo de temple intenso y saturado, en años en los que su compromiso social, será patente de una actitud ética y artística. Bernstein es será el primer americano en dirigir a la mítica Maria Callas (1953), en el Teatro alla Scala (Milán), aventura europea ligada a la ópera, que tendrá continuidad en los sesenta con la Wien Oper, de la que sería nombrado miembro honorífico. Todo ello venía precedido de los conciertos propuestos por la CBS, interpretando la Quinta Sinfonía de Beethoven, en la serie de Concerts for Young People.   Bernstein, en sus comienzos, habría de agradecer a  Bruno Walter, quien le invitó a ocupar su plaza como director de la New York Philharmic, en 1943, que supondrá una exitosa transmisión radiofónica.

Howard Shore- The Lord of the Rings-, un músico saxofonista e improvisador virtuoso, se decantará por el cine curiosamente tras haber recibido claras influencias de Art Blakey, Bobby Timmons, Cannonball Adderly a la par que de Bernard Hermann, Samuel Barber o Ennio Morricone, un creador pues de amplia paleta de recursos, no resultará extraño que le encontremos rompiendo lanzas con artistas de todo género, entre los que también tendrán cabida los cómicos. Un salto al vacío será la serie The Lord of the Rings o The Return of the King (2003), o las series televisivas Saturday Night Live, Scales of Justice y Late Night with Conan.  La  prestancia y habilidad en aprovechar recurso, dejará consecuencias positivas en la trilogía dirigida por Peter Jackson- El Señor de los Anillos-, con la que conseguirá varios Premios de la Academia.

Hans Zimmer- Music from Gladiator-, director de los Estudios Dream Works, había comenzado su carrera con sencillos jingles publicitarios, para la Air Edel Asociates, uniéndose a Trevor Horn y Geoff Downes, logrando un primer gran éxito por Video Killed the Radio Star. La música electrónica acaparará sus preferencias convirtiéndose en pionero de técnicas avanzadas por vía digital de ordenadores, entremezcladas con orquesta sinfónica, recreando ritmos espectaculares siempre manejando complejidades acústicas, en beneficio de bandas sonoras de apoyo. Ya en 1997, había recibido la confianza de asumir máximas responsabilidades en los Estudios Dream Works, a medias con Steven Spielberg, puesto que le permitirá elaborar bandas sonoras compartidas con el cuadro de colaboradores, en un estilo de renovador clasicismo grandilocuente, perfecto para los medios a los que estaba destinado. Entre aquellos músicos, aparecerán Gavin Greenway, Harry Gregson-Williams, Heitor Pereira, Mark Mancina, Bruce Fowler, Klaus Badelt o Patrickv Cassidy.

John Barry- Out of Africa-, compositor complejo en el que se aceptan influencias de Samuel Barber o Gustav Mahler, o las evidentes de creadores para el cine como Franz Waxmann, había nacido en un medio propio para ese espacio por su padre, propietario de una sala de cine, en donde pudo impregnarse hasta el agotamiento de las influencias de bandas sonoras que serán decisivas en su futuro. En 1962, estrenará la primera banda sonora, en la que aportará ideas fundamentales,  para la película de James Bond: Agente 007, contra el Doctor No, banda firmada por Monty Newman y en la que John Barry  por sugerencia del productor Albert Broccoli, será responsable para su conclusión. Un paso seguro que tras instalarse en Londres, tendrá como compañero de aventuras a Michael Caine, quien le sugerirá probar como compositor en la película Zulú, y de esa forma irán llegando sus aportaciones para el mundo del cine.

Nino Rota-Nino Rota,film Music-, siempre con Federico Fellini como telón de fondo y cuyas influencias  primeras le  vendrán por Ildebrando Pizzetti o Malipiero, aproximándose de manera ingeniosa al folklore italiano, pasado por su propio filtro, perfectamente asimilado a este medio escénico. Siempre habrá una tonada suya que reverbere en la memoria sonora de nuestra sensibilidad más aguda, entre el puro lirismo y la ternura a flor de piel, reverdeciendo precisamente en cada una de sus grades películas. No dejaremos al margen alguna de las óperas que compuso como Ariodante, Torquemada y el curioso musical Il cappello di paglia di Firenza, auténtica inspiración en la Commedia dell´arte , que también encontraremos en el cine.  

James Horner-The Mask of The Zorro-, músico formado como trompista de atril y pasado a proyectos en estas dimensiones, tras recibir enriquecedoras clases de György Ligeti, una tentación para secundar experiencias en los géneros contemporáneos, pero la historia deparará un futuro conocido en otros ámbitos. En los comienzos, John Williams pudo aparecer como colega de travesía, aunque su personalidad será claramente distinta. En el mundo sinfónico, dejó una obra de éxito notable, Spetral Shimmers, a la que se añadirá  Capitan Eo, para la que usará recursos en tres dimensiones.

Ramón García Balado

Conciertos de alumnos del Curso de Cámara Airas Nunes en el CGAC

  Centro Galego de Arte Contemporánea,  Santiago de Compostela Para culminar las actividades del Curso de Cámara Airas Nunes de Cámara , con...